Aunque en nuestro país no es una denominación demasiado conocida, el Toyota Camry es toda una institución en Estados Unidos, donde se ofrece desde los años 80. Su nombre está, además, asociado a competiciones como la NASCAR, donde la firma japonesa lo utilizó para su coche de carreras aunque, lógicamente, nada tenía que ver con el modelo de calle.
Desde el pasado verano, Toyota ofrece en España la nueva generación del Toyota Camry, una berlina del segmento D, de generosas dimensiones, que a efectos prácticos ha sustituido al anterior Toyota Avensis, que hasta el año 2018 era el sedán por excelencia del catálogo de la marca en nuestro país. En Motor1 pudimos conducir brevemente este Camry, en septiembre del año pasado, y ahora lo hemos probado más a fondo para contarte todos sus secretos.
Galería: Prueba Toyota Camry Hybrid 220H
Hablamos de una berlina de 4,89 metros de largo, 1,84 metros de ancho y 1,45 metros de alto, así que tiene un tamaño considerable, apreciable desde el primer vistazo, ya que la distancia entre ejes es también bastante generosa (2,83 metros), y da la sensación de ser un coche muy largo. En cualquier caso, tiene un aspecto bastante atractivo, sobre todo en lo que respecta al frontal. Además, al volante notas miradas curiosas, ya que mucha gente no conoce todavía este modelo.
En esta versión Luxury, tope de gama, el modelo incluye faros delanteros y antiniebla con tecnología de tipo LED, llantas de aleación de 18 pulgadas, embellecedor cromado del tubo de escape, cristales traseros oscurecidos o retrovisores de ajuste eléctrico y calefactados, entre otras cosas.
Un híbrido convencional, al estilo Toyota
Como es habitual en otros modelos de la casa, el Toyota Camry se ofrece en nuestro mercado únicamente en su versión Camry Hybrid 220H, es decir, con un sistema de propulsión híbrido convencional. Combina un motor de gasolina, de ciclo Atkinson, con un propulsor eléctrico y una pequeña batería.
Al tratarse de un modelo de grandes dimensiones, el bloque térmico es un 2,5 litros atmosférico de cuatro cilindros, más generoso que, por ejemplo, el 1,8 litros de un Toyota Corolla. Cuenta con inyección dual (directa e indirecta) y desarrolla una potencia de 177 CV a 5.700 rpm y un par motor máximo de 221 Nm entre 3.600 y 5.200 vueltas. El motor eléctrico, por su parte, es de imanes permanentes y ofrece otros 120 CV (88 kW) y 202 Nm.
En total, el sistema anuncia 218 CV, si bien la marca no ha declarado una cifra de par máximo combinado. La transmisión, como en todos los híbridos de Toyota, es automática de engranajes planetarios, que funciona de forma parecida a un CVT y cuenta con seis etapas prefijadas. Por último, la pequeña batería es de níquel-metal hidruro y tiene una capacidad de 6,5 Ah, es decir, 1,59 kWh. El modelo ofrece un botón 'EV' para forzar el modo eléctrico, siempre y cuando circulemos a velocidades no muy elevadas.



Agradable y bien equipado
El interior luce un diseño interesante, con muchas curvas y un aspecto de calidad, además de materiales como cuero (tapicería, revestimientos del salpicadero, del volante o del reposabrazos), plásticos de tacto gomoso que son realmente agradables al tacto o unos mandos bien resueltos, que también transmiten sensación de calidad. El volante es ajustable en altura y profundidad.
Para nosotros, el punto flaco más llamativo del Camry es su sistema multimedia, que como en otros modelos de la marca, ofrece una definición de imagen mejorable y una interfaz que se antoja algo desfasada hoy en día, y además no es compatible con los protocolos Apple CarPlay y Android Auto.
Las plazas traseras son sorprendentemente amplias, tanto por el espacio disponible para las piernas, que es muy generoso, como para la cabeza, aunque el asiento central tiene como principal inconveniente un túnel bastante abultado. La única pega es que en estas plazas hay algunas molduras de plástico duro que no nos acaban de convencer.



El maletero tiene una gran capacidad, de 500 litros en esta versión Luxury (hasta 524 en otros acabados en los que los asientos se abaten en proporción 60:40), pero sus formas son algo irregulares y, al tratarse de una berlina de tres volúmenes, la tapa del maletero no facilita una boca de carga tan amplia como lo haría, por ejemplo, un cinco puertas.
Un Ford Mondeo híbrido (4,87 metros), por ejemplo, se conforma con 383 litros (550 en otras versiones), mientras que un Opel Insignia (4,9 metros) o un Mazda6 (4,87 metros), que no son híbridos, ofrecen 490 y 480 litros, respectivamente. En este sentido, el Camry cumple con nota.
En lo que respecta al equipamiento, a esta versión Luxury no le falta de nada. Incorpora asientos eléctricos con calefacción (los delanteros), tapicería de cuero negro, cortinillas para la luneta trasera, climatizador de tres zonas, sensores de iluminación, lluvia y aparcamiento, entrada y arranque sin llave, Head-Up Display, sistema multimedia con navegador y pantalla de 8,0 pulgadas, un equipo de audio JBL de nueve altavoces o un cargador inalámbrico para smartphones, cuya superficie es además bastante amplia.



Al volante
Como era de esperar en un coche de su clase, en marcha el Toyota Camry es un vehículo tremendamente cómodo, tanto por suavidad y refinamiento general, como por lo confortable que resulta la suspensión, que es bastante blanda, o por lo bien insonorizado que está el habitáculo. Así pues, es un modelo ideal para viajar de la manera más placentera posible.
En carreteras de curvas o zonas un poco más estrechas y reviradas, se hacen evidentes el tamaño y el peso del coche, y no se acaba de encontrar del todo cómodo, ya que su puesta a punto, como hemos comentado, está más enfocada al confort que al dinamismo. Cabe apuntar que, como en el resto de híbridos de la marca, no hay un cuentarrevoluciones en la esfera izquierda del cuadro de instrumentos, sino el indicador del sistema híbrido.
Aunque habitualmente no somos muy partidarios del cambio de engranajes planetarios de los híbridos de la casa japonesa, en este caso, al tratarse de un motor térmico más generoso que en otros modelos, las prestaciones disponibles camuflan un poco el funcionamiento del propio cambio, de manera que no da la sensación de que las revoluciones y el aumento de velocidad vayan tan desacompasados.



Y la verdad es que el nivel de aceleración que ofrece es mejor de lo esperado, con un registro de 8,3 segundos en el 0 a 100 km/h que, al menos al volante, resulta más que suficiente para un modelo de su tipo. En general, la respuesta es bastante buena, en cualquier situación. La velocidad máxima, eso sí, está limitada a 180 km/h.
Y... ¿el consumo? En ciclo mixto, el Camry homologa 5,3 litros cada 100 kilómetros (WLTP) y, durante nuestra prueba, combinando sobre todo un uso urbano e interurbano, obtuvimos un registro de ordenador de 5,8 litros, que no nos parece nada mal para un coche de su tamaño y prestaciones.
Para terminar, hay que añadir que la dotación de seguridad de esta berlina es también muy amplia, con sistemas como el control de crucero adaptativo, la alerta de tráfico trasero, la de ángulo muerto, luces automáticas de carretera, el avisador de cambio involuntario de carril, sistema de reconocimiento de señales o de precolisión con detección de peatones, por ejemplo.
Toyota Camry Hybrid 220H Luxury