Debemos agradecerle muchas cosas a Estados Unidos, pero en el mundo del automóvil, hay que apreciar que a Europa lleguen modelos que solo se venden al otro lado del charco, como el Ford Explorer. Es cierto que, anteriormente, la firma del óvalo comercializó este SUV en nuestro país, aunque con unos discretos resultados. Ahora, regresa en el mismo formato, pero con ADN híbrido enchufable.
Hay que reconocer que no es una política nueva. Al contrario, Ford lleva ya algunos años vendiendo en Europa modelos equivalentes en Estados Unidos. Por ejemplo, el Ford Kuga (Escape en los EE.UU.) y el Edge ya forman parte de nuestro imaginario colectivo, debido a que se ajustan a los gustos y necesidades de los clientes europeos. Sin embargo, ¿cómo casará un todocamino de 5,06 metros de longitud y sistema de propulsión híbrido enchufable? Probamos el nuevo Ford Explorer Plug-in-Hybrid para intentar explicártelo.
Galería: Ford Explorer 2020 prueba
La apuesta por la tecnología híbrida enchufable tiene una sencilla explicación. Las versiones europeas del Ford Explorer 'nacen' de la misma línea de montaje, en Chicago (EE.UU.), que las del mercado estadounidense. En su país de origen, los motores turbodiésel son prácticamente anecdóticos. De esta forma, solo se comercializan mecánicas de gasolina: el bloque EcoBoost de cuatro cilindros, con 2,3 litros de cilindrada, y el 3.0 V6 con hasta 405 CV.
De esta forma, debido a la ausencia de mecánicas de ciclo diésel, Ford ha tenido que pensar en una solución alternativa para Europa. De esta forma, se comercializa una versión híbrida enchufable, basada en el motor 3.0 V6 turboalimentado, que desarrolla 363 CV, apoyado en otro eléctrico de 102 CV. La potencia máxima combinada alcanza los 450 CV (363 kW) y 825 Nm de par motor máximo. Además, la autonomía en ciclo 100% eléctrico es de 42 kilómetros, según el ciclo WLTP.

Así las cosas, hablamos de un vehículo grande, poderoso y relajado. Si me permites la analogía, casi es un Bud Spencer sobre ruedas. Incluso después de que la batería se haya agotado, el Explorer permanece calmado, gracias al silencioso funcionamiento de su transmisión automática con convertidor de par y diez velocidades. La insonorización del habitáculo y del vano motor, transmite esa sensación de relajación, ya circules por un camino o por una autopista.

El Explorer Plug-in-Hybrid anuncia un peso alrededor de las 2,5 toneladas. Pero incluso con esa generosa masa, al negociar las curvas se comporta de una forma muy neutral, sin acusar un excesivo balanceo, aunque obviamente no es una tabla.
Y quédate con la cifra del peso, porque es la misma que es capaz de remolcar el modelo de la firma del óvalo. La tracción a las cuatro ruedas es de serie, además de un sistema de gestión 'off road' del control dinámico de la conducción, con siete modos predefinidos.

Al acceder al habitáculo, se suceden reacciones enfrentadas. Es cierto que Ford trata de conseguir un poco de exclusividad añadiendo cuero y madera. Pero es probable que para muchos clientes europeos, con mayores expectativas, la calidad percibida del interior les parezca demasiado generalista.
Por otra parte, la digitalización interior está bien resuelta, tanto en la instrumentación como en el sistema de infoentretenimiento, con una pantalla en orientación vertical. Lógicamente, el espacio interior es una de sus mejores bazas, especialmente en la segunda fila.
La banqueta dispone de movimiento longitudinal, por lo que la comodidad de los pasajeros de la tercera fila de asientos sale beneficiada. Con solo tocar un botón del maletero, los respaldos se pliegan. De esta forma, la capacidad del maletero, con siete asientos, oscila entre los 240 y los 2.274 litros con todos los respaldos plegados.

Durante nuestra prueba de conducción, pude 'exprimir' la carga de la batería durante unos 11 kilómetros que, para serte sincero, se esfumaron muy rápido. En cualquier caso, dispones de una función de navegación a vela y otra optimizada de recuperación de energía en fases de frenada y desaceleración.
De esta forma, tras recorrer aproximadamente unos 50 kilómetros, el ordenador de a bordo marcaba unos renovables 6,3 litros cada 100 kilómetros. Una cifra mucho más realista que los 3,1 litros que anuncia oficialmente el fabricante.
Estamos convencidos de que, una vez acabado el aporte energético de la batería, lo normal es rondar el entorno de los 10,0 litros cada 100 kilómetros, algo comprensible para su potencia y volumen.
La batería del sistema híbrido tiene una capacidad de 13,6 kWh, y permite circular, en modo 100% eléctrico hasta un máximo de 135 km/h. En un enchufe doméstico, la recarga completa de la batería necesita unas seis horas. Sin embargo, esa operación se puede ver reducida hasta las 4 horas y 20 minutos si lo hacemos en un cargador rápido (wallbox), según apunta Ford.

Y llegamos al controvertido tema del precio. En Alemania, el Explorer ST Line parte de los 76.000 euros. En España, el precio de acceso es desde 79.350 euros (aunque con las ayudas del fabricante, esa cantidad se reduce hasta los 70.711 euros). Es cierto que hablamos de una cantidad elevada, pero tenemos que entender que hasta el acabado de acceso a la gama viene con casi todo y solo podrás añadirle la pintura metalizada.
Fuente: Motor1.com Alemania
Ford Explorer 3.0 PHEV AWD ST Line