En la redacción, sentimos predilección por el mítico Renault 5 Turbo. De hecho, desde hace tiempo buscamos unidades muy especiales, tanto por haberse subastado por precios increíbles como por aparecer abandonadas.

Pero en esta ocasión, vamos a repasar la historia de su sucesor, el Renault Supercinco GT Turbo, que aunque no alcanzaba los 160 CV de potencia de su antecesor, ni mostraba una estética tan extrema, resultó un deportivo muy destacado en la segunda mitad de los años 80. 

Sin duda, adquirió una fama notable por el empuje y las prestaciones que otorgaba el motor turboalimentado de gasolina, con 1,4 litros y hasta 120 CV. Con él, ponía en jaque a vehículos más grandes y caros, movidos por propulsores atmosféricos de gran cilindrada. 

En su debe, se encontraba la fiabilidad, con algunos problemas en la alimentación y en la temperatura del motor, además de una duración limitada del turbocompresor, entre otros inconvenientes. No obstante, todo aquel que lo ha poseído lo recuerda con cariño, sobre todo, cuando la aguja que señalaba la presión del turbo subía con decisión... Para recordar su trayectoria, pincha en la flecha lateral de la imagen