Si hay un tipo de coche que apetece conducir en el soleado estado de Florida, en Estados Unidos, ha de ser sin duda un gran turismo descapotable, tan rápido como cómodo, ideal para despachar enormes distancias de la manera más agradable posible. Y si hablamos de un modelo británico de Aston Martin, con un precio desorbitado, mejor que mejor, ¿no?
Este coche ideal es, en nuestro caso, el Aston Martin DBS Superleggera Volante, con el que dejamos atrás las playas y la costa atlántica de Florida, rumbo al llamado 'Alligator Lane', un tramo de autovía que atraviesa el parque natural de los Everglades y que recibe su nombre por la gran cantidad de caimanes que pueblan estos gigantescos humedales.
Una bestia atiborrada de par motor
Bajo el capó de la sinuosa carrocería del Aston, encontramos un motor 5.2 V12, biturbo, de desarrollo propio, el mismo que equipa el DB11 AMR, y que no es de origen AMG. En el Superleggera, no obstante, el propulsor aumenta su potencia hasta los 725 CV, mientras que el par motor máximo llega hasta nada menos que 900 Nm, en un amplísimo abanico de revoluciones: entre 1.800 y 5.000 rpm. Además, la forma en que entrega la potencia este V12 es increíble y algo aterradora.
Pon el selector del volante en el modo Sport Plus, aprieta el acelerador y agárrate. Una explanada vacía nos permite probar la aceleración del Superleggera Volante, que anuncia 3,6 segundos en el 0 a 100 km/h. No obstante, en lugar de obtener una cifra inferior a los 4,0 segundos, lo que logramos es hacer patinar salvajemente los neumáticos Pirelli P Zero (265/35 ZR21) y que el testigo del ESP parezca un árbol de Navidad.
Es cierto que los ingenieros de Aston Martin han intentado mantener a raya semejante cantidad de par motor, limitándolo en este modo de conducción en primera y segunda velocidad, aunque no es suficiente. El DBS Superleggera tiene tanta potencia que rara vez consigue transmitirla plenamente al asfalto. Eso sí, al menos el hecho de que las ruedas patinen añade un punto de diversión.
Una vez de vuelta en la autovía, el Superleggera empuja como una locomotora, incluso en tercera, cuarta y quinta velocidad. Un pequeño golpe de acelerador, incluso cerca de los 120 km/h, transfiere el peso hacia la zaga y transmite los 900 Nm de par motor de forma casi instantánea a los neumáticos traseros, pegándote de paso al reposacabezas. Parte de culpa la tiene la mejorada transmisión automártica ZF, con convertidor de par y ocho velocidades.
En la carretera adecuada, es decir, en una Autobahn sin límite de velocidad, el DBS no parará hasta que alcance los 339 km/h. Desde luego, nosotros ni nos acercamos a esa cifra, como es lógico, ya que es fuera de la autovía donde el Aston muestra su lado más juguetón y atlético. Aquí no hay interesantes carreteras de montaña, pero descubrimos el genial 'feedback' de la dirección, además del mordaz y rápido eje delantero.
El DBS se mueve con una elegancia muy propia, a pesar de que la carrocería balancea de manera apreciable y la caja de cambios automática de ocho velocidades no es tan eficaz como esperarías. Aun así, el DBS da lo mejor de sí en carreteras largas y planas, aunque no creas que esta bestia de 1.863 kilogramos no cumple con nota en zonas de curvas.
Precioso
No hay otra forma de decirlo. El Aston Martin DBS Superleggera Volante es realmente precioso. Su enorme parrilla le aporta un aspecto muy intimidante, al igual que sus anchas caderas o su estilizada silueta. Nuestro detalle favorito es el sutil 'Superleggera' sobre el capó, que denota su ultrarrápida naturaleza. El DBS Superleggera es uno de los Aston más bonitos, además de uno de los vehículos más agraciados que he conducido.
Ahora bien, a la hora de hacer tu pedido, asegúrate de elegir tu Aston Martin en un color más adecuado, ya que este gris Xenon, muy oscuro, no logra realzar las formas de su estupenda carrocería. Este coche se merece un color más llamativo e interesante, como el lima Essence o el azul Ceramic.
El DBS Superleggera es uno de los Aston Martin más bonitos y agraciados
Podríamos hablar largo y tendido sobre el espectacular exterior del Superleggera, pero no así sobre su habitáculo, que tiene un aspecto quizá demasiado mundano, al menos para un coche de este calibre. Hay toques muy buenos, como los asientos de cuero cosidos a mano, que sujetan muy bien, o las inserciones de fibra de carbono.
Pero, por ejemplo, el volante achatado en su zona inferior y gran parte del salpicadero están recubiertos de un cuero negro muy sencillo, que no luce ni se siente a la altura de, digamos, un Bentley o un Rolls-Royce.
Los botones del volante solo responden cuando se aprietan con fuerza y la pantalla multimedia, heredada de Mercedes-Benz, es un sistema 'Comand' algo desfasado, tristemente. El interior es mucho mejor que antes, no obstante, y además la división Q de Aston Martin puede personalizar el habitáculo con detalles y acabados mucho mejores.
Maravilla descapotable... y muy cara
Como cualquier otro Gran Turismo con un enorme motor, el Superleggera Volante es caro. Muy caro. La versión descapotable tiene un precio de 337.870 euros en España, lo cual es una cifra algo disparatada si la comparamos con el precio de un Bentley Continental GT Cabrio (264.273 euros) o un BMW M8 Cabrio Competition (200.500 euros), aunque un Rolls-Royce Dawn tiene un precio similar o ligeramente superior. En todo caso, el DBS es el más rápido de todos.
En definitiva, este Aston Martin DBS Superleggera Volante es un espectacular cohete con motor V12, absurdamente potente, que consigue que la carretera más normalita resulte divertida. Incluso nos ha sorprendido por su agilidad y por el nivel de comodidad que ofrece en viajes largos (si eliges el modo de conducción adecuado). Está claro que no es perfecto, pero cuando puedes rodar descapotado a más de 300 km/h, todo lo demás importa poco.
Aston Martin DBS Superleggera Volante