Te aseguro que uno de los coches que posiblemente permanezca en mi recuerdo será el Ford Ranger Raptor. Tanto en la toma de contacto como en la prueba posterior, me divertí de lo lindo con el pick-up estadounidense, gracias principalmente a una suspensión propia de un modelo de competición, preparada para una Baja, capaz de absorber absolutamente todo a su paso.
Claro, pensarás que este Raptor está a años luz de otras versiones de la gama, pero no es así, ya que Ford propone un punto intermedio realmente interesante, el Ranger Wildtrak, que podría pasar perfectamente por una opción tope de gama.
Galería: Prueba Ford Ranger Wildtrak Doble Cabina 2.0 TDCI Aut.
Lógicamente, esta variante no está tan preparada para un uso extremo como el Raptor, ni tampoco tiene esa estética tan impactante, pero de veras que le puedes 'dar caña' fuera del asfalto y obtener una respuesta bastante satisfactoria.
De hecho, también absorbe irregularidades de forma brillante, de tal forma que puedes transitar por caminos rotos a velocidades impropiamente elevadas. Además, ofrece argumentos equivalentes a los del Raptor, que vamos a analizar a continuación.
Por ejemplo, el magnífico motor 2.0 TDCI, con dos turbocompresores, que entrega 213 CV a tan solo 3.750 rpm y un par máximo de 500 Nm entre 1.500 y 2.500 vueltas. Como puedes intuir con las cifras, este propulsor 'de camión' muestra mucho poderío desde prácticamente el ralentí, algo básico en conducción 4x4 para salir airosos de dificultades.
En nuestra unidad de pruebas, la mecánica venía asociada a una transmisión automática con convertidor de par, de diez velocidades, empleada en otros modelos de Ford. Dispone de modo deportivo (S) y hasta manejo secuencial a través de un gatillo situado en el lateral de la palanca.

La verdad es que diez marchas me parecen demasiadas, pero también es cierto que la transmisión pasa desapercibida durante la conducción, es decir, no se vuelve 'loca' cambiando constantemente de velocidad, por lo que resulta agradable.
En términos de consumo, este binomio marca un gasto de alrededor de 9,5 litros cada 100 kilómetros... en adelante. Lógicamente, en un uso fuera del asfalto, la cifra se va a los dos dígitos, cosa que tampoco nos parece descabellada.



Cuando circulamos por el asfalto, el Ford Ranger Wildtrak se comporta como lo que es, un gran pick-up de 5,3 metros de longitud y más de 2,3 toneladas en vacío. Eso significa que hay que ser previsores con las distancias de frenado y también a la hora de tomar curvas lentas, pues dentro parece que viajamos a una velocidad algo menor de la que realmente es.
Además, hay que tener en cuenta que, detrás, el coche no lleva discos de freno, sino tambores. Son de generoso tamaño, pero también resultan más propensos a fatigarse antes y a no rendir tan bien como los propios discos. Por cierto, este coche es capaz de alcanzar los 180 km/h de velocidad punta.
Como argumentos 4x4, el modelo norteamericano dispone, al igual que el Raptor, de tracción total conectable (carece de diferencial central) y reductora, que se complementa con el bloqueo del diferencial trasero y el control de descenso de pendientes, más protecciones de los bajos. Todo se engrana mediante modernos mandos, con lo que se renuncia acertadamente a vetustas palancas.



Si sumamos unos neumáticos mixtos y un eje rígido trasero con ballestas, puedes afrontar y superar largas pendientes, siempre que no haya irregularidades con las que podamos quedar 'empanzados'. Ya sabes que las estriberas y el deficiente ángulo ventral (22º) son los puntos débiles de este y de cualquier otro pick-up.
A cambio, el Ranger Wildtrak ofrece una generosa altura libre al suelo de 23,7 centímetros e incluso puede superar vadeos de 80 centímetros, que no está nada mal para los más aventureros. Los ángulos de entrada y salida son de 29,4 y 21º, respectivamente.

En cuanto al equipamiento, el modelo estadounidense emplea componentes propios de un SUV premium, como la tapicería de cuero, que es de serie, el sistema multimedia SYNC3 de última generación, el navegador, el control de crucero adaptativo...
En este punto, también hay que destacar la buena calidad general que emana del interior. Aunque es un modelo pensado principalmente para el trabajo, Ford ha tomado materiales de su gama de turismos y todocaminos. Es más, no faltan diferentes inscripciones Wildtrak en los asientos o en el salpicadero para subir de nivel la calidad percibida.


Igualmente, el exterior expresa una imagen llamativa, gracias a la parrilla y los retrovisores de color negro, los diferentes adhesivos y a la bola de remolque opcional. También con sobreprecio hay unas interesantes llantas de aleación negras de 18 pulgadas, que no venían incluidas en nuestro coche.
En configuración de Doble Cabina, el pick-up cuenta con cinco plazas. Como suele ser habitual en estos modelos, los asientos traseros ofrecen un buen espacio para las piernas, pero el respaldo apenas tiene inclinación, lo que resta algo de confort sobre todo en largos desplazamientos.


La caja de carga, que mide 1,54 metros de largo, 1,56 de ancho y 0,51 de alto, está cubierta por una persiana y se puede complementar opcionalmente por barras longitudinales Mountain Top, para colocar, por ejemplo, un cofre encima de la propia persiana.
Como opción, hay una cubierta interior de plástico en negro mate. Como puedes ver, Ford ofrece una elevada personalización, aunque para montar todo lo que deseas hay que sacar la billetera. El Ranger tiene una capacidad de carga de una tonelada y puede remolcar hasta 3.500 kilos.
Si configuramos el vehículo en la web oficial de Ford, la tarifa resultante es de 31.008 euros... sin contar los impuestos. Si sumamos el 21% del IVA y el impuesto de matriculación (el 14,75% sobre el precio franco fábrica), se superan con holgura los 40.000 euros, una cifra que no me parece disparatada para este vehículo.
Si el Raptor es 'fruta prohibida' para ti, el Wildtrak cuesta bastante menos y resulta un pick-up especial por estética, equipamiento y argumentos 4x4. ¡Un segundo plato muy sabroso!
Ford Ranger Wildtrak 2.0 TDCI 213 CV 4x4 Aut.