Al ser una marca asociada con la fiabilidad, los coches prácticos y los SUV familiares, es fácil olvidar que Honda tiene sus raíces en los circuitos. La división Honda Performance Development (HPD) es el epicentro de todo lo relacionado con la competición para Honda y Acura.

La misión de HPD es ayudar al desarrollo de pilotos jóvenes, y una parte integral de este proceso es el programa de competición con el Honda Civic, que incluye el Type R TCR, un coche de carreras listo para correr en campeonatos de todo el mundo.

Curiosamente, Honda no fabrica sus Civic de carreras en Japón, en Estados Unidos ni en Inglaterra, donde se produce el Type R de calle. En realidad los Civic con especificaciones de competición se crean en un pequeño pueblo a 30 minutos de Milán, en Italia.

Aquí es donde J.A.S. Motorsports, la compañía con la que Honda lleva años asociada en competición, fabrica a mano los Civic, en un proceso extremadamente complejo. Acabamos de visitar la factoría italiana para ver cómo un Civic se convierte en un coche de carreras de unos 150.000 euros.

 

Alma de Civic… y poco más

Antes del montaje en J.A.S, el Civic TCR de carreras comienza su vida en la misma línea de producción que sus primos de calle, en Reino Unido. Este es el único paso del proceso productivo en el que ambos coches comparten la misma ubicación. Honda construye la carrocería del vehículo, añade una capa de imprimación, y después envía unas pocas unidades a Italia, donde arranca el proceso de conversión en coches de competición. 

J.A.S. Factory Tour
2021 Honda Civic Type R Limited Edition

Como es lógico, el TCR está hecho en su mayoría con componentes de carreras, aunque comparte algunos elementos con el coche de calle. Esto incluye la citada carrocería, el bloque motor, la iluminación exterior y algunos paneles de carrocería. Por lo demás, el equipo de J.A.S altera drásticamente el Civic de cara a la competición, en un proceso que se completa en unos 12 días.

Un representante de J.A.S nos comenta que la fábrica ha producido hasta ocho ejemplares del TCR en un solo mes, aunque prefieren construir entre tres y seis unidades en ese mismo periodo de tiempo, de manera que puedan mantener un estricto control de calidad. Desde la fase inicial de montaje hasta la primera prueba del coche, el TCR recibe unas 300 horas de cuidados y trabajos por parte de los ingenieros, que fabrican el coche en función de las preferencias de los clientes.

Poner el coche de calle al lado del de carreras muestra lo drásticamente diferentes que son las formas del TCR, con un kit de carrocería mucho más ancho y un enorme splitter delantero ajustable. Las mejoras van mucho más allá de la estética, si bien J.A.S. recibe el motor del Civic Type R de forma independiente al coche, y mejora el cuatro cilindros para exprimir más potencia.

J.A.S. Factory Tour
J.A.S. Factory Tour
J.A.S. Factory Tour

Con las especificaciones del TCR, el 2.0 VTEC TURBO desarrolla 340 CV, en lugar de los 320 CV del coche de calle. Esta mejora se consigue mediante cambios en la gestión electrónica, para funcionar con gasolina de competición, de 100 octanos, así como mediante un intercooler mejorado o un sistema de escape de acero inoxidable, fabricado a medida.

Dicha potencia extra va a parar el eje delantero, a través de una caja de cambios secuencial de seis velocidades (con levas), que sustituye a la caja manual del Type R de serie. Otros cambios significativos incluyen las llantas de aleación ligera O.Z, de 18 pulgadas, o una suspensión ajustable específica (de tipo coilover) con barras estabilizadoras también ajustables. Los frenos se mejoran igualmente, gracias a discos de acero y pinzas de seis pistones delante y dos detrás.

El interior del TCR también se aligera de manera importante, prescindiendo de la mayoría de materiales aislantes del coche de calle. También cuenta con una jaula antivuelco integrada, un asiento de competición fabricado en composite o un volante extraíble, también de carreras. El cuadro de instrumentos del coche de calle deja paso a un display multifunción, ubicado sobre la columna de dirección. Además, J.A.S. también ofrece soluciones específicas a gusto del cliente, como una pintura especial o un sistema de suministro de agua para el piloto.

El toque final

Según J.A.S, el paso más importante se completa justo después del propio ensamblaje. Durante esta fase, los clientes de todo el mundo llegan a estas instalaciones del norte de Italia para tener la oportunidad de probar en circuito (a veces solo unas pocas vueltas) sus coches de carreras personalizados. Esta prueba final es quizá el momento más fundamental de todo el proceso, ya que se comprueba que todo esté a gusto del cliente y adecuadamente calibrado para el campeonato en el que el coche vaya a participar. 

Tras abandonar la fábrica, el TCR hace su función como coche de carreras, pero también la de recolector de datos, tanto para HPD como para J.A.S. Ambas partes recopilan información de cada carrera y, según HPD, "esto podría lograr mejoras en el diseño de futuros coches de producción". Puede que esto confirme algo que mucha gente olvida sobre Honda: es posible que la competición no sea el principal talento de la marca, pero desde luego la lleva bien arraigada en su ADN.