Dentro de los superdeportivos, habrá quienes digan que las versiones descapotables son más pesadas, firman 'peores' prestaciones, pierden rigidez torsional y, en algunos casos, no son tan bonitas como los modelos cerrados. Puede que no les falte razón en algunos casos, pero qué queréis que os diga, conducir el Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet PDK 2020 es para sentirse un tío muy afortunado.

El coche impresiona nada más acercarte a él y tiene una planta absolutamente extraordinaria. No en vano, se acerca a los 1,9 metros de anchura y apenas se eleva 1,29 metros sobre el suelo. Además, es realmente bonito e impactante, tanto con la capota puesta como con ella guardada, para qué decir lo contrario.

Al acceder al interior, compruebo con mucha satisfacción que el espacio disponible en las dos plazas delanteras resulta bastante acogedor, teniendo en cuenta el tipo de coche que es. A pesar de mi elevada altura, no me encuentro encajonado y la luminosidad es mayor de la esperada. Por supuesto, me encanta la postura de conducción, pegada al suelo y con las piernas bien estiradas.

Poco uso se le pueden dar a los dos asientos posteriores, sin apenas inclinación del respaldo. Eso sí, vienen perfectos para dejar el abrigo o un maletín sin tener que estar abriendo siempre el maletero. Por cierto, la zona de carga es la misma que la del modelo cerrado: 132 litros en un espacio situado debajo del capó delantero.

Como sucede en otros descapotables, la visibilidad en diagonal trasera queda muy reducida por la presencia de la capota, así que hay que tener más precaución en alguna que otra incorporación y asegurarse bien de la maniobra a través de los retrovisores. Igualmente, el volante tapa las esferas laterales de la instrumentación (hay cinco en total). No todo va a ser perfecto en un Porsche... 

 

Pero pasemos a la acción. Mientras me alejo de la ciudad para ir en busca de secundarias 'picantes', compruebo que el 911 Cabriolet es bastante más cómodo de lo que uno puede llegar a pensar previamente. En mi caso, ya tuve la fortuna de saborear esta configuración en el 911 Carrera 4S 'cerrado'.

Incluso en el modo Sport de la suspensión adaptativa PASM, que reduce la altura libre en 10 milímetros, los ocupantes no sufren en exceso cada irregularidad de las carreteras, aunque supone una puesta a punto firme, obviamente. Además, no se produce ni el más mínimo 'crujido', muestra de que este cabrio se ha fabricado con los máximos estándares de calidad.

Lógicamente, con la capota puesta, el ruido aerodinámico es ligeramente superior al de la carrocería coupé. No obstante, tan solo se aprecia un mayor sonido en la parte trasera, no en la confluencia de los cristales laterales con la carrocería, y no supone un contratiempo para largos viajes. Además, siempre es un placer escuchar, detrás de nosotros, el rabioso motor bóxer biturbo de esta unidad.

En mitad del camino, hago una parada para retirar automáticamente la capota multicapa y empezar a sentir la plena vivencia de un descapotable. Esta operación, que tan solo implica 12 segundos, también se puede realizar a una velocidad máxima de 50 km/h. 

El deflector automático, situado detrás de los asientos traseros, 'anula' las plazas traseras, pero se convierte en el mejor aliado posible para que no se generen turbulencias a velocidades de crucero. El resultado es un trayecto realmente placentero para todos los sentidos. Como curiosidad, gusta poder observar por los retrovisores exteriores los poderosos hombros del coche.

El propulsor de seis cilindros horizontalmente opuestos cubica 3,0 litros, cuenta con dos turbocompresores y entrega 450 CV a 6.500 rpm, así como un par máximo de 530 Nm entre 2.300 y 5.000 vueltas. Como podrás suponer, suena y empuja de maravilla, hasta el punto de que llegamos a los límites de velocidad legales en un suspiro.

En este caso, la transmisión asociada es la automática de doble embrague PDK, con ocho velocidades, cuya gestión es simplemente perfecta, sobre todo en la salida de las curvas lentas, pues nunca deja el propulsor en un régimen demasiado bajo, sino en uno perfecto para salir catapultado hacia el siguiente giro.

Por supuesto, contamos con levas para sentirnos aún más protagonistas en la conducción, aunque el disfrute en el modo automático también es soberbio, ciertamente. Por si fuera poco, el escape deportivo (desde 2.973 euros) proporciona una 'melodía' excitante. 

A pesar de que esta unidad no cuenta con el paquete Sport Chrono, el Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet PDK anuncia una aceleración de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos (3,6 con el paquete antes mencionado) y una velocidad máxima de 304 km/h. Te podrás imaginar cómo te quedas pegado al asiento en fuertes aceleraciones...

El consumo medio homologado llega a 10,7 litros cada 100 kilómetros. A velocidades constantes fuera de la ciudad, se pueden lograr registros de una sola cifra sin mucha dificultad. En cambio, en una conducción deportiva, el gasto se eleva hasta lo que puedas exprimir el coche.

Comienzo a vislumbrar las primeras curvas. Al empezar a negociarlas, compruebo la extraordinaria agilidad del coche. Claro, va dotado con un tren trasero directriz (2.566 euros), una solución sensacional para que el coche se comporte en giros lentos como un deportivo de menor tamaño.

Apenas tengo que mover el volante para realizar cambios de trayectoria y el peso (más de 1.600 kilos en vacío) no se hace notar en este escenario tan técnico. Además, el centro de gravedad es tan bajo, que no hace falta recurrir a una suspensión seca para que el coche sea un as en las curvas.

El coche también cuenta con el Porsche Dynamic Chassis Control Sport (PDCC Sport, 3.665 euros), una estabilización activa frente al balanceo, que otorga un aplomo soberbio y hace que la carrocería vire plano, incluso enlazando curvas.

Gracias al sistema de tracción total PTM, podemos permitirnos la licencia de acelerar con el coche ligeramente descolocado y no perder el control del vehículo. En general, el ritmo que podemos conseguir es absolutamente demencial y el descapotable se muestra muy neutro, sin presentarse atisbos de subviraje ni de sobreviraje. 

Desde luego, como dije con el modelo cerrado, hay que ser un piloto profesional y estar en un circuito para poder sacar todo lo que tiene dentro este automóvil. ¡Qué cochazo! Ah, y no hacen falta los frenos carbocerámicos para que el coche se detenga en distancias cortas, incluso en un uso intenso por carreteras abiertas al tráfico. 

Pero claro, hay que 'pasar por caja' y este Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet PDK no es precisamente barato. Cuesta nada menos que 165.255 euros, a los que hay que sumar los extras (algunos casi obligatorios) que el cliente quiera instalar. Así las cosas, se pueden rozar o superar los 200.000 euros si nos gusta mucho la personalización. 

La decisión de compra ya es cosa de los multimillonarios. Desde mi posición privilegiada, la de un simple probador de una semana, he de decir que el coche es fascinante y se puede utilizar todos los días, pues no tiene una puesta a punto radical. Un 'aparato' en toda regla...

Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet PDK

Motor Gasolina, 6 cilindros bóxer, biturbo, 2.981 cm³
Potencia 450 CV a 6.500 rpm
Par máximo 530 Nm entre 2.300 y 5.000 rpm
Caja de cambios Automática de doble embrague PDK, 8 velocidades
0-100 km/h 304 km/h
Velocidad máxima 3,8 s
Consumo 10,7 l/100 km
Tracción Total PTM
Longitud 4,51 m
Anchura 1,85 m
Altura 1,29 m
Peso en vacío 1.635 kg
Número de asientos 4 (2+2)
Capacidad del maletero 132 l
Precio base 165.255 euros