Si los coches son tu pasión, sin duda, estarás de acuerdo conmigo en que no son necesarias grandes cifras de potencia ni desembolsos desorbitados para disfrutar al volante. De hecho, esa es la filosofía de todos los que escribimos en Motor1.com España: disfrutar al máximo de cada modelo, acorde a sus cualidades.

Por eso, hemos querido llevar a cabo esta prueba tan especial, con dos modelos que poco tienen que ver entre ellos... más allá de que te dibujan una sonrisa en la cara, cuando los conduces en sus hábitat predilectos. 

Por un lado, tenemos un deportivo de bolsillo como el Abarth 595 esseesse 70 Aniversario, un verdadero as de las reviradas carreteras de montaña. Por el otro, un pick-up como el Toyota Hilux, el auténtico rey de las pistas de tierra, vinilado con los colores del modelo que ha disputado el Dakar 2020. Dos vehículos que, como puedes ver en el vídeo que encabeza la prueba, son realmente buenos en lo suyo...

Y lo mejor de todo, como te comentaba al principio, es que la diversión está garantizada sin necesidad de 'hipotecarse'. Porque es cierto, ninguno de los dos es una ganga, pero los 31.550 euros que anuncia el Abarth 595 y los 43.850 del Hilux Legend Black (40.350, con descuento), no son cifras estratosféricas.

Empezando sobre el asfalto, pocos modelos se me ocurren mejores que el pequeño utilitario italiano, que está altamente 'vitaminado', en el caso de esta versión deportiva esseesse, con la que se conmemora las siete décadas de la marca, creada por Carlo Abarth en 1949.

De este modo, el 595 incluye elementos como las llantas de aleación Super Sport de 17 pulgadas, en color blanco, y el equipo de frenos de alto rendimiento, con pinzas Brembo y discos de 305 milímetros, delante, y de 240, detrás.

Pero hay mucho más, tal y como demuestran la suspensión con amortiguadores de dureza variable Koni FSD o un sistema de escape, firmado por Akrapovic, que suena realmente bien… aunque no sé si llega a ser tan escandaloso como el clásico Record Monza.

Uno de los elementos que destaca sobre el resto es el motor turboalimentado de gasolina, conocido como 1.4 T-JET, que incluye un filtro de aire BMC y anuncia 180 CV y 250 Nm de par máximo. Pero lo mejor de todo, es la respuesta que ofrece, 'catapultando' al ligero conjunto (1.045 kilos en vacío) cuando hundes el pie contra el pedal del acelerador.

De hecho, asociado a una caja de cambios manual de cinco velocidades, es capaz de alcanzar los 225 km/h de velocidad máxima y acelerar de 0 a 100 en 6,7 segundos.

Pero más allá de los datos, lo que te enamora del Abarth es cómo se mueve en carreteras de curvas, donde presume de una agilidad tremenda, combinada con unas reacciones bastante vivas, que no hacen sino incrementar la emoción al volante.

Además, algo realmente bueno, es que resulta casi igual de efectivo en curvas lentas, donde se le exige con decisión a los frenos, como en las rápidas y enlazadas, en las que no se resiente ante los cambios de dirección. Además, si el conductor quiere sumar un puntito más, opcionalmente, es posible equipar un diferencial autoblocante en el tren delantero.

Todo, acompañado de una melodía, procedente del sistema de escape Akrapovic, que hará que apagues el sistema de sonido durante tus 'tramadas' habituales...

Sin embargo, al final de la ruta con el Abarth, el asfalto se convierte en grava y, en ese escenario, es el Toyota Hilux el que está esperando. Como comentábamos al comienzo, se trata de la versión Legend Black del pick-up japonés, pero decorado con los colores de Gazoo Racing y los nombres de los pilotos y copilotos que han competido con el equipo sudafricano en el Dakar 2020. 

A fin de cuentas, además de mantener cierto parecido estético, el Hilux ha servido de base para desarrollar el modelo de competición que venció la prueba en el año 2019, en manos de Nasser Al-Attiyah y que, en esta edición, ha alcanzado el segundo puesto en la clasificación general, así como un alto interés mediático, por tener a Fernando Alonso al volante.

Eso sí, más allá de las pegatinas, este Hilux poco tiene que ver con el Toyota de Alonso, empezando por la parte mecánica. En este sentido, se prescinde del motor 5.0 V8 de gasolina, de 325 CV, en favor del bloque turbodiésel 2.4 D-4D, de 150 CV. Es cierto, no corre ni la cuarta parte... pero gasta bastante menos, eso sí.

Aunque el Hilux también se ofrece con cambio manual, esta variante recurre a una transmisión automática con convertidor de par, de seis velocidades y sin levas tras el volante, algo que obliga a echar mano al selector, si se desea llevar a cabo un manejo manual-secuencial. Y cuando el trabajo se te acumula, en forma de contravolantes, puede llegar a ser una molestia.

A su lado, trabaja un sistema de tracción total conectable, con reductora y bloqueo trasero. Aunque como te puedes imaginar, en este tipo de pistas, la propulsión trasera debe ser la opción escogida si buscas diversión pura...

En este escenario, el Hilux da lo mejor de sí, gracias a una suspensión que absorbe muy bien, a una altura libre al suelo de 29 centímetros y a unos neumáticos Cooper Tyres de tacos, con etiqueta M+S. Elementos que, fuera de las pistas, cuando el terreno se complica, también le permiten seguir avanzando sin problema.

Volviendo a las zonas rápidas, si se suma el hecho de contar con un eje rígido con ballestas en el eje trasero, así como circular sin carga, el resultado es una zaga bastante juguetona, que te permitirá ir 'barriendo' los caminos, de lado a lado, enlazando curvas a gran velocidad.

Eso sí, de vuelta al asfalto, sus aspiraciones deportivas se frenan en seco, con una velocidad máxima de 170 km/h y una aceleración de 0 a 100 en el entorno de los 13 segundos (12,8 en el automático y 13,2 en el manual).

Después de verlos a los dos en acción, solo nos queda hacerte una pregunta: con cuál te quedas... ¿con la precisión del Abarth entre curvas o con la brutalidad del Hilux en los tramos de tierra?