No sé si a ti te ha pasado, pero nosotros sí nos hemos encontrado a gente arrepentida por haber comprado un coche nuevo de gasolina. La mayoría son personas que han adquirido un vehículo grande y voluminoso, en el que el consumo no destaca precisamente por ser bajo.
Además, teniendo en cuenta los precios tan altos de los combustibles (y más que subirán por el conflicto entre Rusia y Ucrania), pasar por la gasolinera hace mucho daño a las economías familiares.
Por eso, quizá nos hemos vuelto un poco 'locos' abandonando prematuramente el automóvil diésel porque, en algunos casos, sí se le puede sacar suficiente rendimiento como para que salgan las cuentas pasados unos años de uso. Veamos cinco claves que te pueden aclarar las cosas:
Normativa
El fin de las ventas de vehículos de gasolina y turbodiésel en la Unión Europea está fijado para 2035, pero eso no significa que esos coches de combustión no puedan seguir circulando unos años más, pues las gasolineras no desaparecerán de la noche a la mañana.
Por lo tanto, estando en 2022, aún hay mucho margen de uso para un coche de gasóleo. Es cierto que, dentro de unos años, muchas marcas se van a volver 100% eléctricas, pero es una decisión que no debes valorar a la hora de comprar un coche ahora.

Tipo de coche
Si quieres comprar un automóvil pequeño, principalmente un utilitario, carece de sentido adquirirlo con un motor diésel. Primero, porque la oferta es casi residual en estos momentos y segundo, porque son vehículos con los que no se suelen hacer muchos kilómetros al año y en los que el consumo de gasolina no es disparatado.
En cambio, si lo que buscas es un vehículo familiar (SUV, berlina o 'wagon', principalmente), ahí sí que debes plantearte el diésel en función del uso que le vayas a dar, porque no nos engañemos, el gasto de gasolina es elevado por la fisonomía y el peso de estos coches.

Kilómetros al año
Sin duda, esta es una de las variables clave a la hora de ver la rentabilidad o no de un coche diésel. Si por tu trabajo o por tu vida personal, sueles realizar 20.000 o más kilómetros al año, y no vas a cambiar de vehículo en muchos años, hay que plantearse un coche movido por gasóleo. Eso sí, también tienes que tener en cuenta otros dos puntos analizados a continuación.
Diferencia de precio con el mismo acabado
Aquí, vamos a ponerte dos ejemplos. El primero es el caso del nuevo Peugeot 308, que apuesta por el diésel, pues tan solo hay una diferencia de 1.500 euros entre el motor de gasolina PureTech 130 y el gasóleo BlueHDi 130, con el mismo acabado.
En cambio, el Kia Sportage turbodiésel CRDi de 115 CV es alrededor de 3.000 euros más caro que con el motor de gasolina T-GDi de 150 CV, que además ofrece bastante más potencia. En definitiva, comprueba esta diferencia de coste en el coche que quieras comprar.

Mantenimiento
Tener un coche turbodiésel implica un mayor cuidado que antes. Periódicamente, más o menos cada 10.000 kilómetros, hay que rellenar el depósito de AdBlue, una solución de urea que reduce el óxido de nitrógeno y que puedes encontrar en las gasolineras por unos 0,60 euros el litro. Además, hay que tener en cuenta que una posible sustitución del catalizador no es precisamente barata.
Tan solo me queda mostrarte los precios medios de los carburantes en España: la gasolina Sin Plomo 95 cuesta 1,61 euros; la 98, 1,77; el diésel, 1,50, y el GLP (gas licuado de petróleo), 0,87 euros.
Resulta evidente que elegir el motor en un coche nuevo no es tan sencillo como antes, sino que requiere un periodo de reflexión. Esperamos que, gracias a estas claves, la decisión sea más sencilla para ti.