En parte quizá por su llamativo color naranja brillante, este prototipo fue uno de los favoritos del público durante el salón del automóvil de Ginebra del año 1972. Denominado Volvo VESC (Volvo Experimental Safety Car), el vehículo sueco estaba cargado de soluciones en pro de la seguridad del automóvil.
Además de ser un verdadero escaparate para Volvo, este VESC sirvió como adelanto para uno de sus modelos de producción más icónicos, el Volvo 240, que comenzó a fabricarse dos años después y que heredó ciertos rasgos del citado prototipo.
Este Volvo VESC incorporaba más de 20 innovadores sistemas de seguridad, además de nuevas técnicas para la reducción de los gases de escape (válvula EGR y catalizador), que llevaban ya años en desarrollo y que posteriormente llegaron a los coches de calle de la firma escandinava.
Galería: Volvo VESC (1972)
De serie en Volvo desde el año 1959, los cinturones de seguridad son probablemente la innovación más importante en materia de seguridad de la historia del automóvil, y en esta ocasión el VESC estrenó una audaz evolución: cinturones delanteros 'semipasivos' y automáticos, que además se tensaban en caso de accidente.
El modelo incluía también airbags para conductor y pasajero y, por primera vez, airbags integrados en los respaldos de los asientos delanteros y reposacabezas para las plazas traseras. El motor, por ejemplo, iba montado muy bajo y, en caso de accidente, se deslizaba por debajo del habitáculo en lugar de desplazarse hacia dentro del mismo. Por la misma razón, la columna de dirección también era telescópica.

Volvo trabajó también en la carrocería, excepcionalmente rígida, con robustos largueros que ofrecían protección contra impactos laterales e incluso contra vuelcos. El depósito de combustible, por su parte, iba protegido ante colisiones y montado bajo la segunda fila de asientos, en el centro del vehículo. En caso de accidente, se cortaba automáticamente el suministro de combustible.
Durante las pruebas de choque, se demostró que el coche podía caer de una altura de 2,40 metros sobre su techo, y este apenas se abollaba ligeramente (7,5 cm). Además, colisiones a menos de 16 km/h no provocaron deformación permanente alguna en la carrocería del Volvo VESC, gracias a los paragolpes telescópicos de 18 centímetros de grosor.



En aquella época, 1972, el precursor del actual ABS o sistema antibloqueo de frenos parecía algo futurista, así que imagínate un sistema de asistencia al aparcamiento con cámara de marcha atrás y un monitor de tubo en el habitáculo para ver las imágenes. A esto se sumaba un aviso acústico, como el de los actuales sensores de aparcamiento.
El Volvo VESC disponía también de luces de emergencia visibles al abrir las puertas, un sistema de ajuste automático del haz de luz de los faros en función del nivel de carga del vehículo o limpiaparabrisas trasero con difusor de agua, por ejemplo.
A pesar de lo avanzado del prototipo, algunas de estas innovaciones llegaron a producción con el Volvo 240, como los enormes paragolpes de plástico que servían de protección contra impactos o un catalizador de tres vías y una sonda Lambda. Actualmente, el prototipo Volvo VESC se encuentra en el museo del fabricante en Gotemburgo, Suecia.