Llega el fin de una era para el famoso fabricante británico Bentley. La marca de Crewe ha anunciado el final de producción del que probablemente sea su motor más icónico, el bloque V8 de la Serie L, que apareció por primera vez en un modelo clásico de la marca, hace nada menos que 61 años.

Según la propia compañía inglesa, se trata de la familia de propulsores V8 más longeva de la historia del automóvil, con algo más de seis décadas a sus espaldas. Lógicamente, la mecánica ha ido evolucionando con los años, pero la esencia de la motorización original la conserva el 6,75 litros V8 que ahora deja de fabricarse.

La configuración básica del bloque de ocho cilindros en V de la Serie L se ha mantenido durante décadas. De hecho, de esta familia de motorizaciones se han vendido nada menos que 36.000 ejemplares, todos ellos fabricados a mano, en un proceso que en la actualidad lleva unas 15 horas de trabajo.

La historia de este propulsor comenzó en 1959, en el Bentley S2 de aquel año, que por entonces era un motor atmosférico de 6,2 litros (L410), con una potencia de 180 CV, muy lejos de las cifras que es capaz de arrojar su hermano actual. Cabe apuntar que, en aquella época, Rolls-Royce era propietaria de Bentley.

Bentley S2
6.25 V8 en el Bentley S2 "Wendler" de 1960.

A lo largo de todo este tiempo, la marca experimentó con evoluciones diversas para esta motorización V8 de la Serie L, incluidas algunas versiones de mayor cilindrada, como el prototipo L425 de 7,4 litros (1965) o el L410E de 7,3 litros, de los años setenta, que nunca llegaron a producción.

En lugar de desarrollar un motor desde cero, Bentley decidió mejorar su diseño original, así que en 1971 aumentó la cilindrada del bloque hasta los actuales 6,75 litros, incrementando la carrera de 9,1 a 9,9 centímetros. Después, en 1982, se añadió un turbocompresor, en el Mulsanne Turbo, abriendo la puerta a una nueva dimensión en materia de potencia y prestaciones.

Bentley Mulsanne Speed 2017
Bentley Mulsanne Speed (2016)

La actualización más reciente, la última, se llevó a cabo con el lanzamiento del actual Mulsanne, en 2010. El bloque se equipó con nuevos pistones y bielas, nuevas culatas y cigüeñal, lo que permitió soluciones como el alzado variable de válvulas o la desactivación selectiva de cilindros. La potencia del V8 alcanzó los 537 CV a 4.000 rpm (además de 1.100 Nm de par motor máximo), gracias a dos turbocompresores, en el Mulsanne Speed de 2016.

Lógicamente, no es una buena noticia que la producción de este motor V8 llegue a su fin, ya que cada vez son menos los propulsores de este tipo que se siguen ofreciendo en el mercado. En cualquier caso, la marca conservará en su oferta otro bloque de ocho cilindros, el 4.0 V8 biturbo, de origen Volkswagen, que equipan modelos como el Bentley Continental GT V8 o el Bentley Bentayga.