Sin lugar a dudas, la cuarta generación del Lancia Ypsilon es una de las novedades más esperadas de este año. Al menos en Europa, el utilitario transalpino es, junto con el Renault 5, un coche que muchos fans nostálgicos de la marca esperan desde hace tiempo. La difícil situación de Lancia durante los últimos 20 años da aún más importancia a este vehículo.
Antes de analizar esta novedad, debemos echar una mirada al pasado. La historia de Lancia como fabricante de automóviles ha sido siempre convulsa. La marca se fundó en 1906 y, aunque fue un referente de buen gusto, lujo y elegancia en los años 60, y un símbolo de deportividad en los rallies de los años 70, 80 y 90, hoy no queda nada de ese legado.
La marca pasó a formar parte del Grupo Fiat en 1969, tras perder mucho dinero. En manos de los Agnelli permitieron a Lancia revivir gracias a la introducción de varios modelos icónicos, como el Stratos, el Gamma y el Beta. La operación fue buena para Lancia hasta los años 90, cuando sus modelos se convirtieron en simples variantes de los Fiat convencionales, con algunos problemas de fiabilidad.
El problema de los años 90 no se resolvió en los años 2000 y Lancia siguió haciendo lo mismo: extravagantes cambios de nombre de los coches Fiat, ignorando la creciente percepción negativa fuera de Italia. En 1990, la gama Lancia incluía cinco modelos: Dedra sedán, Delta, Prisma, Thema sedán y Thema wagon. En 1996 había 8 modelos diferentes disponibles. Luego, se pasó a cinco en 2006, que aumentaron a seis en 2012, cuando la marca se quedó con tres vehículos Chrysler bajo el paraguas de la nueva multinacional FCA.
La situación empeoró tras esta operación de cambio de nombre de Chrysler que nunca funcionó y que repercutió negativamente en la ya deteriorada imagen de Lancia. El resultado es que la marca italiana vende sólo un modelo desde 2016, el Ypsilon, y lo comercializa exclusivamente en su país.
El reto
El gran desafío que tiene Lancia hoy es cambiar su limitado presente de tener un solo modelo en un solo mercado por un buen futuro con una gama más grande en más mercados.
El Ypsilon actual es un pequeño utilitario de 11 años fabricado en Polonia, basado en la plataforma del Fiat Panda. Curiosamente, fue el tercer coche más vendido en Italia durante 2023, con un volumen superior al 10% respecto a 2022. Es un coche que se vende bien principalmente por su precio competitivo. El coste medio de venta al público de las versiones disponibles en diciembre de 2023 fue de 18.500 euros.
La imagen que Lancia ha creado desde 2016 es la imagen del Ypsilon: un utilitario pequeño y asequible, ideal para desplazarse por las ciudades. Por no hablar de la percepción fuera de Italia. La próxima tarea del nuevo Ypsilon es cambiar esta percepción convirtiéndose en el referente del lujo y la alta tecnología en el segmento B europeo. Sin duda será un coche interesante (como ya podemos ver en las imágenes espía), teniendo en cuenta que está basado en dos de los vehículos de mayor éxito en Europa: el Opel Corsa y el Peugeot 208.
Sin embargo, hay dos problemas: como el coche quiere mejorar la imagen de Lancia con mucha tecnología y sistemas de propulsión de alto rendimiento, no será tan asequible como la generación actual. Por lo tanto, no se espera que se haga con una gran parte del segmento B. De hecho, este último es el segundo problema: el segmento de los subcompactos ya no crece. Por el contrario, su cuota de mercado cayó del 16,4% en 2022 al 15,4% en 2023. En 2014 representaban casi el 23% del mercado europeo de coches nuevos.
¿Es el nuevo Ypsilon lo suficientemente competitivo como para ganar una cuota de mercado decente en un segmento en caída?
El autor de este artículo, Felipe Munoz, es especialista en la industria del automóvil en JATO Dynamics.