Desde 1950, el Concours d'Elegance de Pebble Beach, en California (Estados Unidos), ha sido reconocido como uno de los acontecimientos anuales más importantes del mundo del motor. Este año ha cumplido su 70 aniversario, y Bugatti no ha dejado de celebrar la llegada del evento.

La firma gala siempre ha estado estrechamente vinculada a Pebble Beach desde sus orígenes, y es que ya participó en la primera edición de 1950. No obstante, el año más especial fue el de 1985, cuando logró reunir en la cita a los seis únicos Bugatti Type 41 Royale producidos. Así fue la historia.

Galería: Bugatti Type 41 en Pebble Beach 1985

Los inicios de Bugatti en Pebble Beach

El fabricante de Molsheim ha acudido, prácticamente, a todos los Concours d'Elegance de Pebble Beach, presentando nuevos modelos y exhibiendo vehículos históricos. Su primera victoria general se produjo en la edición de 1956, con el Type 37 Grand Prix, en la calle 18 de Pebble Beach Golf Links.

Desde aquel momento, la firma se ha mantenido en casi todas sus participaciones en dicha calle, y continúa siendo la marca con más triunfos del premio 'Best of Show', con nueve muescas en la culata.

Este lugar es especial, por lo que Bugatti aprovechó para presentar en 2008 su Veyron 16.4 Grand Sport, antes de ser vendido en una subasta por 2,9 millones de dólares (1,95 millones de euros al cambio actual). Este precio eran 900.000 dólares más (600.000 euros al cambio) que su valor, y fue donado a la fundación oficial del evento. De manera más reciente, en 2019, Bugatti presentó el Centodieci, un homenaje al legendario EB110.

La reunión de los Type 41 Royale

El año 1985 fue el que robó los corazones de los organizadores del evento. Sandra Button, presidenta del Pebble Beach Concours d'Elegance, así lo reconoce con una evidente felicidad:

"Bugatti ocupa un lugar muy especial en nuestra historia. Estamos muy vinculados y, cada año, los modelos de Bugatti adornan nuestras calles, no falla. Fascinan y seducen a los visitantes, tanto casi como a nuestro jurado. Tampoco es exagerado decir que en 1985, Bugatti hizo que el evento tuviera el éxito mundial que hoy goza".

En aquella ocasión, Bugatti exhibió los seis Type 41 fabricados en todo el mundo, la única vez que estuvieron todos juntos al mismo tiempo. Es posible que no lo estuvieran ni durante su producción, que fue desde 1926 a 1933, ocho años para seis unidades.

La idea para este vehículo era un coche de lujo de grandes dimensiones y muy potente. Para ello, Ettore Bugatti, fundador de la marca, añadió un V8 de 12,8 litros en los 6,4 metros de longitud de la carrocería, pero la crisis del 29 hizo que su producción se limitara a tan solo seis ejemplares.

Problemas en el desplazamiento 

Así pues, la decisión de reunir por primera vez todas las unidades de este modelo tan especial vino de Chris Bock, por entonces miembro del evento y juez principal. Fue algo muy difícil de lograr, tanto que se requirió la inmunidad diplomática por parte del gobierno de los Estados Unidos a dos de los coches, la primera vez que se hacía algo del estilo con automóviles, en lugar de personas u obras de arte. De esta forma lo explica el propio Bock:

"Cuatro de los Bugatti estaban ya en suelo estadounidense, pero los otros dos aún seguían en Francia. Formaban parte de la colección de los hermanos Schulumpf, en Mulhouse, que había sido asumida por el gobierno galo y confiada a la Asociación Nacional de Museos del automóvil francés. No obstante, al museo le preocupaba que los coches abandonaran el país, ya que los hermanos Schulmpf podrían intentar alguna triquiñuela para recuperarlos".

Incluso después de obtener la citada inmunidad diplomática, los problemas siguieron. El vuelo con los dos vehículos restantes debía pasar por Canadá para repostar, y allí la concesión estadounidense no garantizaba la seguridad total, por lo que se tuvo que organizar un vuelo directo con Air France, desde París hasta Los Ángeles.

El Museo Francés indicó que el desplazamiento debía realizarse en aviones separados, y una vez en tierra americana, su transporte tenía que ser en camiones distintos. Esto era así para minimizar el riesgo de robo, con lo que, únicamente, el precio del viaje ascendió a 85.000 euros, todo a cuenta de coleccionistas, jueces y entusiastas que deseaban ver a los seis Type 41 Royale juntos.

Dos de los cuatro Bugatti que descansaban en Estados Unidos pertenecían a la colección de William F. Harrah, en Reno (Nevada), mientras que otro era del Museo Henry Ford, en Dearborn (Michigan). Esta unidad también conserva una curiosa historia, y es que un exejecutivo de General Motors lo compró en un depósito de chatarra de Long Island, donde acabó tras sufrir problemas en el motor causados por un duro invierno. Tras unos cientos de dólares, se lo llevó y lo restauró. Chris Bock recuerda otro momento peculiar para reunir el sexto de los Bugatti:

"El evento es un espectáculo difícil de realizar, ya que es, esencialmente, un campo de golf en un barrio residencial. Fuimos muy cuidadosos a la hora de organizar el almacenamiento de los Type 41 en las casas cercanas. Cuando todo estaba listo, apareció un tipo con un sexto modelo que pertenecía a Briggs Cunningham. Lo trajo en un remolque abierto con una Ford F-250 y lo dejó allí. Para restar protagonismo a la camioneta decidió cubrirla con una lona y solucionar el problema mientras que el resto hiperventilaba".

El sueño se hace realidad

El evento atrajo a aficionados de todo el mundo para ver a los seis Bugatti Type 41 Royale juntos por primera vez. En aquella cita, la firma francesa, además de ser la protagonista, también ganó el premio 'Best of Show', aunque no fue con ninguna de las seis unidades de este relato, sino con un Type 57 Saoutchik Cabriolet de Jack Becronis.

Desde aquel día, nunca más se volvieron a ver los Type 41 Royale. No obstante, algo parecido sucedió en 2019, cuando la cita acogió todos los Bugatti Type 59 Grand Prix, algo que no pasaba desde 1934.