El mundo de los coches de lujo y la alta relojería no se detiene en las operaciones de copatrocinio y las colaboraciones entre marcas famosas, como el Chiron de Jacob & Co. de un millón de dólares que Cristiano Ronaldo emparejó con su Bugatti Chiron.
Hoy en día siguen existiendo relojes analógicos exclusivos para coches, ya sea por lista de precios o por encargo, que sirven como digno complemento de la exclusividad de un salpicadero refinado, como los fabricados por Rolls-Royce, Bentley o Maserati, por citar solo algunos.
El Bentayga tiene un reloj que cuesta más que un Ferrari Roma
Estos increíbles y preciosos relojes con esferas y agujas clásicas, en algunos casos con movimiento mecánico, se engarzan en el salpicadero de los coches de lujo y pueden llegar a costar incluso más que el coche que los alberga, como en el caso del Bentley Mulliner Tourbillon para el Bentayga, que en 2015 causó sensación con un precio de unos 210.000 euros. En definitiva, un precio superior al de un Ferrari Roma nuevo.
El impresionante Breitling aplicado al salpicadero del Bentayga era, de hecho, una verdadera pieza de alta relojería con varias complicaciones interesantes, entre ellas el tourbillon, el mecanismo de balance giratorio que compensa las diferentes posiciones del reloj para garantizar la máxima precisión.
En concreto, el reloj, producido por Breitling of Switzerland para el departamento de pedidos especiales Mulliner de Bentley, es automático y un mecanismo especial de rotación mueve el reloj para mantenerlo enrollado, ya que no es posible hacerlo con el movimiento natural de la muñeca o del bolsillo. Los diamantes en lugar de los índices completan la exclusividad de este reloj, que puede pedirse con caja de oro amarillo o rosa y esfera de nácar o ébano.
El único defecto es que no podrás sacarlo del coche para ponértelo en la muñeca.
Dos ejemplares únicos de 300.000 euros para el Rolls-Royce Boat Tail
Aún más exclusivo y, probablemente, el que ostente el título de reloj de coche más valioso y caro del mundo es el Bovet Boat Tail, fabricado en dos piezas ligeramente diferentes para encajar en el salpicadero del primer Rolls-Royce Boat Tail construido.
Producidas por el relojero suizo Bovet 1822, estas dos piezas únicas con movimiento mecánico y tourbillon también tienen la característica de poder utilizarse como reloj despertador de sobremesa gracias al soporte suministrado, como reloj de pulsera o como reloj de bolsillo.
El precio de los dos Bovet Boat Tail nunca se ha hecho oficial, pero teniendo en cuenta las listas de tarifas de otros modelos igualmente exclusivos del atelier ginebrino, es posible estimar una cifra superior a los 300.000 euros para cada una de las dos piezas. Esta cifra, por astronómica que sea, seguiría estando en línea con el coste del Rolls-Royce Boat Tail que, al superar los 25 millones de euros, lo convierte en el coche moderno más caro de la historia.
Breitlings equipados en modelos Bentley desde 5.000 euros
El tope de la oferta en el estrecho nicho de los relojes analógicos y mecánicos para coches, ya desaparecidos incluso de marcas prestigiosas como Mercedes-Benz y Maserati, siguen siendo los modelos de la marca Bentley y Rolls-Royce, ambos preparados para instalar relojes de lujo en el salpicadero.
En particular, Bentley, gracias a su asociación con Breitling activa hasta 2021, ofreció una serie de relojes de salpicadero especialmente diseñados como opción, empezando por el Continental GT de 2003. Sin embargo, las cotas más altas de exclusividad se alcanzaron con el Bentayga y su reloj Breitling con esfera de nácar e índices de diamantes, que cuesta unos 5.000 euros.
Rolls-Royce: materiales preciosos y mano de obra de gran lujo
Analógicos, pero con movimiento de cuarzo, son los pequeños relojes de a bordo de los nuevos Rolls-Royce, que apuestan por el estilo, los colores y los materiales nobles utilizados en las esferas y la base de la carcasa.
El Cullinan, el Ghost y el Phantom, así como el Wraith y el Dawn, pueden tener relojes personalizados en el salpicadero en función del tema de acabado del coche, con detalles de oro, platino o mecanizados exclusivos. Una de las pocas excepciones de un reloj de Rolls-Royce en el tablero de instrumentos con un movimiento mecánico fue el cronógrafo Thommen para la muy especial colección Phantom Coupé Aviator de 2012.
Tourbillon de casi 200.000 euros para el Bugatti 16 C Galibier
Un ejemplar de reloj de coche realmente único es el Bugatti 16 C Galibier, un concept car de 2009, que estaba equipado con un Parmigiani Fleurier Bugatti Tourbillon, una pieza única para llevar en el salpicadero o en la muñeca. El precio de este reloj artesanal suizo nunca ha sido revelado, pero dado el valor del coche, que ronda los 1,4 millones de euros, es posible estimar un precio de unos 200.000 euros.
IWC para Mercedes-Benz, la tradición oval de Maserati y otros
Tampoco hay que olvidar la colaboración entre Mercedes-Benz y la empresa suiza IWC, que comenzó en 2004 y que ha permitido disponer de relojes analógicos en el salpicadero del Clase S, también en las versiones AMG y Mercedes-Maybach, descapotable y coupé.
La clásica esfera analógica destaca en todos los Maserati actuales, ovalada según la tradición o redonda en el Grecale, pero en los últimos años también ha sido adoptada por Lexus, Chrysler, Lancia, Infiniti, Porsche, Jaguar, Audi, Bugatti y Volkswagen.
Para el histórico Bugatti Royale, un Breguet de 76.000 euros
Por último, un ejemplo del pasado. La historia del automóvil nos enseña que los relojes ultrapreciosos y especiales no son nada nuevo, y prueba de ello es el cronógrafo Breguet de 1932 instalado a bordo del Bugatti Type 41 Royale, el rey de los coches de los años 30.
Una de las nueve piezas construidas fue recomprada en una subasta por la propia Breguet para su museo y costó 76.000 euros.