Con una inversión máxima de 43.000 millones de euros, Europa intenta poner freno a su dependencia de los semiconductores asiáticos, responsables de la actual crisis de los chips que atenaza (también) al mercado del automóvil. El arma en manos de Bruselas se llama European Chips Act (o Ley Europea de Chips) y ha sido presentada por la Comisión Europea.

Se trata de una propuesta de reglamento que tiene varios objetivos: el primero, a corto plazo, explica la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, es "mejorar la resistencia en caso de otras crisis, anticipando y resolviendo las interrupciones en la cadena de suministro".

La segunda, pensada más a largo plazo, es "convertir a Europa en líder de este mercado", aumentando la producción de semiconductores, para duplicar la cuota de mercado a escala mundial de aquí a 2030, llevándola del 9% actual hasta el 20%.

Los sectores financiados

La suma puesta sobre la mesa asciende a 43.000 millones de euros, repartidos en: 15.000 millones de euros de "fondos públicos y privados", como especifica Von der Leyen, a los que hay que añadir los "30.000 millones de euros que ya aportan programas como Next Generation EU, Horizon Europe y diversos presupuestos nacionales". Los sectores en los que se centra el plan son:

  • Investigación, un campo en el que "Europa ya es líder"
  • Industria, para "llevar nuestra excelencia a las fábricas y convertirla en productos"
  • Normas, en particular las relativas a las ayudas estatales, adaptándolas a las condiciones del mercado
  • Apoyo a las empresas, sobre todo a las de nueva creación
  • Cooperación internacional, creando asociaciones con otros países como Estados Unidos y Japón, porque "ninguna región puede ser autosuficiente"
 

No lo llames proteccionismo

"No somos proteccionistas", dijo el Comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, en un anuncio realizado la semana pasada.

El reglamento pretende "compensar" la dependencia europea de Asia, sobre todo de la zona de Taiwán, con "muchas inversiones para reforzar la investigación, acoger las megafábricas y tener las herramientas para garantizar la seguridad del suministro".

La propuesta de reglamento, pendiente desde el verano pasado, tendrá que ser debatida ahora por el Parlamento Europeo y los Estados miembros antes de su aprobación definitiva.