En Wolfsburgo se ha producido un gran revuelo. Tras una reunión de la dirección, Volkswagen ha anulado el acuerdo de 30 años del Comité de Empresa sobre la seguridad en el empleo. En la situación actual, ya no se puede descartar el cierre de plantas de producción de vehículos y componentes.
Naturalmente, esto ha llamado inmediatamente a la acción al poderoso comité y al sindicato. La presidenta del Comité de Empresa de Volkswagen, Daniela Cavallo, pasó inmediatamente a la ofensiva: los planes son "un ataque a nuestros puestos de trabajo, emplazamientos y convenios colectivos", explicó. "Nos defenderemos ferozmente. ¡Conmigo, no habrá cierres de centros de Volkswagen!".
Daniela Cavallo, jefa del Comité de Empresa
Pero, ¿qué ocurre en Wolfsburgo?
A finales de 2023, Volkswagen adoptó un amplio programa de reducción de costes para aumentar su rentabilidad. A pesar de estas medidas, recientemente se anunció que no se podrían alcanzar los objetivos fijados. Esto llevó a discusiones sobre despidos obligatorios y cierres de plantas, que no son fáciles de aplicar debido a la fuerte representación de los trabajadores y a la implicación del estado de Baja Sajonia como accionista.
Está claro que los cambios son necesarios, pero también está claro que no se puede culpar unilateralmente de la crisis a "los motores de combustión" o a "los coches eléctricos".
La sede de Volkswagen en Wolfsburgo
Volkswagen fabrica demasiados coches
Un problema central es el exceso de capacidad en las fábricas. Volkswagen es actualmente incapaz de vender hasta 500.000 coches al año. Las matriculaciones en China, uno de los mercados más importantes del fabricante, se están debilitando, y en Europa hay reticencia a hacer compras caras. Esta situación está llevando a una infrautilización de las plantas.
Una opción sería reducir la producción o cerrarlas temporalmente. Otra sería producir los coches de todos modos y sacarlos al mercado con pérdidas, lo que reduciría aún más el ya bajo rendimiento y bajaría los valores de reventa.
Debilitamiento del mercado eléctrico
El negocio de los coches eléctricos plantea otro reto. Tras el escándalo de las emisiones de hace nueve años, Volkswagen hizo un cambio fundamental y lanzó al mercado una plataforma eléctrica. Sin embargo, los primeros modelos se introdujeron demasiado pronto, lo que dañó permanentemente la reputación de los modelos ID.
En concreto, el ID.3 antes del lavado de cara se consideraba poco cuidado por dentro y tenía un diseño muy arbitrario. El actual jefe de Diseño de Volkswagen, Andreas Mindt, pretende recuperar formas más familiares con un toque de nostalgia.
Aunque los peores problemas ya se han resuelto, la apuesta por los coches eléctricos iniciada por el anterior CEO del Grupo, Herbert Diess, aún no ha dado sus frutos. La demanda se desplomó tras el fin de las ayudas estatales, lo que demuestra que son necesarias unas condiciones marco fiables.
Escasa rentabilidad de las ventas
Otro problema es el bajo rendimiento de las ventas. Volkswagen sólo consigue un 1% en algunos casos. Este porcentaje no sólo es bajo en comparación con la competencia, sino que también limita considerablemente el margen de maniobra económica de la empresa. Le falta dinero para las inversiones necesarias y flexibilidad para reaccionar a los cambios del mercado.
Un ejemplo es la interrupción de las subvenciones estatales a la compra de coches eléctricos en Alemania a finales de 2023, que provocó un desplome de la demanda.
China se convierte en un problema
En China, uno de los mercados más importantes de Volkswagen, la empresa también está experimentando dificultades. Y aunque sigue desempeñando un papel significativo allí, su cuota de mercado se está reduciendo. Volkswagen tiene dificultades para satisfacer los gustos de los clientes chinos.
Además, las marcas chinas se han puesto muy al día en este terreno y el Partido Comunista apoya la industria automovilística nacional, lo que dificulta la competencia a los fabricantes extranjeros.
Para superar estos retos, Volkswagen tendrá que embarcarse en un duro programa de reducción de costes, que también será doloroso para la plantilla. La empresa puede esperar que la economía se recupere el año que viene, pero los límites de emisiones obligarán a los fabricantes a homologar vehículos altamente electrificados a toda costa.
Según cálculos de Automobilwoche, VW tendría que reducir las ventas de coches de gasolina en Europa en un 14%, pero al mismo tiempo matricular un 15% más de coches eléctricos puros para cumplir el límite de 94 g/km. De lo contrario, existe el riesgo de elevadas multas por vehículo.
También hay otros problemas: aunque el software de los vehículos ha mejorado, Volkswagen sigue teniendo dificultades para competir contra rivales como Android Automotive. Además, la marca debe tener éxito con los coches eléctricos en China.
Queda por saber qué harán ahora el poderoso Comité de Empresa y el sindicato. Cabe esperar protestas e incluso huelgas, porque los representantes de los trabajadores no pueden ni quieren aceptar sin más estos planes de reducción de costes.
Fuente: Tagesthemen, Automobilwoche, Volkswagen