En la actualidad, el segmento de los SUV o todocaminos urbanos es uno de los más interesantes y disputados del mercado. Rivales como los SEAT Arona, Peugeot 2008, Citroën C3 Aircross o Renault Captur presentan una dura pugna por hacerse con el liderato de la categoría. En la mayoría de los casos, ya no sirve una atractiva silueta para superar al resto. Ahora se piden otros argumentos más sólidos y el Opel Crossland X 2020 se suma a la pugna.
Gracias a una interesante mecánica turbodiésel, con 120 CV, asociada a una transmisión automática con convertidor de par, de seis velocidades, el SUV alemán propone una combinación enfocada a recorrer muchos kilómetros, asociados a un notable grado de comodidad, a cambio de un gasto diario de combustible muy ajustado. Dicho en castellano llano, se acerca bastante a lo que entendemos por una compra redonda.
Su elección, frente a la versión de acceso a la gama de ciclo diésel, con 102 CV, se justifica por su escasa diferencia de precio (1.900 euros), además de por ser mucho más resoluta a la hora de enfrentarse a las tareas de movilidad diarias.
Asimismo, esta mecánica solo está disponible junto a a la transmisión automática. Un cambio que brilla especialmente en la ciudad, mientras que cuando nos alejamos de la urbe, observaremos complacidos cómo la cifra de consumo medio se reduce hasta unos valores muy contenidos.
Hecha esta aclaración previa, debemos tener en cuenta que hablamos de un SUV urbano, con unas dimensiones pensadas para moverse por las calles de una ciudad y sus alrededores o para aquellos conductores que no necesitan demasiado espacio interior o volumen de maletero. En caso contrario, el Opel Grandland X debe ser la elección necesaria.
Respecto a las dimensiones del Crossland X, hablamos de una longitud de 4,21 metros, por 1,76 de anchura y 1,60 de altura. El interior está configurado para cinco ocupantes, mientras que el volumen del maletero es de 410 litros, aunque si desplazamos longitudinalmente la banqueta trasera (15 centímetros), esa cifra puede crecer hasta los 520 litros.
En el plano estético, el todocamino urbano de Opel luce códigos de estilo propios de un SUV, aunque según el fabricante, es el sustituto natural del Meriva y no del Mokka X. Los grandes pasos de rueda, la distancia libre al suelo o las protecciones de material plástico en la parte baja de la carrocería, son guiños a un SUV más que a un monovolumen urbano.
Otros detalles como las llantas de aleación de 16 pulgadas o los grupos ópticos de diodos luminosos, en este caso opcionales, nos recuerdan a otros modelos de la gama Opel.
Pasamos al capítulo mecánico, donde el Crossland X apuesta por una mecánica tetracilíndrica turbodiésel, con 1.499 cm3, que desarrolla una potencia de 120 CV a 3.750 rpm y un par motor de 300 Nm a partir de 1.750 vueltas.
La fuerza del motor se encauza al eje delantero a través de la mencionada transmisión automática de seis velocidades. Una combinación acertada, si lo que pretendemos es disfrutar de un vehículo enfocado a un uso intensivo, a cambio de unos gastos de uso contenidos.
Las prestaciones no son espléndidas, aunque tampoco pensamos que lo pretenda. No obstante, la velocidad máxima alcanza los 183 km/h, siendo la aceleración, de 0 a 100, algo más perezosa, con un tiempo de 11,5 segundos. Unos valores que sin ser notables, sí que nos permitirán circular con total confianza por carreteras de doble sentido o autopistas.

El otro apartado en el que el este Crossland X brilla con suficiencia es en el de los consumos de carburante. Los 5,2 litros cada 100 kilómetros de consumo medio que anuncia oficialmente, según el ciclo WLTP, son fácilmente reproducibles si somos comedidos con nuestro pie derecho y no abusamos del acelerador.
En condiciones normales de uso, lo habitual será moverse en torno a los 5,7 litros cada 100 kilómetros, un valor perfectamente asumible en un vehículo de estas características. Además, gracias a los 45 litros de capacidad del depósito de carburante, la autonomía máxima teórica roza los 900 kilómetros, otra magnífica noticia, sin duda alguna.
Al poner en marcha el motor, pulsando un botón, lo primero que llama la atención es la suavidad de funcionamiento de la mecánica y las escasas vibraciones que se perciben en el habitáculo. Otro punto a su favor.
El propulsor sube de vueltas de forma progresiva, sin altibajos apreciables y apenas llega a las 2.000 vueltas, ya sentimos con claridad su fuerza. La transmisión, por su parte, cumple de forma honesta: no es especialmente rápida, pero tampoco 'patina' ostensiblemente entre marcha y marcha.
La dirección asistida del Crossland X es uno de los apartados a mejorar. No es demasiado informativa y, por momentos, da la sensación de artificialidad, aunque no es un defecto demasiado acusado.
Además, la insonorización del interior podría mejorar, sobre todo, por el ruido aerodinámico de unos espejos retrovisores que se nos antojan un poco voluminosos. Esas turbulencias que generan, fundamentalmente en carretera, restan algo de confort al conductor y los ocupantes, aunque no parece nada preocupante.
Respecto a la capacidad de frenada, pocas pegas podemos ponerle. El peso del conjunto es de 1.361 kilos y durante nuestras jornadas de pruebas no se han manifestado como especialmente sensibles a una fatiga prematura. Eso sí, el tacto del pedal del freno puede resultar esponjoso en la primera parte del recorrido, aunque si lo accionas con decisión, sentirás que el coche se detiene en distancias cortas.
Antes de finalizar, debemos hacer otra aclaración. Esta combinación de motor y transmisión solo se puede elegir con el acabado Innovation, el más completo disponible.
Eso se traduce en una dotación de fábrica bastante amplia, entre la que destacan elementos de seguridad como el control de velocidad de crucero, el sistema de alerta por cambio involuntario de carril, el asistente de frenada de emergencia u otros relativos al confort, como el climatizador automático bizona y los sensores de aparcamiento delanteros y traseros, junto a la cámara trasera de ayuda al estacionamiento, el acceso y arranque sin llave Open & Start o el sistema multimedia con pantalla digital táctil de 7,0 pulgadas.
Un atractivo todocamino urbano, equilibrado y muy capaz, que anuncia un precio de partida de 25.240 euros, sin tener en cuenta las promociones del fabricante. Si le restamos esos descuentos, la cifra oficial queda por debajo de los 22.000 euros y esa es una cantidad mucho más razonable para un vehículo que, sin grandes alardes, conseguirá sorprenderte positivamente.
Solo queda que, ahora con más motivos que nunca, acudas a tu concesionario más cercano y lo conozcas en persona.
Opel Crossland X 1.5D 120 CV Aut. Innovation 2020