BMW ha confirmado sus planes de lanzar un vehículo eléctrico de pila de combustible en 2028. Para llevar el proyecto a buen puerto, ha ampliado su colaboración con Toyota, uno de los pocos fabricantes de automóviles que todavía cree que el hidrógeno tiene futuro. 

Dado que el vehículo no se lanzará hasta dentro de cuatro años, la marca alemana se abstiene de entrar en detalles. Sin embargo, afirma que el coche será una versión de un vehículo ya existente.

El último proyecto de hidrógeno de la firma de Múnich se basaba en el X5. Dicho esto, la lógica nos dice que un SUV de hidrógeno no sería una versión de producción del iX5 fotografiado aquí, pues esta generación ya está en la segunda mitad de su ciclo de vida. 

Sea cual sea la forma que adopte, BMW se compromete a vender un producto original que se mantenga fiel a la marca en lugar de ser un Toyota rediseñado. Eso sí, cabe señalar que las pilas de combustible del iX5 Hydrogen son suministradas por Toyota.

El SUV de emisiones 0 forma parte de una flota de pruebas de menos de 100 unidades construidas en Spartanburg y modificadas en una planta piloto de Múnich. Allí es donde el iX5 de 401 CV recibe su par de depósitos de hidrógeno de 700 bares fabricados en plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP). Ambos contienen seis kilogramos de hidrógeno para una autonomía WLTP de 504 km. El vehículo tarda entre tres y cuatro minutos en repostar, más o menos lo mismo que un X5 de gasolina o diésel.

Siempre que el primer coche de hidrógeno de BMW se base en la próxima generación del X5, se sustentará en la misma plataforma CLAR que las versiones de gasolina, diésel e híbridas enchufables. Hay informes que apuntan a que BMW también podría lanzar un X5 eléctrico convencional con baterías. Se supone que el próximo X5 entrará en producción en la segunda mitad de 2026.

La plataforma Neue Klasse, que llegará el año que viene, será la primera arquitectura eléctrica específica de BMW y se está desarrollando con una configuración de pila de combustible de hidrógeno en mente. 

Puede resultar sorprendente, pero BMW lleva participando activamente en el desarrollo de coches de hidrógeno desde 1979. Todo empezó con el 520h, que incorporaba un motor de combustión modificado para funcionar con este elemento, una fórmula que se repitió posteriormente con las berlinas E38 y E65 con propulsor V12, durante la década de 2000.

Sin embargo, el trabajo en los motores de combustión interna de hidrógeno se abandonó hace muchos años, ya que los ingenieros prefirieron centrarse en las pilas de combustible tras darse cuenta de que son más eficientes.

En declaraciones a GoAuto a principios de este año, Jürgen Guldner, vicepresidente de Tecnología de Pilas de Combustible de Hidrógeno y Proyectos de Vehículos del Grupo BMW, dijo:

"Básicamente, con el X5 Hydrogen FCEV conseguimos unos 500 km con un repostaje. Si pusiera un motor de combustión en el mismo coche con el mismo depósito, no llegaría ni a 300 km. Esa es la diferencia entre un producto que podemos vender y un producto que no podemos vender. A partir de los 500 km, y con un tiempo de repostaje de tres o cuatro minutos, creo que la gente se planteará pasarse al hidrógeno, así que es importante".

Hay un problema importante que nos gustaría destacar. Sí, la infraestructura de repostaje. Es prácticamente inexistente en muchas partes del mundo, por lo que no nos sorprenderá que el vehículo sólo se venda en unos pocos países.

Faltan cuatro años para 2028 y la red podría mejorar para entonces. BMW y Toyota afirman que están "buscando proyectos regionales o locales para seguir impulsando el desarrollo de la infraestructura de hidrógeno a través de iniciativas de colaboración".

BMW iX5 Hydrogen