Línea deportiva... sin caer en excesos
Al igual que sucedía en el 405 Mi16, el 309 GTi mostraba una estética deportiva nada estridente, suficiente para identificarse fácilmente. Eso sí, Pininfarina no se encargó del diseño.
Además de paragolpes específicos sin pintar (el delantero, con cuatro faros), nuestro protagonista incluía una línea roja por toda la carrocería y un spoiler trasero encima de la tapa del maletero. Nosotros lo conocemos en versión tres puertas, pero en otros mercados también se comercializó con cinco.
Motor de 130 CV
Seguro que te suena el bloque atmosférico de gasolina, de 1,9 litros, empleado por Citroën y Peugeot. Claro, además de utilizarse en el 405, también se usó en el BX GTi, entre otros modelos.
La versión con culata de ocho válvulas entregaba 130 CV a 6.000 rpm y firmaba unas prestaciones nada desdeñables: 185 km/h de velocidad máxima y aceleración de 0 a 100 en 10,5 segundos.
Muy ágil en curvas
Según los comentarios obtenidos de expertos, este coche se desenvolvía muy bien en tramos revirados y contaba con una zaga ligeramente 'juguetona' al límite, algo muy valorado por los buenos conductores, ávidos de sensaciones 'racing'.
La dirección era directa y el cambio de cinco marchas ofrecía inserciones bastante precisas, dos puntos clave para abordar curvas con rapidez y precisión.
Interior poco identificativo
Si se le puede poner un 'pero' al 309 GTi es que el interior apenas aporta componentes específicos, aunque la instrumentación mostraba bastante información útil (temperatura y presión del aceite...) y el velocímetro estaba tarado en 230 km/h.
Como curiosidad, la línea roja del cuentarrevoluciones comenzaba en las 6.000 vueltas, exactamente el mismo régimen donde se lograba la potencia máxima.
Restyling en 1989
Esta foto corresponde a la actualización experimentada por el coche, a partir de la segunda mitad de 1989. En el apartado estético, sobresalían la parrilla rediseñada, los nuevos pilotos y el spoiler más trabajado.
En 1992, entró en escena la versión con catalizador del 309 GTi, que provocó un ligero descenso de la potencia, hasta los 122 CV.
Un año después, Peugeot dejó de comercializar un coche muy querido y recordado en España... a pesar de no haber salido de los talleres de Pininfarina.