Las 24 Horas de Le Mans son la cúspide de las carreras de resistencia en el mundo del automovilismo. Miles de pilotos y vehículos han intentando subir a lo más alto del podio, pero solo unos pocos han sido los elegidos.
Sin embargo, hay algunos coches que han quedado en la memoria de los aficionados por su extrema belleza, por lo que ahí va una pequeña recopilación con diez de los más bonitos. ¿Cuál es tu favorito?
Galería: Galería de fotos: todos los ganadores de las 24 Horas de Le Mans (1923-2018)
1. Mazda 787B
El modelo oriental es uno de los más míticos de la prueba de resistencia gala. En 1991, con Johnny Herbert, Bertrand Gachot y Volker Weidler a los mandos, se convirtió en el primer coche japonés en vencer en el trazado de La Sarthe. La victoria se debió en gran parte a la falta de fiabilidad de sus rivales, los Mercedes-Benz C11, y a la reducción del peso en 50 kilogramos antes del inicio de la cita.

Los 830 kilos del Mazda 78B7, diseñado por Nigel Stroud, se complementaban con un motor Wankel de cuatro rotores, con tres bujías por rotor, que entregaba una potencia de 700 CV a 9.000 rpm, además de un par de 608 Nm a 6.500 vueltas. Esta fuerza se gestionaba gracias a una caja de cambios Mazda-Porsche sincronizada de cinco velocidades, mientras que se confiaba en los discos de carbono de Brembo para detener el coche.
2. Ford GT40
Cuando se piensa en una decoración única, indudablemente, viene a la mente la del Ford GT40. Los colores de Gulf han quedado en los libros de historia de las 24 Horas de Le Mans, y no es para menos, pues arrebató el campeonato del mundo en el evento francés a Porsche en 1968, con Pedro Rodríguez y Lucien Bianchi al volante. Un año más tarde, Jacky Icx y Jackie Oliver vencieron por menos de 100 metros al Porsche 908 de Hans Herrmann.

El vehículo estadounidense estaba conformado por un chasis monocasco cubierto por paneles de fibra de vidrio. Contaba con un motor V8 de 4,9 litros, desarrollado por JWA Squad, que entregaba una potencia de 390 CV a 7.000 rpm, gestionado por una caja manual ZF 5DS-25 de cinco marchas. El Ford GT40 MKI marcaba 950 kilogramos en la báscula, con lo que podía llegar hasta los 312 km/h.
3. Ferrari 330 P4
Una obra de arte sacada de Maranello. El Ferrari 330 P4 es uno de los coches más deseados en todo el mundo. A pesar de haber ganado las 24 Horas de Daytona, humillando con un triplete a Ford, no pudo vencer en el único año que participó en Le Mans, llegando a la línea de meta en tercera posición en 1967. No obstante, se alzaron con el título mundial a final de temporada, lo que significó el decimosegundo campeonato para los italianos.

El 330 P4 escondía un motor de 4,0 litros que entregaba 450 CV de potencia a 8.000 rpm, enviada a las ruedas traseras a través de una caja de cambios manual ZF de cinco marchas, todo derivado de la tecnología empleada en Fórmula 1. Sus poco más de 4,1 metros de longitud hacían que su peso fuera de 792 kilogramos, nada mal para un coche con chasis tubular con refuerzo de aluminio y suspensiones independientes en ambos ejes.
4. Jaguar D-Type
Este vehículo le proporcionó tres victorias de manera consecutiva a la firma británica en las 24 Horas de Le Mans. De 1955 a 1957 se mostró intratable en la prueba francesa, aunque el primero de los años de gloria estuvo marcado por la tragedia en La Sarthe, pues 83 espectadores y el piloto de Mercedes, Pierre Levegh, fallecieron. Esta tragedia supuso un antes y un después en la historia del automovilismo, con el D-Type como protagonista de una cita que no se detuvo y de la que salió vencedor con Mike Hawthron, campeón del mundo de F1, e Ivor Bueb a los mandos.

Jaguar aplicó tecnología aeronáutica a su coche. Diseñó un chasis monocasco de aluminio, combinado con un motor de seis cilindros en línea que proporcionaba 265 CV de potencia a 6.000 rpm y 353 Nm a 4.000 vueltas. La fuerza se enviaba a las ruedas traseras gracias a una caja de cambios manual de cuatro marchas con carcasa de fundición y relación cerrada.
5. Audi R8 LMP
Este prototipo de la marca alemana se hizo con la victoria en Le Mans en cinco ocasiones (2000, 2001, 2002, 2004 y 2005). Fue el sustituto del Audi R8C, y se convirtió en todo un icono moderno de la carrera a principios de milenio. Su sucesor, el Audi R10 TDI, también ganó la prueba los tres siguientes, logrando ser el primer coche con motor diésel en subir a lo más alto en La Sarthe.
El R8 LMP contaba con un motor V8 FSI biturbo de inyección directa, que ofrecía 520 CV de potencia, gestionada por un cambio manual-secuencial de seis marchas. Los 900 kilos que marcaba en la báscula y su arquitectura abierta hicieron que fuera recordado por todos en Le Mans.
6. Porsche 956L
Otra de las obras de ingeniería de la firma de Stuttgart. El Porsche 956L venció consecutivamente en la cita de resistencia francesa desde 1982 hasta 1985. La mítica librea con publicidad Rothmans y los colores blancos y azul lo convirtieron en todo un referente para los amantes del motor.

Siendo un prototipo del Grupo C, se construyeron 28 unidades, todas con un chasis monocasco de aluminio y un peso en vacío de entre 820 y 850 kilogramos. El motor derivaba del Porsche 936, un gasolina de seis cilindros bóxer y 2,65 litros, con dos turbocompresores, que entregaba entre 620 y 640 CV de potencia a 8.200 rpm y un par máximo de 630 Nm a 5.400 vueltas.
7. Aston Martin DBR1
Cuando se habla del Aston Martin DBR1 es imposible no citar la prueba de 1959. En aquella ocasión, Carroll Shelby y Roy Salvadori conquistaron el trazado francés tras 323 vueltas. La unidad en cuestión era el DBR1/2, pero no solo ganaron en Le Mans, sino que fue uno de los tres coches que venció en La Sarthe y en el campeonato mundial en el mismo año en la década de 1950. En 2017, este modelo fue vendido por algo más de 19 millones de euros, el récord para un coche inglés.

Para competir, Aston Martin preparó un chasis multitubular, combinado con un motor atmosférico de seis cilindros en línea DOHC, con tres carburadores y 220 CV de potencia. Esta fuerza iba a parar a las ruedas Avon posteriores gracias a una caja de cambios manual de cinco velocidades, que movían los 800 kilogramos del DBR1.
8. Jaguar XJR-9 LM
De nuevo, el fabricante de Coventry creó un mito. El sucesor del XJR-8 debutó con victoria en las 24 Horas de Daytona de 1988, y repitió resultado en Le Mans meses después con Jan Lammers, Johnny Dumfries y Andy Wallace al volante. En dicha carrera, superaron al Porsche 962C, acabando con un reinado de siete años consecutivos de los germanos. Además, repitieron triunfo dos años más tarde con la evolución del prototipo, el XJR-12 LM.

El coche vencedor, con la icónica decoración Silk Cut, fue diseñado por Tony Southgate y construido por Tom Walkinshaw. Contaba con un motor atmosférico Jaguar V12, basado en el bloque de 5,3 litros usado en el vehículo de carretera XJS, y entregaba 750 CV de potencia a 7.200 vueltas y un par máximo de 828 Nm a 5.500 rpm.
Su chasis monocasco en fibra de carbono y kevlar de 880 kilos poseía unas especificaciones especiales para la prueba de resistencia, con un paquete aerodinámico de bajo arrastre para mejorar la velocidad punta en la recta de Mulsanne y rozar los 400 km/h.
9. Sauber C9 Mercedes-Benz
La década de 1980 dejó huella en los libros de historia del automovilismo. El Sauber C9 Mercedes-Benz fue toda una bendición para la unión entre los suizos y los alemanes, pues en 1989 subieron a lo más alto del podio de Le Mans, con Jochen Mass, Manuel Reuter y Stanley Dickens a los mandos. Tras completar 389 giros al trazado galo, pudieron celebrar lo que se les escapó un año antes por problemas en los neumáticos Michelin que montaban.
Introducido en 1987, el Sauber C9 portaba un motor V8 biturbo M119, de 5,0 litros, capaz de otorgar una potencia de más de 840 CV, gestionada por una transmisión de cinco marchas Hewland manual. Gracias a esto, y a sus 905 kilogramos de peso del chasis monocasco de aleación ligera, pudo batir el récord de velocidad punta en la carrera de resistencia, alcanzando los 407 km/h en la clasificación.
10. Alfa Romeo 8C
Cuando se trata de historia del motor hay que citar a Alfa Romeo. Antes de ser la primera en ganar el campeonato del mundo de pilotos de Fórmula 1 y dejar los primeros récords en la categoría reina, la firma italiana se embarcó en las 24 Horas de Le Mans. Allí, con el 8C, logró lo que nadie hizo antes, vencer cuatro veces de manera consecutiva (1931-1934). Con esta gesta, destronó al todopoderoso Bentley de 6,5 litros, que dominó el final de la década de 1920.

El Alfa Romeo 8C contaba con un motor de 2,3 litros, pero en 1933 se añadió una actualización al bloque DOHC sobrealimentado de 8 cilindros en línea, de 2,9 litros. La realidad es que estos vehículos sirvieron de catapulta internacional a Alfa Romeo para adquirir fama y llegar a ser una de las marcas más prestigiosas antes de la II Guerra Mundial, aunque también fueron los predecesores de los primeros Fórmula 1 que arrasaban en los Grandes Premios.