¿Sabes cuál fue el primer Lamborghini de la historia? Probablemente sí, porque ya lo hemos mencionado en estas páginas varias veces en el pasado: el 350 GT de los años 60. Sin embargo, antes de convertirse en realidad, un prototipo con faros emergentes se encargó de anticipar sus líneas.
Empleando las mismas siglas, pero añadiendo una V final, del 350 GTV de 1963 se produjo una sola unidad y el coche debutó como concept en el Salón del Automóvil de Turín de ese mismo año.
Un prototipo de líneas pulidas
Pero viajemos hasta el Turín de 1963. En la feria automovilística, entre los muchos coches italianos expuestos, hay uno nunca visto de una marca que acababa de nacer: Automobili Lamborghini.
Se trata de un gran coupé de cuatro plazas, con líneas redondeadas, faros emergentes, grandes ventanillas y un enorme V12 atmosférico bajo el capó, diseñado por Bizzarrini y capaz de desarrollar 270 CV y 325 Nm de par a 8.000 rpm.
Datos extraídos de un propulsor completamente nuevo que, según algunas cifras oficiales de la época, habría sido capaz de producir hasta 400 CV, si este registro no hubiera estado reñido con los objetivos de Lamborghini, que eran muy diferentes.
De hecho, la idea del empresario era que el coche estuviera lo más alejado posible de un deportivo extremo, siendo un gran coupé pensado para viajes intercontinentales.



Durante los días que duró el salón, en contra de todas las expectativas, el coche no obtuvo el éxito esperado por el entonces presidente y fundador de la marca, Ferruccio Lamborghini, quedándose sin vender.
Un hecho que, sin embargo, no hizo perder el entusiasmo al empresario boloñés. De hecho, de vuelta a su tierra natal, siguió desarrollando el coche de producción, el mismo que unos años más tarde debutaría oficialmente con el nombre de 350 GT.
El nacimiento de una rivalidad
Precisamente, este gran coupé fue la causa de la histórica disputa entre Lamborghini y Enzo Ferrari. La historia, de hecho, nos enseña que en su momento el empresario y fabricante de tractores conducía a diario un Ferrari 250.
Probablemente, se trataba de un ejemplar poco afortunado en cuanto a la fiabilidad, ya que se quejaba de ciertos problemas mecánicos recurrentes, como una extraña vibración en el embrague que se transmitía al diferencial trasero.

Enzo Ferrari, sin creerse esta historia, lanzó sin saberlo el guante al hombre que, en los años siguientes, crearía uno de los mayores competidores del Cavallino. El resto es, por supuesto, historia.