El Citroën Ami es un coche urbano eléctrico (perdón, objeto de movilidad o cuadriciclo) y de ligero peso que saltó a la palestra por su curioso e inteligente diseño, que rápidamente resultó amado y odiado casi a partes iguales.

Un vehículo bastante compacto, ya que sólo mide 2,41 metros de largo, 1,39 de ancho y 1,52 de alto, con una carrocería de formas cúbicas (y simétricas) que queda bastante cerca del suelo, ya que su altura libre es de apenas 130 mm. 

Sin embargo, este Citroën no parece el modelo más adecuado para enfrentarse a un circuito de Fórmula 1, por muy urbano que sea el trazado. Incluso para una pista tan lenta como Mónaco, donde se sitúa el vídeo del accidente. Concretamente, en la horquilla del Gran Hotel; también conocida en el pasado como la horquilla Fairmont o Loews.

El accidente del Citroën Ami en el circuito de Mónaco

Como se ve en el vídeo que encabeza la noticia, un Citroën Ami no pudo afrontar la horquilla del Gran Hotel sobre sus cuatro ruedas. La primera pasada, en contra del sentido del circuito y afrontando una ligera subida, fue bien, aunque se puede oír el chirrido de los neumáticos del Ami al hacer el rápido giro de 180 grados hacia la derecha.

Sin embargo, en la bajada, en el mismo sentido que la afrontan los F1, la cosa se torció. El Ami iba un poco más rápido de la cuenta al tomar la curva, lo que provocó que el coche volcara y deslizara... hasta quedar frenado por un bolardo metálico.

Galería: Prueba Citroën Ami (calles de Madrid)

No está claro si el conductor resultó herido en el accidente, en el que el Ami quedó apoyado sobre uno de sus laterales. Pero teniendo en cuenta que ocurrió a una velocidad relativamente baja, es muy probable que el conductor esté bien.

También había gente paseando por la acera, pero afortunadamente ninguno de ellos fue golpeado por el Ami y sus escombros, gracias, en gran parte, al mencionado poste salvador.

La horquilla del Gran Hotel es una de las curvas más conocidas del Gran Premio de Mónaco. También es conocida por ser la curva más lenta de todo el Mundial de Fórmula 1.

Algo que se consigue en parte, debido a su estrechez y al giro de 180 grados que supone, en el que los pilotos de F1 deben engranar primera velocidad, casi cruzar las manos en el volante y afrontarla a algo más de 50 km/h.