Hoy en día, Bugatti es una firma francesa conocida en todo el mundo por sus espectaculares y exuberantes coches deportivos, que ofrecen cifras de potencia y velocidad máxima demenciales. Todo, gracias a dos modelos únicos, como son el Veyron y el Chiron... con todos sus derivados y series especiales.

Esto es así desde que la marca volvió a la vida, de la mano del Grupo Volkswagen, con la llegada del nuevo milenio. Pero si miramos hacia atrás, la trayectoria de Bugatti está plagada de coches de lujo que no tenían por qué ser necesariamente coupés o superdeportivos en su época.

Y en esa tradición de vehículos de máximo lujo y grandes prestaciones, pero pensados para viajar en ellos como en el mejor gran turismo, nació el Bugatti 16C Galibier Concept, un prototipo que se mostró a unos pocos y selectos afortunados, el 12 de septiembre de 2009.

Días después, se difundieron las fotos a la prensa y, ya de cara al salón de Ginebra de 2010, el modelo tuvo su presentación oficial en sociedad. De hecho, la acogida fue tan buena, que se esperaba un modelo de producción derivado de este concept, para unos años después.

Desde entonces, han sido numerosos los rumores sobre el modelo, e incluso sobre el nombre (¿Royale?) con el que el gran coupé podría llegar al mercado. Sin embargo, nunca llegó a hacerse realidad y, hasta el momento, Bugatti ha seguido apostando por su fórmula de infinita potencia y modelos únicos y muy limitados, como los Divo, Centodieci o el propio La Voiture Noire, por poner algunos ejemplos.

El prototipo en cuestión lucía una denominación curiosa en la que se mezclan el 16C, en referencia al famoso motor de 16 cilindros de la marca, con el término Galibier. Si eres amante de la bici, asociarás el término al famoso puerto del Tour de Francia, aunque en este caso su presencia se debe al Bugatti Type 57 Galibier de los años 30 del siglo pasado.

Mecánicamente, el modelo recurría al mencionado motor de 16 cilindros en W, con cuatro turbos y 8,0 litros de cilindrada. Y, aunque no se llegaron a ofrecer datos oficiales en su momento, sí que se insinuó una potencia superior a los 1.000 CV y una velocidad máxima cercana a los 380 km/h.

Bugatti Galibier Concept

Hablamos de un modelo con tracción total, frenos carbocerámicos y motor delantero, colocado en posición longitudinal, que contaba con una gran peculiaridad: el capó se abría mediante dos hojas, al más puro estilo de los coches clásicos.

Todo, envuelto en una carrocería que incluía algunas zonas cromadas y que daba paso a un interior de máximo lujo, plagado de materiales nobles y con un sistema multimedia muy avanzado para la época.

Así se conseguía que los cuatro ocupantes viajaran en una atmósfera de máximo refinamiento y sofisticación. Algo que también se conseguía, en parte, gracias a un cronógrafo Parmigiani Reverso Tourbillon, que se podía extraer del salpicadero, si se deseaba lucir en la muñeca.