La verdad es que llevo todo el día con él, pero aún no me acostumbro a verlo así. Y en cierto modo, es pintoresco. Solo, apartado, en medio de un camino y al lado de unas ruinas abandonadas: ahí posa el Maserati Levante Trofeo que protagoniza esta prueba.

Pasarán mil años y aún me tendré que frotar los ojos: un Maserati sobre una pista de tierra. Vale que el Levante es un SUV y está preparado para ello, pero sigue siendo como las primeras veces que tuve que repostar gasóleo en un Porsche.

En fin, menos mal que son solo unas fotos estáticas y saldremos hacia lo que hemos venido buscando: una revirada carretera de montaña, en la que exprimir el poderoso motor V8, de origen Ferrari, que el Levante Trofeo esconde bajo el capó. 

Galería: Prueba Maserati Levante Trofeo

Porque en este formato de todocamino, que puede llegar a engañar a algún 'despistado', puede que el Maserati Levante Trofeo sea el modelo más polivalente en la historia de la marca: con él puedes salir del asfalto, aparcar en la puerta de la ópera o entrar a un circuito en un 'track day'. Y puede que en ninguno de los tres escenarios llegue a desentonar del todo. 

Sin embargo, cuando te enfrentas a un modelo como este, lo que quieres son curvas. Y acelerar. Y dejar alguna que otra marca en el asfalto. Y ahora que casi nadie me oye, enlazar una marcha tras otra, acelerando a fondo, mientras el escape atrona y ves cómo empiezan a salir pájaros de entre los árboles... que huyen despavoridos. Sin duda, esa es la auténtica felicidad.

Y eso es precisamente lo que he venido a hacer aquí: descubrir si este Trofeo se defiende como debe hacerlo un modelo que se autocalifica como SUV deportivo, o si estoy ante unos fuegos de artificio. Espectaculares, muy bonitos y tricolores (verdes, blancos y rojos, para ser exactos), pero fuegos de artificio al fin y al cabo. 

Estéticamente, el Maserati Levante Trofeo lo tiene todo: una impresionante pintura gris mate, unas grandes llantas de aleación de 21 pulgadas (opcionalmente, pueden ser de 22), distintos detalles en rojo, como las entradas de aire o las pinzas de freno...

Sin embargo, y esto ya es algo bastante objetivo, me gusta mucho más la parte frontal del coche que la zaga. Tal vez, sea culpa de la enorme y poderosa parrilla, en la que el tridente se deja ver sin complejos. Aunque puestos a ser sinceros, la cuádruple salida del sistema del escape deportivo, asomando por el difusor, tampoco está nada mal.

Prueba Maserati Levante Trofeo

Pero tal vez, lo más bonito del coche se esconda debajo del capó. Ahí reside el alma del todocamino, un V8 con dos turbos y 3.799 cm³, que entrega nada menos que 580 CV a 6.250 rpm y un par máximo de 730 Nm entre nada menos que 2.500 y 5.000 rpm. Datos que, sobre el papel, ya suenan bien.

Y hablando de sonido, simplemente basta con pulsar el botón de arranque, que se encuentra a la izquierda del volante, para que se desate la tormenta. De hecho, el Levante Trofeo regala unos arranques en frío a los que podríamos llegar a calificar de épicos. Sí, de esos que hacen retumbar las conducciones de los techos del garaje... y que con un par de acelerones harían saltar alguna alarma de los coches de los vecinos. Comprobado.

Prueba Maserati Levante Trofeo

El interior de este SUV es especialmente llamativo, algo que consigue, en gran parte, la tapicería de piel natural Pieno Fiore, que cubre asientos, salpicadero y paneles de puertas.

Me gusta el volante, de buen tacto y con grandes levas para el cambio, aunque me llama la atención que la instrumentación no sea ya de tipo 100% digital. Aunque no nos vamos a engañar: siempre está bien ver subir ambas agujas como locas.

En general, la calidad es bastante buena. Aunque esto no debería sorprendernos, dado que nos encontramos ante un coche que tiene un precio de partida de nada menos que 198.100 euros...

Volviendo a la parte mecánica, el motor V8 se confecciona en Maranello (y posteriormente se ensambla en la factoría de Mirafiori, en Turín) y se combina con un sistema de tracción total Q4 y una transmisión automática con convertidor de par, de ocho relaciones, que como mencionábamos, cuenta con unas grandes levas para el cambio.

Con todos estos elementos trabajando al unísono (y sonando como los ángeles), el Maserati Levante Trofeo es capaz de alcanzar los 302 km/h y de acelerar de 0 a 100 en 4,1 segundos. Comparado con sus rivales alemanes... ¿dónde se coloca con estos datos?

Pues depende de lo que analizamos. Por velocidad punta, se sitúa por encima del Audi RS Q8, del BMW X6 M Competition y del Mercedes-AMG 63 S 4MATIC+ Coupé. Sin embargo, en aceleración pura, pierde contra todos, dado que los tres marcan 3,8 segundos en el 0 a 100 km/h.

Eso sí, hay que reconocer que el trío alemán disfruta de más potencia, ya que, en todos los casos sus motores V8 (electrificados, en Audi y Mercedes-AMG) alcanzan o superan los 600 CV.

Prueba Maserati Levante Trofeo

Por supuesto, la parte dinámica se complementa con una dirección paramétrica y una suspensión neumática y adaptativa, que ofrece diferentes posiciones, dependiendo de si la conducción va a ser deportiva, off road o si queremos facilitar el acceso a los ocupantes en parado.

Tampoco faltan una función Torque Vectoring, dentro del control de estabilidad, un diferencial de deslizamiento limitado, que actúa sobre el eje trasero, o los discos de freno carbocerámicos Brembo, con pinzas monobloque y discos de 380 milímetros (delante) y 345 milímetros (detrás).

Sobre el control dinámico de la conducción, me fijo que ofrece cinco modos distintos: Normal, ICE, Sport, Off Road y Corsa. ¿Y sabéis una cosa? A que adivináis el que voy a activar para enfrentarme a mi tramo de curvas favorito...

Prueba Maserati Levante Trofeo

En efecto, el Corsa es mi programa predilecto. ¿Por qué? Bueno, pues porque ofrece la mejor respuesta del motor, combinada con un sonido atronador, los cambios de marcha más rápidos y la mayor dureza de la suspensión, al tiempo que rebaja la altura de la carrocería. ¿Algo más? Pues sí, que que acciona la puesta a punto más dinámica de la tracción total y del ESP (que se puede desconectar, por cierto).

Con todo esto, el Maserati Levante Trofeo se convierte en una auténtica máquina de devorar curvas. De hecho, a pesar de su formato SUV (y de sus 2.245 kilos de peso) no se ve desbordado en ningún momento por la situación.

Prueba Maserati Levante Trofeo

En cualquier caso, soy consciente de ello y adapto la conducción a esos condicionantes. Y el Levante Trofeo me 'premia' permitiéndome frenar muy tarde a la entrada de la curva, con una dirección que permite inscribirse a la perfección, y acelerar muy pronto... no sin un punto de emoción. Porque sí, este es un coche de los que tracciona bien, pero con los que tienes que estar atento, por si toca hacer una pequeña corrección de contravolante, mientras empiezas a dibujar de negro el asfalto.

Y sobre el consumo, pues bueno, ¿qué queréis que os diga? Con este estilo de carrocería, un peso elevado y un V8 de origen Ferrari, el dato homologado llega casi hasta los 16 litros cada 100 kilómetros, aunque puede llegar a crecer casi tanto como se desee.

En resumen, hace todo lo que se le debe pedir a un coche de estas características: corre, frena y vira realmente plano. Y por lo que parece, el equipo de frenos no muestra fatiga, a pesar de que debe trabajar a conciencia. Desde luego, el apellido Trofeo está más que merecido en este SUV... nacido para correr.

Maserati Levante Trofeo

Motor Gasolina, 8 cilindros en V, biturbo, 3.799 cm³
Potencia 580 CV a 6.250 rpm
Par máximo 730 Nm entre 2.500 y 5.000 rpm
Caja de cambios Automática con convertidor de par, 8 velocidades
0-100 km/h 4,1 s
Velocidad máxima 302 km/h
Consumo 15,9 l/100 km
Tracción Integral, AWD
Longitud 5,02 m
Anchura 1,98 m
Altura 1,70 m
Peso en vacío 2.245 kg
Número de asientos 5
Capacidad del maletero 580 litros
Precio base 198.100 euros