El Volvo que ves en las imágenes es un auténtico tanque. Se trata de un 240 con carrocería familiar, comercializado en los años 80, al que se puede considerar un vehículo prácticamente indestructible. Sin embargo, la unidad que protagoniza nuestra noticia tiene una peculiaridad: desde hace años, no tiene un motor de la marca sueca bajo el capó.

Y es que, en algún momento, su propietario decidió sustituir el bloque de origen por otro con un poquito más de picante: el legendario propulsor 2JZ, de origen Toyota, que emplearon, entre otros, el Toyota Supra. Sin embargo, hasta los matrimonios mejor avenidos corren el riesgo de romperse; sobre todo, si intervienen terceros...

Y es que, como dice un buen amigo, a veces la fidelidad está sobrevalorada. En especial, cuando estamos hablando del motor motor atmosférico de gasolina, 5.2 V10, con 560 CV, que empleaba el Lamborghini Gallardo. Así las cosas, este Volvo puede parecer un coche viejo, pero si dentro de unos meses te cruzas con él por la carretera, lo mejor será que no intentes adelantarlo.

Como toda cirugía, trae complicaciones

Sin embargo, este trasplante de motor es algo así como meter a Usain Bolt en la piel de un jubilado. Para empezar, el bloque V10 ha estado diseñado para ubicarse en posición central-trasera. Además, se trata de un propulsor procedente de un automóvil accidentado, que presenta algunos daños y está siendo difícil encontrar una caja de cambios compatible con la mecánica. 

Incluso con estos tres problemas principales, el propietario de este viejo Volvo familiar es bastante positivo sobre su nuevo proyecto. Por ahora, parece que solo podemos esperar y ver si el proyecto avanza. 

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