Los vehículos clásicos siempre ocupan un lugar especial en nuestra web. Se trata de pedacitos de la historia del automóvil y de fragmentos del legado de las marcas; piezas clave en la tradición de fabricantes como Renault. Hoy nos centramos en un modelo mítico en la historia de la firma del rombo, el 4CV, que ahora celebra su 75 aniversario.

Cuando este vehículo surge, en la década de los años 40, Francia y media Europa están en una situación económica e industrial lamentable. Acababa de terminar la Segunda Guerra Mundial y algunos países, como era el caso de Francia, estaban completamente desolados. Poco a poco, comenzó la reconstrucción industrial de fábricas, como la de Billancourt, que estaba en ruinas después de la contienda.

Galería: 75 años del Renault 4CV

En aquel momento, Renault estaba en manos del Estado francés, que pretendía que la marca siguiese fabricando modelos industriales, como había sido hasta ese momento. Sin embargo, el presidente de la firma gala, Pierre Lefaucheux, tenía otros planes: producir en serie un coche pequeño y a bajo coste para motorizar Francia y devolver a Renault al estatus de fabricante de turismos.

El modelo elegido fue un prototipo con motor trasero, construido en secreto durante la Segunda Guerra Mundial. Lefaucheux mandó potenciar el proyecto de automóvil denominado 4CV (cuatro caballos fiscales franceses), que se presentó en el salón de París de 1946.

Los primeros 4CV solo tenían dos puertas. Su capó delantero redondeado recordaba al del Volkswagen Beetle alemán. Al igual que el Volkswagen, el Renault tenía el motor en la parte trasera. Sin embargo, estaba refrigerado por agua y era un propulsor de cuatro cilindros en línea, con una cilindrada que rozaba los 750 cm3. Desarrollaba 19,2 CV a 4.500 rpm. El bajo peso del vehículo, con solo 442 kilos, permitió alcanzar unas brillantes cifras de consumo.

75 años del Renault 4CV

Los segundos prototipos, de febrero de 1944, ya lucen los típicos guardabarros alargados con faros integrados. El frontal también es más plano y, por tanto, recuerda a la versión de producción posterior. La carrocería seguía teniendo dos puertas.

Los primeros problemas con el 4CV fueron internos. Miembros de la dirección preferían construir la berlina de 11 CV, desarrollada en paralelo con el 4CV. Su argumento era sencillo: era más fácil ganar dinero con un vehículo grande que con uno pequeño.

Lefaucheux, sin embargo, pensaba diferente: un vehículo de gran producción en serie dirigido a un amplio abanico de clientes daría más impulso a la recuperación de Renault, que una pequeña serie exclusiva para clientes adinerados.

75 años del Renault 4CV

De esta forma, la tesis de Lefaucheux se impuso, pero con condiciones. Se optó por el 4CV pero con carrocería de cuatro puertas, una decisión muy valiente, pero trascendental. Lefaucheux mandó instalar 29 nuevas líneas de producción, con una longitud total de dos kilómetros.

Al principio, el público reaccionó con cierto rechazo hacia el nuevo modelo, tan diferente de todo lo que había fabricado Renault con anterioridad. Debido a su pintura amarilla pálida, los franceses lo bautizaron como "La Motte de Beurre" (pequeño trozo de mantequilla).

75 años del Renault 4CV

Sin embargo la elección del color no fue una cuestión baladí, sino una decisión calculada: los coches de preproducción pretendían destacar visualmente, entre la monótona estampa de las calles de París, siempre repletas de coches negros.

Las primeras unidades, 300 concretamente, llegaron a los concesionarios franceses en 1947. Con solo 3,66 metros, el 4CV apenas superaba en longitud a un Renault Twingo moderno. El suelo plano del vehículo, sin un molesto eje de transmisión, ofrecía un óptimo aprovechamiento del espacio interior, lo que permitía mucha comodidad para los pasajeros traseros.

75 años del Renault 4CV

Las ventanillas con apertura de corredera permitía refrigerar el interior de forma sencilla y efectiva. La guantera y las bolsas de los paneles de las puertas hacían posible almacenar pequeños objetos.

La versión de producción equipaba un motor de 760 cm3 que desarrollaba una potencia de 17 CV. Esa potencia se transmitía al eje trasero a través de una robusta caja de cambios de tres velocidades. Con una velocidad máxima de 90 km/h, el consumo medio era de 6,0 litros cada 100 kilómetros, una cifra muy destacada para la época.

La demanda comenzó a crecer, igual que los plazos de entrega, hasta los 24 meses. En abril de 1949, la producción de 4CV alcanzó los 300 vehículos diarios, y en junio de 1950 ya había llegado a los 500. El 8 de abril de 1954, Renault fabrica el 4CV número 500.000.

Mientras tanto, se añadieron diversas variantes a la gama: la versión Luxe de 1949 incorporaba, entre otras cosas, bisagras de capó cromadas y ventanillas delanteras abatibles. El 4CV Décapotable, que apareció ese mismo año, tenía un gran techo plegable. Por último, la versión Grand Luxe de 1950 contaba con un motor de 21 CV y ofrecía una tapicería de terciopelo.

Tanto fue su éxito, que el mundo de la competición también se fijó en el pequeño 4CV. La combinación de bajo peso, dimensiones compactas y buena tracción lo predestinaron para participar en las carreras. El 4CV ganó su categoría en el Rally de Montecarlo en 1949, las 24 Horas de Le Mans en 1951 y la Mille Miglia en 1952.

Los franceses no fueron los únicos en sucumbir a los encantos del pequeño 4CV. Alrededor del 20% de la producción total se exportó. También se fabricó en las líneas de producción de Acton, en Reino Unido, de Haren, en Bélgica, y hasta en Japón, bajo licencia de Hino Diesel, donde recibió muchos pedidos desde Estados Unidos.

En 1953 se inició la producción bajo licencia para el mercado español en Valladolid. En este caso, el 4CV se comercializó con el nombre de Renault 4/4 y en nuestro país pronto se le bautizó como 'el coche de la viudas', puesto que al ser uno de los primeros 'todo atrás' en nuestro país, los accidentes se sucedían uno tras otro, ante la falta de pericia de los conductores.

75 años del Renault 4CV

En 1958, el 4CV volvió a estar de celebración: a finales de año salió de la cadena de montaje el ejemplar un millón. El 4CV fue el primer modelo de la marca en alcanzar esta cifra mágica. Casi simultáneamente, Renault fabricó el Dauphine número 500.000, el nuevo número uno de la firma francesa. El fin de ciclo del 4CV llegó de forma plácida el 6 de julio de 1961, después de haberse producido un total de 1.105.543 unidades.

75 años del Renault 4CV

La producción del sucesor comenzó un mes más tarde. También se convirtió en una leyenda del automóvil y demostró ser un digno heredero. ¿Su nombre? Renault 4. Pero eso da para otra bella historia.

Fuente: Motor1.com Alemania