Pocos coches tienen tantos aficionados como el Porsche 911. Su predecesor, el Porsche 356, fue concebido por Ferdinand Porsche para saciar la necesidad de construir un deportivo que, simplemente, todavía no existía: uno con el motor 'colgado' por detrás del eje trasero. La receta fue un éxito, como demuestra el hecho de que, en la actualidad, Porsche haya comercializado más de un millón de ejemplares del 911.
Hay quien asegura que los Porsche se meten bajo la piel y que, una vez que te compras alguno, jamás abandonas la marca. A lo largo de los años, han existido decenas de ediciones especiales del Porsche 911: el Sport Classic, el Speedster, los GT3 y GT3 RS, el GT2 RS, el 50 Aniversario.... Cada uno, con su propia personalidad y una identidad muy diferente, pero tremendamente exitosos, como demuestran sus cifras de ventas... y los precios que alcanzan en las subastas.
En este sentido, las cotizaciones de los 'Nueveonce' clásicos son elevadísimas, en especial, cuanto más antiguos resultan. Sin embargo, pocos son tan codiciados como nuestro protagonista: el Porsche 911 Carrera RS. Básicamente, es uno de los modelos que mejor ha encarnado la identidad del 911, al ser una edición limitada, aligerada, exclusiva y pensada para obtener las máximas prestaciones...
Porsche 911 Carrera RS, nacido para la competición
En los años 70, las carreras eran todo para Porsche. Cualquier coche con el logo de de la marca alemana era una buena base para concebir un automóvil de carreras, con la que competir en cualquier circuito del mundo. En esta ocasión, Porsche necesitaba un automóvil con el que competir en la categoría GT4.
El Porsche 911 Carrera RS debe su nombre a uno de sus antecesores, el Porsche 356 Carrera, que obtuvo varias victorias en la Carrera Panamericana de los años cincuenta. Y, para poder competir, tuvo que construir un mínimo de 500 unidades homologadas para circular. Por supuesto, el automóvil de competición y el de calle debían ser muy similares... por lo que el Porsche 911 Carrera RS incorporaba muchos elementos procedentes de la competición.
Bajó el capó trasero, dotado de un llamativo alerón en forma de cola de pato, equipará un propulsor de gasolina de 2,7 litros, con 210 CV de potencia, una trasera ensanchada, así como una suspensión revisada. Existieron dos versiones: un Touring, con un peso de 1.075 kilos, y un Sport Lightweight, que resultaba 100 kilos más ligero.
Finalmente, se fabricaron 1.580 unidades del Porsche 911 Carrera RS. Pero este superdeportivo no fue el último capítulo de la historia. Poco después, se convirtió en un modelo con motor de 3,0 litros, un chasis similar al del Carrera RSR de 1973 y un equipo de frenos heredado del 917, un legendario coche de carreras. Otras versiones RSR (denominación actual para los Porsche de carreras), como el RSR 3.0 y el RSR Turbo siguieron, obteniendo buenos resultados en pista y demostrando que el Turbo podría ser el camino a seguir.
En su época, este Porsche fue ligero, rápido y de producción limitada. No era el 911 más barato, pero pagar un precio elevado por un Porsche no es algo que nos resulte extraño hoy día, ¿verdad?
Si estás pensando en adquirir uno te daré una buena noticia: todavía existen muchas unidades en circulación, aunque rara vez están a la venta y, cuando lo están, tienen un precio astronómico. Hace poco, en una subasta en Reino Unido, uno de las 19 unidades que existen con el volante a la derecha, se subastó por 857.000 euros. Esa es la razón por la que muchos de ellos, descansan en colecciones privadas.
Cuando Porsche construyó el Carrera RS, no sabía qué pasaría y la repercusión que tendría en el futuro de la marca. Porque sin el 2.7 RS, probablemente no hubieran existido los GT3, GT3 RS, GT2... Y esa es la razón que hace especial al Porsche 911 Carrera RS. Es una leyenda y, además, el primero de una saga.