En el salón del automóvil de Frankfurt del año 2001, el fabricante español SEAT sorprendió con un roadster deportivo y biplaza, denominado SEAT Tango. Fue uno de los productos creados por el famoso diseñador Walter de Silva durante su paso por Martorell, autor del León II, el Ibiza III, el Audi A5, el Audi R8 o el Volkswagen Golf VI, entre otros muchos modelos.
Este pequeño deportivo biplaza medía apenas 3,69 metros de largo, 1,71 metros de ancho y 1,18 metros de alto, así que era unos 19 centímetros más corto que el SEAT Ibiza tres puertas de aquella época (el Ibiza II, de segunda generación), cuya longitud era de 3,88 metros.
El roadster estaba fabricado sobre un chasis tubular, en el que se fijaba directamente la suspensión, y según SEAT dicha estructura se basaba en la jaula de seguridad del SEAT Córdoba World Rally Car de competición.
A nivel estético destacaba por unas curiosas formas en la parte trasera, con dos jorobas tras los asientos, así como por una mirada interesante gracias a faros de xenón, tanto para las funciones de luces cortas como largas. Otras funciones de iluminación se llevaron a cabo mediante diodos LED (faros antiniebla) y fibra óptica (pilotos).



El habitáculo, bastante sencillo, apenas contaba con guarnecidos y dejaba a la vista los tubos de aluminio de la estructura del coche, aunque sí incorporaba tapizados en cuero, por ejemplo. Los asientos, además, iban montados en una posición fija y no se podían mover longitudinalmente, por lo que la pedalera y la columna de dirección (incluyendo la instrumentación) eran regulables.
El alma del coche, de tracción delantera, era el conocido bloque 1,8 litros, un cuatro cilindros turboalimentado de gasolina, en este caso en versión de 20 válvulas y con 180 CV de potencia a 5.600 rpm, como el que utilizaban otros modelos del Grupo Volkswagen. Según la marca, el Tango era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,0 segundos y de alcanzar una velocidad punta de 235 km/h.



Algunos rumores aseguraban que originalmente SEAT tenía intención de que este prototipo se llamara SEAT Tanga, en alusión a la prenda de ropa interior a la que recuerda su zaga, pero a los directivos del Grupo Volkswagen no les pareció buena idea y el coche, finalmente, se llamó Tango, aunque lo cierto es que dos prototipos previos ya tenían nombre de baile: SEAT Bolero y SEAT Salsa.
Algo después del SEAT Tango, el fabricante español lanzó una segunda variante del prototipo, denominada SEAT Tango Racer, que parecía un derivado monoplaza, ya que el asiento del copiloto iba oculto bajo una cubierta, aunque en realidad seguía siendo biplaza. A nivel mecánico era idéntico al Tango normal y montaba el mismo bloque 1.8.