No, no es frecuente que conduzcas un Bugatti. Coches de varios millones de euros, fabricados en series limitadas de menos de 1.000 ejemplares para todo el mundo (450 para el Veyron y 500 para su heredero, el Chiron). Son objetos de deseo más que puros automóviles. 

Pero resulta todavía más difícil, encontrarse sentado dentro de un Bugatti de los años 90 del siglo pasado, vehículos como el legendario EB110, fabricado en la factoría de Campogalliano, del que solo se ensamblaron 127 unidades. Un superdeportivo tan icónico, como desafortunado, que determinó el curso de la historia del fabricante francés.

Cita con la historia

A este modelo, que durante al menos 10 años, fue solo una maqueta a escala 1:18 en el escritorio de un joven entusiasta, le debo muchos de los sueños que tenía en mi juventud antes de dedicarme profesionalmente a este trabajo. Y hoy puede que sea uno de los días más bellos de mi vida: voy a dar un paseo, como pasajero, con Loris Bicocchi al volante, el piloto probador que desarrolló el EB110, tanto en pista como en carreteras abiertas.

El habitáculo de este vehículo no es como la de los Bugattis actuales, aunque eso se debe a que es un vehículo de otra época. Además, el vehículo en el que me he montado, no es un EB110 cualquiera. Se trata de una versión preparada para disputar las 24 Horas de Le Mans, con la denominación SS, que equipa una mecánica V12, con cuatro turbocompresores, que desarrolla una potencia de 610 CV y un par motor de 650 Nm.

Bugatti EB110

Un motor exagerado para la época y que incluso hoy puede hablar por sí solo, gracias a esos silbidos y a esa patada que sentimos en nuestra espalda, cada vez que cambia de marcha, y que hace bombear hectolitros de adrenalina por nuestras venas. Un sonido (debemos llamarlo simplemente ruido), que se asemeja al emitido por un avión de combate. Debajo de mi cuerpo, puede escuchar los guijarros del asfalto, abandonados durante 25 años, en compañía de árboles y matorrales, que han ido ganando terreno al circuito ubicado dentro de las instalaciones. Mientras, Loris conduce a mi lado y sonríe, quién sabe si por los recuerdos que resuenan en su cabeza.

Bugatti EB110

La escena bien podría ser una nueva versión de 'Regreso al futuro'. Yo soy un Marty, con más barba, y Loris un Doc con el premio Nobel, no en física, sino en 'pilotaje'. Viajas en el pasado, con emociones que giran en cada curva, en cada presión del pie sobre el acelerador, en cada descanso.

Un amor que trasciende el tiempo

Pensamientos que se reflejan en las paredes de la Fábrica Azul, hogar del EB110 creado a partir de la nada, por Romano Artioli. Aquí nació el automóvil que marcó el regreso de un nombre mítico, celebrando el 110 aniversario del nacimiento de su fundador Ettore.

Bugatti EB110

Aquí estamos, de vuelta con el EB110, en esta pista que lo vio dar sus primeros pasos, para luego salir a conquistar el mundo, o al menos intentarlo. El destino juega malas pasadas, incluso a las reinas del baile. Sin embargo, el hecho de que después de 25 años, el mundo todavía recuerde con admiración al EB110, significa que a pesar de su escaso tiempo en producción, lo dio todo, dejando un rastro indeleble en la historia del automóvil.

Bugatti EB110

"Es uno de los vehículos que más me ha gustado. No creo que me quede dormido de inmediato esta noche", me dijo Loris cuando terminó el recorrido por la fábrica. No sé si realmente fue así para él, pero puedo decirte que esa noche mi sueño huyó despavorido, por el recuerdo de los cuatro turbocompresores soplando a la vez.

Una última recomendación. Activa los subtítulos en castellano del video, para no perderte ni un segundo de la conversación entre Loris y Alessandro. Merece la pena.