Con más de un cuarto de siglo de experiencia y cuatro generaciones a sus espaldas, el Renault Mégane se ha convertido en un auténtico clásico entre los modelos europeos. Un automóvil que se ha vendido mucho, pero que también, a lo largo de todos estos años, ha ido mostrando cómo evolucionaban los conductores europeos.

Presentado en 1995, como sucesor de un icono como el Renault 19, en él había algo curioso: sobre una misma denominación, se ofrecían varios coches diferentes. Algo que, en la época, no era tan común como ahora.

Así que, en aquella primera generación, el modelo de Renault nació con una carrocería compacta y otra coupé, aunque no tardó mucho en sumarse un sedán, bajo la denominación Classic.

Después, llegaron las variantes familiar y monovolumen (el famoso Mégane Scenic), pero también, el representante descapotable y al que podríamos considerar uno de los primeros crossovers de la historia: el Mégane Scenic RX4.

Desde entonces, muchas cosas han cambiado en nuestro protagonista. Logró el premio al Coche del Año en Europa en 2003, fue el primer modelo de su categoría en obtener las cinco estrellas EuroNCAP, sus versiones deportivas nos marcaron a todos los que tuvimos la suerte de conducirlas, llegó la electrificación con las versiones híbridas...

Y así, hasta la última parada en su recorrido. Al menos, hasta el momento. Hace apenas unas semanas, en el salón de Múnich, descubrimos el nuevo Renault Mégane E-Tech Electric. Un modelo que, además de mostrar hacia dónde va Renault, también ha sido el encargado de estrenar el nuevo logo de la firma francesa.