Dentro de la oferta comercial del fabricante de la estrella, si nos centramos en el formato de las berlinas, el modelo más compacto que se puede adquirir, en la actualidad, es el Mercedes-Benz Clase A Sedán. Un vehículo con carrocería de tres volúmenes y cierto aire de coupé, solo 13 centímetros más compacto que el Clase C y con un precio de acceso mucho más asequible.
En este sentido, probamos la versión A 200, dotada de un motor de gasolina turboalimentado, con 1,3 litros de cilindrada y 163 CV de potencia. Una combinación muy equilibrada, que junto con la transmisión automática de doble embrague 7G-DCT, con siete velocidades, permite disfrutar de una berlina apta para el uso diario o para escaparse los fines de semana, sin importar la distancia.
Galería: Mercedes-Benz A 200 7G-DCT Sedán 2020 prueba
Tras su llegada al mercado, el verano pasado, este modelo ha venido a ocupar el papel de acceso a las berlinas de la firma de la estrella, antes representado por el CLA Coupé. Pero nuestro A 200 Sedán es un vehículo muy capaz, con muchos rasgos estéticos heredados del Clase A, especialmente en el frontal y en el interior.
Obviamente, la zaga es diferente, pero gracias a su formato, el maletero anuncia una capacidad de 420 litros. Un volumen, que para que te hagas una idea solo es 35 litros inferior al de un Clase C. Un buen dato para comenzar, ¿no crees?
Si seguimos por la senda de las dimensiones, debemos advertir que nuestro protagonista mide 4,55 metros de longitud, por 1,80 de ancho y 1,45 de alto. Si volvemos a compararlo con el Clase C, su hermano mayor es 14 centímetros más largo, un centímetro más ancho e igual de alto.
Sin embargo, el dato que mejor nos puede ayudar a comprender las diferencias entre hermanos es la distancia entre ejes: 2,73 metros en el Clase A Sedán, por 2,84 del Clase C. Lógicamente, esos 11 centímetros extra se reflejan en una habitáculo más cómodo y espacioso en el Clase C... aunque en la vida real, tampoco es que sea una diferencia tan ostentosa.
Respecto a la mecánica, el motor tetracilíndrico de gasolina, con 1,33 litros de cilindrada y turbocompresor, desarrolla una potencia máxima de 163 CV a 5.500 rpm y un par máximo de 240 Nm, entre 1.620 y 4.000 vueltas. Está asociado a una caja de cambios automática, como mencionábamos al principio, de siete velocidades, encargada de canalizar la fuerza del motor hacia el eje delantero.

Tampoco luce nada mal el modelo alemán en términos de prestaciones, como demuestran los 230 km/h de velocidad punta que anuncia, oficialmente, o los 8,1 segundos que necesita para alcanzar los 100 kmh desde parado.
En este sentido, la respetable cifra de potencia que desarrolla el motor, junto con el contenido peso del conjunto, cifrado en 1.365 kilos, aseguran una agilidad notable, parecida a la del Clase A de cinco puertas del que deriva.

Hablando del modelo con carrocería sedán, al acceder al interior, apreciamos muchos elementos comunes, como el volante, el diseño de los asientos o el sistema de infoentrenimiento MBUX, incluido de serie. De hecho, seguro que te habrás fijado en la configuración de doble pantalla, con un tamaño de 10,25 pulgadas cada una de ellas, que 'funde' la instrumentación con el sistema multimedia.
Al margen del acertado diseño, la sensación de novedad al verlas por primera vez es absoluta. Unos elementos que esperas en segmentos superiores y que, en la actualidad, hacen del Clase A Sedán uno de los representantes más avanzados de la categoría, en términos tecnológicos.

Una vez instalados a bordo, la sensación de espacio y comodidad en las plazas delanteras es bastante razonable, muy parecida, en términos absolutos, a las de un Clase C. La visibilidad es óptima y todo queda a mano del conductor, especialmente, en la consola central.
Sin embargo esa sensación de desahogo resulta menos evidente en las plazas traseras. Al comienzo hablábamos de las diferencias en la batalla entre un A Sedán y un C, algo que se nota, indiscutiblemente, detrás. La altura libre al techo tampoco es excesiva y pasajeros por encima de 1,80 metros de altura verán comprometida su comodidad, fundamentalmente, en los trayectos de largo recorrido.
Hecha esa salvedad, en términos dinámicos, debemos destacar la agilidad del modelo germano. La suspensión es firme, sin llegar a resultar incómoda, siempre hablando del esquema ofrecido de serie. En opción, existe la posibilidad de equipar una suspensión adaptativa, algo que siempre recomendamos, si el presupuesto lo permite.
Además, como sucede en nuestro caso, al equipar el paquete AMG Line, se añaden unas llantas de aleación de 19 pulgadas, que 'reducen' ligeramente la comodidad que puede ofrecer la configuración de fábrica (llantas de 17 pulgadas).
Al ponernos en movimiento, es cierto que lo primero que se puede percibir es una sonoridad apreciable procedente del vano motor, algo que no se suele esperar de un motor de gasolina. Sin embargo, es uno de los pocos peros que se le pueden poner a este Clase A Sedán, porque luego demuestra una capacidad notable para ganar velocidad y un aplomo ejemplar al afrontar los giros de radio amplio, consiguiendo convencer incluso al conductor más escéptico.
La transmisión responde en su justa medida, cuando el conductor exige el máximo de rapidez en los cambios de marcha. Algo que suele suceder al practicar una conducción deportiva, por ejemplo. Sin embargo, un tamaño superior de las levas ubicadas detrás del volante, seguro que ayudarían, en términos de precisión, al conductor.
El eje delantero es muy obediente a las órdenes que recibe desde el volante y el trasero, con un eje torsional para esta versión, permanece estable, sin descomponerse, incluso si buscamos los límites de adherencia.
En este sentido, el A 200 Sedán es un vehículo que cumple en todas las facetas, sin destacar en una en exclusiva. Hace del equilibrio su virtud. Por dimensiones, agrado de conducción y consumos, se puede utilizar a diario como vehículo familiar. Eso sí, cuando te vayas a enfrentar a un largo viaje, mejor con cuatro ocupantes y con equipaje poco voluminoso (la boca de carga es un tanto estrecha, lo que dificulta la introducción de grandes bultos).
Si hablamos de economía de uso, el modelo alemán anuncia un consumo medio, en ciclo mixto de homologación WLTP, de 5,9 litros cada 100 kilómetros. En condiciones normales de uso, la cifra de carburante oscila entre los 6,5 y los 7,5 litros cada 100 kilómetros, si abusamos de una velocidad media elevada o de demasiado tráfico urbano.
Por otra parte, la dotación tecnológica en materia de ayudas a la conducción que puede incluir nuestro protagonista, de serie o en opción, es bastante extensa. Puede equipar control de velocidad de crucero adaptativo con mantenimiento de carril, sistema de frenada de emergencia en ciudad con detección de peatones y ciclistas, otro activo de alerta por cambio involuntario de carril o el control dinámico de la conducción DYNAMIC SELECT, con los modos Eco, Comfort, Sport e Individual, por citar algunos de los más significativos.
Para finalizar, el precio de partida del A 200 Sedán es de 33.847 euros. Puede parecer una cantidad considerable, pero si tenemos en cuenta la calidad y equilibrio del conjunto, todo lo que incluye de serie, además del extenso listado de opciones que puede añadir, y valoramos que un Clase C 200, con 184 CV, parte de los 45.300 euros, siendo solo 14 centímetros más grande, las opciones del benjamín de Mercedes-Benz cobran muchos enteros. Sin duda, el Clase A Sedán es el coche recomendado para esos conductores que no se obsesionan con el tamaño.
Mercedes-Benz A 200 7G-DCT Sedán 2020