Hay SUV urbanos en los que prima más el estilo que el apartado práctico, como el Mokka, y hay otros que son realmente útiles en el día a día y también lucen cierto atractivo, como el Opel Crossland GS 1.2T 110 CV de nuestra prueba.
Sí, la marca alemana ofrece dos todocaminos pequeños, pero se complementan perfectamente, pues cada uno destaca en diferentes apartados. Nosotros nos vamos a centrar en el coche que se fabrica en Figueruelas, Zaragoza, junto al Citroën C3 Aircross, que tiene un interior realmente aprovechable, pero que carece de las etiquetas Eco y 0.
El Opel Crossland GS 1.2T 110 CV, en cinco puntos clave:
Galería: Prueba Opel Crossland GS 1.2T 110 CV
Diseño
Que sea un SUV práctico no significa que la estética se haya dejado de lado. De hecho, el acabado GS aporta una imagen deportiva muy atractiva, complementada con la parrilla negra Opel Vizor.
En concreto, la carrocería bicolor, la lama cromada que recorre la parte superior de las ventanillas, las cubiertas de los retrovisores en negro, las llantas de aleación negras de 17 pulgadas (con neumáticos 215/50), junto con los renovados paragolpes, confluyen de una forma muy acertada en el conjunto. Por los faros LED adaptativos (AFL Plus) y los pilotos LED hay que pagar 750 euros.
Por cierto, el Crossland es de los SUV urbanos más largos del mercado, ya que alcanza 4,21 metros de longitud. Respecto al Mokka y otros vehículos urbanos de Stellantis, no se sustenta sobre la plataforma CMP, sino sobre otra menos avanzada, la arquitectura no modular PF1.
Interior
La personalización deportiva también llega a la cabina, gracias a las molduras de color rojo en el salpicadero y las puertas. Tampoco faltan unos asientos con una tapicería específica, en la que aparecen dos franjas rojas y blancas. El del conductor tiene certificado AGR y dispone de banqueta extensible de serie.
El ambiente tecnológico no se manifiesta tanto como en otros rivales, ya que la instrumentación es analógica (con un ordenador de a bordo digital de 3,5 pulgadas) y la pantalla central se queda en 7 pulgadas, aunque se puede incluir una de 8 con navegador pagando 1.600 euros. Por su parte, el sistema multimedia de fábrica es compatible con Android Auto y Apple CarPlay y el climatizador bizona viene de serie.
El aspecto práctico que antes anunciábamos se manifiesta en la banqueta trasera con 15 centímetros de regulación longitudinal, según necesites más espacio para los pasajeros o para la carga. En la posición más retrasada, el espacio es perfectamente apto para adultos de talla media. No nos ha gustado la falta de un reposacabezas para la plaza central.
¿Cómo varía la capacidad del maletero? Oscila entre los 410 y los 520 litros. En el caso de abatir los asientos, el volumen crece hasta los 1.255 litros. Para que te hagas una idea, el Mokka tan sólo dispone de 350 litros para el equipaje y el SEAT Arona, uno de los 'gallitos' del segmento, 400.
Mecánica
Salvo que vayas a hacer muchos kilómetros al año, la opción motriz más lógica en el Opel Crossland es el motor de gasolina 1.2T de 110 CV. Eso sí, hay otro más potente, con 130, y asociado obligatoriamente al cambio automático con convertidor de par EAT6, de seis marchas. Para hacer 'kilometradas' está el 1.5 Diesel de 110 CV.
La opción de gasolina viene dada por un bloque de tres cilindros de origen PSA (Peugeot-Citroën), que ofrece un buen rendimiento gracias, entre otras cosas, a un par máximo de 205 Nm a tan sólo 1.750 rpm. Es cierto que este motor ha sufrido problemas con la correa de la distribución, pero deberían estar solventados.
Por supuesto, el propulsor tiene fuerza suficiente como para salir de la ciudad y sube rápido de vueltas, aunque el sonido no es precisamente atractivo. El tacto del cambio manual de seis marchas resulta algo esponjoso, poco firme, pero las inserciones son suficientemente precisas. En cuanto al consumo, lo normal es estar en el entorno de los 6,5 o los 7,0 litros, según hagas más o menos ciudad.
En marcha
Dinámicamente, el Opel Crossland resalta sobre todo por su tacto confortable. Eso no significa que sea un coche torpe cuando llegan las curvas, porque las supera con nobleza aun presentando oscilaciones patentes.
No es un SUV urbano especialmente emocionante de conducir, sino que cuida al conductor en la ciudad gracias a una dirección con una destacada asistencia y al tacto blando de la palanca de cambios que antes mencionaba. Frente a otros rivales que se conforman con tambores en el tren trasero, el SUV alemán presenta discos macizos.
Equipamiento y precio
La verdad es que el acabado GS, además de por el aspecto personalizado, destaca por el amplio número de ayudas a la conducción que integra: detector de fatiga, lector de señales de tráfico, control de presión de los neumáticos, alerta por cambio involuntario de carril o ayuda al arranque en pendiente, entre otras.
El precio oficial que pide Opel por esta versión asciende a 26.634 euros, que se quedan en 25.134 en Opel Store, una compra online que te permite probar el coche antes de adquirirlo, devolverlo en un máximo de 30 días y recibir un descuento adicional financiando la compra. No es una tarifa baja, pero está acorde a los tiempos actuales, lamentablemente.
Opel Crossland GS 1.2T 110 CV