A menudo, los preparadores buscan sorprender con sus creaciones mediante trazos y siluetas imposibles, para reinventar un modelo clásico. En otras ocasiones, se centran en modificar el apartado mecánico, para conseguir un superdeportivo encubierto. Y en otras, descubrimos ejemplos que mezclan la estética con las prestaciones, como este restomod del Dodge Challenger.
Hablamos de uno de los denominados 'muscle cars' americanos más populares de todos los tiempos. De hecho, la primera generación ya ha cumplido medio siglo de vida, pero eso no ha impedido que siga teniendo un enorme éxito comercial en Estados Unidos o que las unidades de primera generación estén muy solicitadas en el mercado de ocasión.
Galería: Dodge Challenger V8 con 2.500 CV
Pero regresemos a nuestro protagonista, una creación del preparador australiano Rides by Kam. Como puedes observar, el diseño mantiene el estilo original del Challenger, pero la sorpresa se esconde debajo del capó, donde nos encontramos con un bloque V8, con 9,4 litros de cilindrada, capaz de ofrecer ¡2.500 CV de potencia!
Las preparaciones más comunes están basadas en motores suministrados directamente por Mopar, como el V8 de 6,2 litros sobrealimentado del Challenger o del Charger Hellcat, aunque también hay una opción más costosa representada por el HEMI 345 de 5,7 litros.
Sin embargo, para el preparador australiano esto no era suficiente. Por ese motivo decidieron que su Dodge Challenger debía tener un propulsor mucho más poderoso y recurrieron a un enorme bloque de 9,4 litros desarrollado por Stanton Racing Engines, un preparador estadounidense con sede en Nicholasville, Kentucky.

Equipado con un enorme compresor F3 ProCharger, el motor envía 2.500 CV a las gigantescas ruedas traseras a través de una caja de cambios manual de seis velocidades, hecha a medida, además de un diferencial proporcionado por Roadster Shop.
Pero lo más loco de todo este proyecto es que el vehículo puede rodar, legalmente, por Australia o Estados Unidos, algo impensable en Europa y mucho menos en nuestro país, donde sería imposible homologar un vehículo de estas características.

Tampoco podemos olvidarnos del interior, donde el preparador australiano ha trabajado intensamente. Luce una tapicería de cuero marrón y detalles en aluminio, así como una llamativa instrumentación, con un iPad integrado en el centro del salpicadero, que hace las veces de sistema de infoentretenimiento.
Por cierto, una curiosidad. Los asientos del Challenger proceden de un Holden Commodore (la versión australiana del Opel Insignia). Y como habrás deducido, el coche lleva mucho trabajo en el taller, concretamente, unas 10.000 horas de dedicación plena.