Seguro que si, hablando de coches, piensas en la 'Santísima Trinidad', te vienen a la cabeza tres modelos híbridos de hace unos años, que inauguraron el segmento de los hiperdeportivos. Hablamos de los Porsche 918 Spyder, Ferrari LaFerrari y McLaren P1. Sin embargo, hoy os traemos un trío que poco o nada tiene que envidiarle a estos tres: los Bugatti de la era moderna.
Los tres modelos más recientes de la marca de Molsheim, a pesar de ser de épocas muy distintas, son protagonistas de esta interesante sesión de fotos, enfrentados cara a cara por el propio fabricante, en el desierto de Dubái y también en el circuito de Fórmula 1 de Abu Dabi.
A pesar de que hay hasta 30 años de diferencia entre el más antiguo, el EB110, y el más moderno, el Chiron, los tres modelos comparten rasgos clave, como es el uso de un chasis monocasco de fibra de carbono, o el hecho de que todos equipan motores con cuatro turbocompresores, así como sistemas de tracción a las cuatro ruedas. Aunque ya los hemos comparado en alguna ocasión, vamos a ver qué ofrece cada uno.
Bugatti EB110
El primer superdeportivo de la casa, en la era moderna, fue el EB110 de principios de los años 90, obra de Romano Artioli, en homenaje a Ettore Bugatti (EB) y su 110 cumpleaños. Se presentó en París, el 15 de septiembre de 1991, y para la época, contaba con una tecnología espectacular, que lo convirtió en el coche de calle más rápido del momento.
Podríamos hablar del chasis monocasco de fibra de carbono, que fue el primero en un coche de producción, pero también de una carrocería de aluminio y carbono, de unas llantas fabricadas en magnesio o del empleo de tornillos de titanio. Materiales de lo más exóticos, dignos de la aviación.
El motor que daba vida al EB110 era un 3.5 V12, equipado con cuatro turbos, de entre 560 y 611 CV, según la versión, capaz de catapultar al modelo de 0 a 100 km/h en 3,26 segundos (¡en 1991!), y alcanzar una velocidad máxima de 351 km/h, nada menos. Hasta cuatro récords mundiales obtuvo el modelo, que costaba el equivalente a unos 450.000 euros en la época, si bien hoy en día puede valer más del doble.
Bugatti Veyron
El Bugatti Veyron 16.4 fue lanzado en 2005. Anunciaba el comienzo del nuevo milenio y se catapultó a una nueva dimensión. También estaba basado en un monocasco de carbono, con tracción a las cuatro ruedas, pero en este caso con un motor más grande y mucho más poderoso que su predecesor. El primer hiperdeportivo del mundo, probablemente, que alcanzaba los 407 km/h.
El nuevo motor, un 8.0 W16, desarrolló inicialmente 1.001 CV de potencia y 1.500 Nm de par motor máximo, y el coche anunciaba un 0 a 100 km/h en 2,5 segundos, así como un 0 a 200 km/h en 7,3. En 2010, llegó el Veyron Super Sport, con 1.200 CV, que rozaba los 415 km/h. Aquel mismo año, el Veyron SS lograba un récord mundial de velocidad: ¡431 km/h!
En total, se fabricaron 450 ejemplares del Veyron 16.4, incluidos 48 del Super Sport, todos ellos montados a mano en el cuartel general de la marca, en Molsheim, Francia. Los primeros coches costaban alrededor de 1,64 millones de euros, mientras que la variante más salvaje superaba los 2 millones de euros.
Bugatti Chiron
En 2016 llegó el Bugatti Chiron, como remplazo del Veyron. En aquel momento, no se conocía un vehículo de producción con 1.500 CV de potencia (obtenidos del mismo bloque W16), que despachara el 0 a 100 km/h en 2,4 segundos, el 0-200 en 6,1 y el 0-300 en 13,1. Cifras de infarto, a las que hay que sumar una velocidad punta limitada a 420 km/h.
Ya en 2019, Bugatti se convirtió con este Chiron en el primer fabricante del mundo en superar la barrera de las 300 millas por hora, alcanzando una velocidad de 304,7 mph, es decir, 490,5 km/h. ¿El precio de semejante bestia? Unos 2,65 millones de euros, antes de impuestos. La compañía, por cierto, ya ha fabricado y entregado la mitad de los 500 ejemplares previstos para producción.