Estética 'ochentera'
Sin duda, la imagen del coche enamoró a muchos por su carácter 'racing', plasmado en los paragolpes con una línea de color rojo, la salida de escape a la vista, las taloneras, los faldones y los pasos del rueda en color negro, las llantas de aleación...
Un elemento muy curioso era el spoiler negro, que recorre toda la zaga, de piloto a piloto, pasando por el techo.
Faros de largo alcance, como en los rallyes
Pero el elemento que causaba más sensación eran los faros de largo alcance, que acercaba al modelo, estéticamente hablando, a los coches de rallyes.
Ciertamente, todos los elementos específicos estaban perfectamente integrados en un conjunto de apenas 3,7 metros de longitud, 1,62 de anchura y 1,33 de altura.
¿Un adelantado a su tiempo?
Aunque ahora es habitual ver coches con protecciones inferiores sin pintar, lo cierto es que esta solución estética no resultaba ortodoxa en los años 80, pero al Fiesta XR2 le sentaba fenomenal.
Aunque no se pueden observar por el diseño de las llantas, el coche montaba discos de freno ventilados en el eje delantero, mientras que se conformaba con tambores en el tren posterior.
Neumáticos 185/60 R13
La medida de ruedas elegida para el Fiesta XR2 fue 185/60 con llantas de 13 pulgadas, una dimensión lógica en aquella época, si tenemos en cuenta las cotas y el peso del vehículo, apenas 840 kilos en vacío.
Inscripción en la zaga
El coche lucía la inscripción XR2 en la zaga, por si a alguien le quedaba alguna duda de su exclusividad. En la siguiente generación del vehículo, la tercera, se le añadió una 'i' a esa denominación, ya que el motor contaba con inyección y no con carburador de doble cuerpo.
Motor de 96 CV
Tomado del Escort XR3, el motor era un bloque atmosférico de gasolina, con cuatro cilindros, 1,6 litros y 96 CV a 6.000 rpm. Según los expertos de la época, respondía con mucho brío al acelerador y el sonido del escape resultaba muy agradable.
El único pero, se encontraba en la caja manual de cinco velocidades, que presentaba desarrollos demasiado largos para un deportivo. De hecho, el Fiesta XR2 alcanzaba la velocidad máxima, 180 km/h, en cuarta marcha. En cuanto a la aceleración de 0 a 100, lograba completarla en 10,9 segundos.
Un millón de pesetas
Dinámicamente, el coche respondía a la perfección en curvas y mostraba un buen aplomo a velocidades de crucero. El gran trabajo de la dirección, de tacto directo, y la suspensión, firme pero no seca, suponía toda una grata experiencia para el conductor.
Además, el Fiesta XR2 registraba consumos lógicos: 5,7 litros a 90 km/h, 7,5 a 120 km/h y 9,1 en ciudad. Pero lo mejor de todo estaba en su precio: apenas un millón de las antiguas pesetas.
Hoy en día, hay unidades bien conservadas por las que piden un mínimo de 3.500 euros, según hemos podido observar en varias páginas web de compraventa.