Todos los Ferrari son verdaderas obras de arte, pero algunos son más valiosos que otros. Por ejemplo, el 308 no es el más caro ni el más potente y, en nuestra opinión, tampoco es el más bonito. Pero para Ervin Rodríguez, un entusiasta de los coches y que en la actualidad tiene 52 años, no hay nada mejor que este deportivo italiano.

Todo empezó a principios de los años 80. Rodríguez se enamoró del 308, que entonces era la estrella de la serie 'Magnum'. A partir de entonces, se propuso adquirir el mismo modelo que Tom Selleck conducía en los últimos episodios: el 308 GTSi, con un motor V8 de 2,9 litros que desarrollaba 240 CV, una potencia destacada para la época.

Galería: Ferrari 308 GTSi 1981

Compra soñada a los 50 años

"Cuando tenía 16 o 17 años, soñaba con poseer un coche así. Como cualquier otro niño de la década de 1980, tenía varios pósters en mi habitación: el Lamborghini Countach, el Ferrari 308 y el Porsche 959. Algunos tenían el Testarossa, pero (el 308) siempre fue mi coche favorito".

"Mi madre siempre fue fan de Tom Selleck, ¡creo que sentía algo por él! Y nunca se perdió un episodio de 'Magnum'. Siempre quise tener su coche, pero no sabía si sería posible. En cierto modo, también lo he hecho por ella".

Han pasado los años, pero ese sueño adolescente continuaba intacto. Y no fue hasta 2019, a la edad de 50 años, cuando Rodríguez finalmente puso sus manos en este coche, gracias a una adquisición soñada durante décadas.

Felicidad total

¿Cómo lo hizo? En eBay, esperó hasta los últimos segundos para hacer la puja ganadora. El estrés de la compra dio paso a una felicidad total, al hacerse realidad por fin el sueño de toda una vida.

"Me gustaría decir a cualquiera que tenga un sueño, especialmente a los niños, que no se rindan. Siempre quise cumplir mis sueños: no solo tener este coche, sino también comprarme una casa, conseguir un buen trabajo, terminar mis estudios. Y más tarde, cuando conseguí esos sueños, me sentí muy feliz. Puede llevar tiempo, como con este coche, pero merece la pena".

La verdad es que casos como este resultan toda una lección de pundonor y constancia. En cualquier caso, uno puede sentirse realizado logrando otras cosas. Lo importante es conseguir objetivos realizables y si se logra alguno más complejo, mejor que mejor.