Aunque no lo creas, el Porsche Carrera GT, aparecido en 2004, es un superdeportivo nacido por accidente, fruto de una sucesión de decisiones que terminaron con su salida al mercado. Para entender cómo ocurrió todo, tenemos que remontarnos a 1992, momento en el que Porsche estaba desarrollando un motor V10 para competir en F1.
Sin embargo, la propuesta terminó en el fondo de un cajón, hasta que, a mediados de los años 90, se decidió recuperarla para utilizarla en Le Mans. Y para evitar que el trabajo cayera en saco roto, la compañía decidió presentar un concept car, en el salón de París del año 2000, dotado de un motor V10 de gasolina, con 5,5 litros y 558 CV.
Finalmente, este modelo causó tal expectación que la compañía alemana decidió lanzarlo al mercado, fabricando 1.270 unidades. ¿Una cursiosidad? El supercoche definitivo, presentado en el salón de París de 2003, fue viable gracias al éxito comercial del Cayenne... así que suponemos que, a partir de ahora, verás con otros ojos al SUV alemán.
Porsche Carrera GT: de concept a deportivo
Sin embargo, este deportivo, dotado de un techo desmontable de dos piezas, contaba con algunas modificaciones respecto al concept car inicial, aunque se mantuvo el chasis de fibra de carbono, fabricado mediante métodos artesanos.
Afortunadamente, el propulsor atmosférico de gasolina, ubicado en posición central-trasera, incrementaba su cilindrada desde los 5,5 hasta los 5,7 litros y la potencia pasaba de los 558 a los 612 CV, a 8.000 rpm, que desarrollaba el modelo definitivo. ¿Las prestaciones? El Porsche Carrera GT era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, de 0 a 200 km/h en apenas 9,9 segundos y de alcanzar 330 km/h de velocidad máxima. Son cifras increíbles y que, en aquella época, tan solo conseguía igualar su gran rival: el Ferrari Enzo.
Pero no todo es motor. Este modelo de propulsión trasera incorporaba una caja de cambios manual, de seis velocidades, unos discos de freno carbocerámicos y un extractor de aire en los bajos para optimizar la aerodinámica del coche. En definitiva, se trataba de un superdeportivo con unas prestaciones casi impensables para la época... que le han permitido convertirse en un coche clásico legendario.