No todos los iconos son iguales. En el mundo del automóvil, hay vehículos que fueron de enorme importancia para sus marcas, como es el caso del Audi 100, pero también hay otros que son tan famosos que prácticamente todo el mundo los conoce, incluso sin mencionar la firma, como es el caso del Beetle, el Golf, el Cinquecento o el 'Alas de gaviota'.

Sin duda, el Porsche 911 es uno de estos indiscutibles iconos. El alma de Porsche y un auténtico estandarte entre los modelos deportivos, de cualquier época. Hay pocos coches sobre los que se hayan escrito tantos libros, y la importancia del 911 para su fabricante es tan evidente que ni siquiera hace falta explicar nada. De hecho, adivina qué prefijo tienen los teléfonos de la sede de Porsche en Zuffenhausen. Bingo: 911.

El modelo original, como este ejemplar fabricado en 1966, recurría a un motor bóxer trasero, de seis cilindros, refrigerado por aire y con 1.991 cm3, que anunciaba una potencia de 130 CV y un par motor máximo de 174 Nm. Lógicamente, es un modelo de propulsión trasera y la caja de cambios era manual de cinco velocidades.

Con un peso de apenas 1.080 kilogramos, el conjunto era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 9,1 segundos, al tiempo que anunciaba una velocidad máxima de 210 km/h, además de un consumo medio de 13,5 litros cada 100 kilómetros.

Porsche 911 (1966) in Sandbeige

La historia del modelo arrancó a finales de los años 50, cuando la marca de Stuttgart comenzó a planear un sucesor para su Porsche 356, por entonces claramente relacionado con el Volkswagen Beetle. El nuevo modelo debía ser más espacioso y práctico para un uso diario, es decir, algo más parecido, por concepto, a un Gran Turismo.

El diseño definitivo es obra de Ferdinand Alexander Porsche, apodado 'Butzi', el nieto de Ferdinand Porsche, cuyas ya míticas líneas dibujó antes de cumplir los treinta años. Diseño que luce, como es lógico, este vehículo de pruebas de las imágenes, que data de 1966 y está pintado en un curioso color de carrocería, denominado beige arena (sand beige).

Porsche 911 (1966) in Sandbeige

El aspecto de este diseño, tan atemporal como funcional y atractivo, fue rompedor en la época y, en la actualidad, se trata de un coche muy codiciado por los amantes de la marca y coleccionistas de todo tipo. De hecho, el precio de una unidad original del Porsche 911 está por las nubes. Algunas superan con creces los 200.000 euros.

Como es bien sabido, tras la presentación del coche en el salón de Fráncfort de 1963, Peugeot demandó a Porsche por el uso de la denominación 901 (solo se fabricaron 82 ejemplares con este nombre, que era el original del modelo), de manera que la firma alemana tuvo que recurrir a 911, el nombre que conserva en la actualidad el icónico deportivo germano.

Porsche 911 (1966) in Sandbeige

De vuelta a nuestro 911 de pruebas, el motor bóxer y sus 130 CV nos están esperando, 'colgando' del eje trasero. Y no te rías, porque hace más de cincuenta años, era una potencia tres veces superior a la de un coche convencional, como podía ser un Volkswagen Beetle. Mi principal problema hoy es que está diluviando.

Como en los 'Nueveonce' modernos (aunque ya no cuentan con una llave al uso), el bombín para la llave está ubicado a la izquierda del volante, en un guiño a la tradición de la clásica salida a pie de la carrera de resistencia más famosa del mundo, las 24 Horas de Le Mans. En este caso, el habitáculo es sencillo, y muy lejos de los lujosos interiores actuales de Porsche, pero resultan interesantes tanto el volante, con aro de madera, como el cuadro de instrumentos con cinco relojes.

Porsche 911 (1966) in Sandbeige

De pronto me acuerdo del tirador del aire, ya que este legendario bóxer de seis cilindros es un motor de carburación, de manera que hay un tirador para regular el caudal de aire que llega al carburador Weber 40 IDA 3L. Al arrancar el motor, en un principio no se aprecia demasiado ese sonido tan característico que ha convertido en legendario a este bloque de cilindros opuestos.

Que me perdonen los más puristas, pero cuando conduzco a ritmo lento, este Porsche suena un poco como un viejo Mercedes-Benz 200 D. Pero claro, de momento no puedo explorar la zona alta del cuentarrevoluciones central (otra seña de identidad del 'Nueveonce', que se conserva en la actualidad), cuya zona roja empieza en 7.000 rpm, ya que el motor está todavía frío. Tengamos paciencia.

Porsche 911 (1966) in Sandbeige

No hay duda de que, para divertirse, este propulsor te pide que lo subas de vueltas aunque, como ya sabrás, estos 911 tempranos son algo delicados. De hecho, tienen más mala leche que un villano de James Bond, sobre todo sobre asfalto mojado, debido principalmente a una distribución de pesos que no resulta para nada idónea (y a la ausencia de ayudas electrónicas, también).

Hoy en día, cualquier jubilado puede conducir sin demasiado problema un Porsche 911 moderno, incluso en el mítico Nürburgring Nordschleife, lo cual habla mucho y muy bien sobre el trabajo que han llevado a cabo los ingenieros de Porsche en el 911 durante las cinco últimas décadas. Y sí, este 911 de 1966 se conduce como un coche clásico. Digamos que, de igual forma que sería poco probable que un hombre de 54 años batiera un récord de atletismo en los 100 metros lisos, a los coches les ocurre lo mismo.

Pero, este modelo en concreto, rezuma carácter e historia. Es una leyenda viva del mundo del automóvil, conocido por todos y apreciado por la mayoría. Es cierto que no está al alcance de muchos, debido a su precio, pero sigue siendo un coche con el que soñar. Una auténtica leyenda.