Teníamos muchas ganas de conducir el nuevo Mazda CX-30 2019, un novedoso modelo que se incorpora a la gama de la marca japonesa, colocándose directamente entre los ya de sobra conocidos CX-3 y CX-5.
Con sus 4,39 metros de largo, este SUV compacto se suma al segmento de moda, aunque con algunas particularidades que le aportan, a mi parecer, un toque diferenciador, que puede gustar entre los conductores españoles.
Y es que, a pesar de ganar esta atractiva estética de todocamino, en realidad, mantiene mucho de la esencia del Mazda3, del que, por cierto, hereda plataforma y motorizaciones.
La altura libre de la carrocería al suelo se mantiene en 17,3 centímetros y el peso excede en poco más de 100 kilos el del utilitario en el que se basa. O dicho de otro modo, tiene todo lo necesario para no alejarse del comportamiento francamente bueno del turismo.
En el interior, se respira también mucho la herencia citada, aunque debo destacar que transmite una mayor sensación de espacio y de calidad percibida. Además, el Mazda CX-30 goza de un maletero de 430 litros de capacidad que, si bien se aleja de referencias como el Peugeot 3008 (520 litros) y el SEAT Ateca (510 litros), no se aleja demasiado de otros representantes de categoría Premium, como el BMW X2 (470 litros).
Y es que Mazda parece haber encontrado un acertado nicho de mercado, en aquellos que buscan algo a caballo entre los modelos generalistas y los de mayor coste.
La posición al volante no se muestra mucho más elevada que en un Mazda3, algo que considero acertado y que he podido disfrutar gratamente en otros coches, como en el Volkswagen T-Cross.
Como no podía ser de otra manera, también toma del segmento SUV la falta de espacio de la plaza central trasera, aunque esto es algo a lo que nos tienen acostumbrados las marcas y que tiene difícil solución en la categoría de la que estamos tratando.

En la consola central, nos encontramos con una pantalla de 8,8 pulgadas, desde la que manejaremos el sistema de infoentretenimiento, eso sí, mediante la rueda giratoria y los mandos situados en el túnel central. Siendo muy intuitivo su uso, aquí también sorprende que huya de las habituales pantallas de mayor tamaño y de tipo táctil.
Personalmente, debo decir que me parece una solución muy racional y la más cómoda, algo a lo que se sigue recurriendo desde hace años en modelos de fabricantes de la talla de Audi, por ejemplo.
De las mecánicas disponibles en el Mazda CX-30, me quedo con el motor tetracilíndrico de gasolina, de aspiración atmosférica; un bloque que cubica 2,0 litros y que ofrece una potencia de 122 CV, dentro de la familia SKYACTIV-G. Es el que más tiempo he estado probando en la presentación y el que creo que la marca nipona terminará vendiendo en mayor número.

Me he decantado por su configuración con tracción delantera y asociado al cambio manual de seis velocidades, que viene a ser la de acceso a la gama del todocamino, estando disponible con un precio de partida de 27.575 euros, en su terminación 'básica' Origin.
Aplaudo que Mazda también permita al cliente decantarse por el cambio automático con convertidor de par, de seis velocidades, así como por la tracción total i-Activ AWD, sin que ambas tengan que ir obligatoriamente 'de la mano' (solo en los motores gasolina). Es decir, que puedes personalizar el coche totalmente a tu gusto y acorde a tus necesidades, algo que escasea en la oferta de otras marcas.
La mecánica turbodiésel SKYACTIV-D de 116 CV también puede acoplarse a los dos tipos de cambio, aunque no la tracción total, estando ambas versiones disponibles desde este mes de septiembre.


Ya en octubre llegará el revolucionario motor de gasolina SKYACTIV-X de 180 CV, que utilizará un interesante proceso de combustión, permitiendo una eficiencia muy cercana al del bloque de gasolina de menor potencia.
Centrándome de nuevo en la prueba, el Mazda CX-30, en su nivel de potencia de 122 CV, requiere de una conducción algo alta de revoluciones, ya que bajo el capó tenemos un bloque de aspiración atmosférica. Tendremos que trabajar con el cambio si queremos ganar velocidad con rapidez, dado que, en un uso normal, tanto la potencia como el par llegarán más dosificados que en una mecánica turboalimentada.
Me resulta agradable el tacto de la dirección, bastante precisa y reactiva, así como la caja de cambios, con un recorrido entre relaciones corto... en su justa medida. Lo mismo puedo decir de la suspensión que, incluso contando con un tarado algo más firme que en el Mazda3, absorbe sin problemas las irregularidades del terreno y consigue eliminar los molestos balanceos en curva, prácticamente imperceptibles.

El consumo que homologa en ciclo mixto el CX-30 es de 6,2 litros por cada 100 kilómetros, lo que viene a ser bastante coincidente con los datos reales que he podido leer en el ordenador de a bordo, siempre por debajo de los 7,0 litros.
El gasto de combustible se mantiene en este nivel gracias al sistema de desactivación selectiva de cilindros que incorpora, pudiéndose propulsar al coche únicamente con dos de los cuatro cilindros, cuando las condiciones de conducción lo permiten. Este modo 'bicilíndrico' se activa de forma automática y no transmite demasiada rumorosidad dentro del habitáculo, algo que es posible por el magnífico aislamiento del habitáculo.
En la reducción del consumo también entra en juego la hibridación ligera M Hybrid de esta versión SKYACTIV-G, que cuenta con un motor-alternador de tipo eléctrico, conectado a una red de 24 V y alimentado por un batería de iones de litio.


Esta tecnología electrificada, que permite al modelo obtener la etiqueta Eco (para los motores gasolina de 122 y 180 CV), actúa como motor de arranque y puede aportar hasta 7 CV extra de potencia, sin llegar a mover por sí sola el automóvil en ningún momento. También es responsable de la respuesta suave del bloque de combustión tras los cambios de marcha.
Cabe destacar, también, que el acabado de acceso cuenta de fábrica con asistentes como el control de crucero adaptativo, el sensor de aparcamiento trasero, el control de ángulo muerto y el sistema de aviso de cambio de carril involuntario, entre otros. Además, cuenta con tecnologías como el Head Up Display proyectado en el parabrisas y un navegador integrado en el sistema de infoentretenimiento, compatible con dispositivos Android y Apple.
Mazda CX-30 SKYACTIV-G 2.0 122 CV 2WD MT