Cuando creas que estás mal, basta con echar un vistazo alrededor para descubrir que igual el resto está peor de tú. Y si no, que se los pregunten a nuestros vecinos del norte, con esta increíble noticia sobre radares que leímos a nuestros compañeros de Motor1.com en Francia.
Como bien sabrás, porque hemos hablado alguna vez de ello, en el país galo empezaron a trabajar unos nuevos radares móviles, los conocidos como radares privados. Técnicamente, no tenían nada novedoso, más allá de que su funcionamiento está en manos privadas, en lugar de encontrarse a bordo de coches policiales.
¿Qué se consigue con esto? Bueno, principalmente, que cada radar esté trabajando hasta cinco vez más, aumentando del mismo modo su productividad a la hora de multar y recaudar. Aunque claro, si el control de velocidad, en lugar de con un coche, lo haces con dos, el número de multas y el dinero recaudado siempre va a ser mayor. Un plan sin fisuras...
Galería: Radares de velocidad (fijos y móviles)
La curiosa situación fue detectada por nuestro colega Maxime Fontanier, que la ha inmortalizado en vídeo, en las carreteras que bordean la ciudad de Soisy-sous-Montmorency, en el Val-d'Oise.
Allí, dos radares privados, un Peugeot 508 y un Volkswagen Golf, están aparcados a unos metros de distancia, realizando su labor de radar móvil con total precisión. ¿Doble seguridad o doble avaricia recaudatoria?
Porque claro, con esta doble multa, cada conductor que 'caiga' se expone a una doble sanción económica, pero también a una doble pérdida de puntos. Sin duda, una maniobra exquisita para verse con la cuenta vacía y el carné retirado.
Estos radares privados son vehículos de serie, en los que se instalan varios radares y cámaras. Se colocan dos módulos de infrarrojos en la parte delantera y trasera del coche, en el paragolpes, cerca de la matrícula. Estos módulos analizan la velocidad de los vehículos cercanos y la relacionan con los límites de velocidad recogidos por el GPS colocado en el parabrisas.
Si se produce un exceso de velocidad, una cámara de infrarrojos situada en el interior del salpicadero graba a los infractores, todo ello sin emitir un solo flash. Los conductores de las empresas privadas tampoco saben si han 'cazado' a alguien, ya que todo está automatizado y no tienen ninguna alerta ni acceso a esta información.
Vídeo: Maxime Fontanier