El Nissan GT-R es tan viejo que cuando se presentó, en el año 2008, McLaren ni siquiera tenía todavía una división de automóviles de calle. Actualmente, el fabricante británico ofrece dos excelentes alternativas al supercoche de Nissan (los 570S y 720S), además de otra serie de opciones, como hiperdeportivos y GT. Mientras tanto, el GT-R apenas ha cambiado.
Aun así, hay algo extremadamente atractivo del Nissan GT-R, y en concreto de la versión NISMO, más salvaje y enfocada a un uso en circuito, que es precisamente el que acabamos de probar. Esta variante, que nació hace seis años como parte de una actualización de mitad del ciclo comercial del modelo, ofrece más potencia, mejor aerodinámica y un interior algo más moderno. Y sigue siendo tremendamente rápido, a pesar de su edad.
Galería: Nissan GT-R NISMO 2020, prueba
Así que, en general, no tenemos ningún problema con las habilidades del Nissan GT-R NISMO, pero sí con su precio. El primero costaba alrededor de 150.000 euros, pero seis años después y tras unas pocas mejoras, Nissan pide más de 200.000 euros por este coche (el modelo 2019 costaba 185.000 euros, para ser exactos). Por semejante precio puedes comprar vehículos geniales, pero no estamos seguros de que el GT-R NISMO sea uno de ellos, salvo que seas un auténtico nostálgico.
Godzilla 'a la última'
No hay muchos cambios estéticos en el GT-R NISMO 2020. Las mejoras exteriores incluyen un nuevo capó de fibra de carbono, tomas de aire más grandes en los pasos de rueda... y poco más.
Estas últimas optimizan la refrigeración de los nuevos discos de freno carbocerámicos Brembo, de 410 milímetros de diámetro, mientras que diversos elementos de fibra de carbono contribuyen a reducir el peso en 31 kilogramos, respecto a un GT-R convencional. A pesar de ser el GT-R más ligero de todos, el NISMO marca 1.703 kilos en la báscula.



Aunque las entradas de aire, tomas de ventilación y piezas de fibra de carbono hacen que el GT-R NISMO sea una bestia aerodinámica en el circuito, para la calle es bastante poco práctico. El enorme alerón trasero de carbono hace que la luneta trasera sea prácticamente inútil (afortunadamente hay una buena cámara de marcha atrás), el difusor y las taloneras hacen que moverse en un aparcamiento sea algo delicado y, aunque el GT-R no es tan bajo como otros superdeportivos, también roza en algunas rampas de acceso. Al menos el escandaloso aspecto del NISMO supone que sea imposible de ignorar, un rasgo clave de cualquier buen supercoche.
El GT-R NISMO tampoco tiene el habitáculo más moderno. Una modesta actualización en 2016 mejoró cosas como la ergonomía (los asientos Recaro específicos del NISMO son bastante cómodos) y añadió una pantalla táctil de 8,0 pulgadas algo mejor, con Apple CarPlay.
Pero hay pistas evidentes de que la compañía no lo ha mejorado apenas desde que debutó, hace más de una década. Los relojes analógicos con tipografía en naranja, por ejemplo, recuerdan a finales de los años 2000. Los botones y mandos resultan baratos y desfasados. Y no hay sistemas de seguridad activa. Ninguno. Lo único que ofrece el Nissan GT-R NISMO es la cámara de marcha atrás, de serie.

Velocidad aterradora
Tanto el salvaje diseño como el anticuado habitáculo, parecen menos ofensivos una vez pisas el acelerador. Incluso tras una década, el GT-R te sigue aplastando a ti y a tu acompañante contra los asientos Recaro. Es rápido. No tan rápido como un McLaren 720S, pero absurdamente veloz. El motor 3.8 V6 biturbo del NISMO se ha mejorado mediante dos turbos más grandes, heredados del GT3 de carreras, y ahora ofrece 600 CV y 652 Nm de par motor. Esto supone un extra de 30 CV y 20 Nm con respecto a un GT-R normal.
Si utilizas el enrevesado sistema Launch Control, Nissan asegura que el GT-R NISMO acelera de 0 a 100 km/h en apenas 2,9 segundos. Nosotros optamos por la opción más tradicional de pisar a fondo, lo que provoca una lenta puesta en marcha y después una desmelenada aceleración. Hasta los nuevos turbos necesitan mucho tiempo para coger velocidad. Apenas hay respuesta por debajo de 3.000 rpm. Y es aquí donde el GT-R deja ver su edad.
Si utilizas el complicado sistema Launch Control, Nissan asegura que el NISMO alcanza los 100 km/h desde parado en apenas 2,9 segundos


Ahora bien, se produce un empuje muy notable una vez el coche está en marcha. Al pasar la barrera de las 3.000 vueltas, el GT-R exhibe la ferocidad esperada. Los 600 CV se reparten entre las nuevos neumáticos Dunlop SP Sport Maxx (255/40 delante y 285/35 detrás, un 11% más anchos que antes), aferrando el coche al asfalto. Y aunque el ruido que emana de los escapes suena como una mezcla de soplador de hojas y flauta de émbolo, la presión que notas en tu cara y en tu pecho te hace obviar la horrenda banda sonora.
Se mantiene la misma transmisión de doble embrague y seis velocidades anterior, aunque se ha puesto a punto para ofrecer cambios de marcha más veloces. Y sí, es rápida. Incluso sin utilizar las levas, lleva a cabo cambios perfectos y mantiene altas las revoluciones. Si mueves el selector R-Mode, todo se vuelve un poco más agresivo. Aunque, circulando por ciudad, la transmisión puede ser algo brusca.
El GT-R NISMO conquista las diversas curvas que nos encontramos en nuestra ruta de pruebas por Miami. Se inscribe en los giros excepcionalmente rápido y la ligera dirección hace que Godzilla siga siendo competitivo frente a sus rivales. Es algo nerviosa con respecto a alternativas más nuevas y suaves, pero esto es parte del encanto. Para 2020, Nissan ha suavizado la suspensión. La dureza de los amortiguadores es un 20% inferior, lo que permite una marcha más cómoda, pero sin sacrificar la agilidad. Esto es lo que hace que el GT-R NISMO siga siendo una absoluta bestia, incluso después de diez años.



¿Cuánto cuesta?
No hay forma de suavizar esto. El Nissan GT-R NISMO cuesta unos 209.000 euros en nuestro mercado. Y esto es mucho dinero por un ahorro de 31 kilogramos y un aumento de potencia de 30 CV. El GT-R normal cuesta poco más de 100.000 euros, así que en este sentido, el NISMO resulta demasiado caro y desfasado, sobre todo frente a competidores más modernos y con un precio más sensato. Pero, aun así, hay mucho que apreciar de este coche, así que no se puede pasar por alto este modelo si estás buscando un superdeportivo.
El GT-R NISMO tiene un aspecto escandaloso. No bonito, pero espectacular. Es absurdamente rápido una vez gana velocidad, suficientemente cómodo y despacha zonas de curvas con solvencia. Y sí, es cierto que el habitáculo está anticuado y el escape no suena bien, pero el NISMO ofrece una sensación de conducción única, que pocos coches pueden replicar. La decisión sobre si vale lo que cuesta, la dejamos en tu mano.
Nissan GT-R Nismo 2020