Italdesign, Bertone, Pininfarina... Antes, los nombres del famoso trío italiano de estudios de diseño hacían pensar a los amantes de la gasolina en los mejores superdeportivos y en los conceptos más atrevidos, pero lo cierto es que tras un siglo XX dorado, estas compañías entraron en el siglo XXI con problemas de diverso tipo.

El flujo de pedidos de los grandes fabricantes disminuía, la deuda aumentaba y cada vez era más complicado mantener la independencia frente a los gigantes de la industria del automóvil. De hecho, llegó un punto en el que las marcas ya no buscaban la ayuda de los grandes estudios de diseño, sino más bien al revés.

Galería: Citroën Osee (2001)

Para mantenerse a flote, el carrocero italiano Pininfarina necesitaba nuevas colaboraciones con otros fabricantes de automóviles, y la dirección de la firma se fijó en Citroën, el socio de Peugeot en PSA, pero no les presentó un modelo compacto o familiar, que los franceses habrían podido hacer por sí mismos, sino un deportivo de motor central y propulsión trasera.

El llamado Citroën Osee debutó como prototipo en el salón del automóvil de Ginebra del año 2001, y aunque es cierto que se adivinaban ciertos rasgos de Citroën en el proyecto, el concept estaba muy lejos de los automóviles de serie de la marca gala.

Citroën Osee (2001)

Un aspecto futurista, la ausencia de puertas convencionales (para acceder al habitáculo había que abrir un enorme portón que incluía el parabrisas) o un habitáculo de tres plazas al estilo del McLaren F1, eran soluciones realmente atrevidas. Cabe indicar que el prototipo medía 4,15 metros de largo, 1,9 de ancho y 1,16 de alto, con una batalla de 2,65 metros.

Detrás de los asientos se encontraba un motor V6 de origen francés, de 3,0 litros de cilindrada, 194 CV de potencia y 267 Nm de par motor máximo, asociado a una transmisión automática de cinco velocidades, firmada por el especialista ZF.

Citroën Osee (2001)

El Osee destacaba, por ejemplo, por una suspensión hidroneumática de tercera generación (era un Citroën, al fin y al cabo), un sistema de aerodinámica activa o una cámara orientada hacia atrás, que hacía las veces de espejo retrovisor.

Desde un punto de vista técnico, aquel 'Ferrari' francés no parecía viable, ya que no había ningún motor similar en el arsenal del grupo PSA. Además, el concept no causó demasiado furor en su debut en el salón suizo, quizá porque se esperaba otra cosa de la marca francesa, y finalmente nunca llegó a hacerse realidad.