En 1998, la firma francesa Bugatti fue adquirida por el Grupo Volkswagen. Había que resucitar a toda costa la marca de Molsheim, que acabaría convirtiéndose eventualmente en el escaparate del grupo alemán, actualmente Bugatti-Rimac.
Nada más tomar el control de la compañía, Bugatti presentó el prototipo EB118 en el salón del automóvil de París. Unos meses más tarde, en el salón del automóvil de Ginebra de 1999, el fabricante alsaciano reveló otro prototipo, el EB218.
Galería: Bugatti de Walter de Silva (1999)
Ambos concept car eran potentísimas berlinas de cuatro puertas, que se suponía iban a dar lugar a un modelo de producción unos años más tarde, pero las cosas no salieron como estaban previstas. El proyecto de las dos berlinas fue abandonado, y Bugatti decidió optar por un superdeportivo de motor central.
Hartmut Warkuss, entonces jefe de diseño de Volkswagen, pidió a varios diseñadores que idearan el nuevo Bugatti. En el salón del automóvil de Frankfurt de 1999, la marca presentó el tercer prototipo, llamado EB 18/3 Chiron.


Aquel coche era una colaboración entre el estudio de diseño de Volkswagen e ItalDesign, y sentó las bases del "futuro Bugatti". Poco después fue seguido por el Bugatti EB 18/4 Veyron, que se presentó en el salón de Ginebra de 2000.
Bugatti de Walter de Silva
El Bugatti EB 18/4 Veyron fue diseñado por Hartmut Warkuss, y en aquel momento su propuesta competía con las de Giugiaro y Walter de Silva (entonces diseñador de Diseño de SEAT), que nunca se mostraron al público. Al menos hasta unos años después, cuando los bocetos de Walter de Silva se publicaron en una revista italiana.

En aquel modelo, muy diferente al Veyron definitivo que llegó finalmente en el año 2005, estaba presente el espíritu de la marca, con la famosa firma en C del perfil del coche y la cresta longitudinal.
En todo caso, digamos que otros bocetos de Walter de Silva tuvieron más éxito, como el Audi Pikes Peak Quattro Concept (Audi Q7) y el Audi Le Mans Quattro Studie (Audi R8), por ejemplo. El prototipo de Bugatti, por alguna razón (quizá por no ser demasiado agraciado), pasó rápidamente a un segundo plano.