Se llama Focus (Ghia Focus, más concretamente), pero tiene muy poco que ver con el conocido compacto del segmento C del fabricante estadounidense.
Sin embargo, el extraño prototipo que hoy recordamos fue el primer Ford en llevar un nombre que se convertiría en histórico dentro del mundo de la automoción.
Presentado en el Salón del Automóvil de Turín de 1992, el extravagante concept lo apostó todo a un estilo decididamente inconfundible y a una relación peso-potencia muy interesante.
Tan atrevido como ligero
Basado en un modelo de espíritu deportivo como el Escort RS Cosworth 4WD (sí, como lo lees), el coche era bastante compacto, con una longitud que se quedaba en los 4,14 metros.
Ford Ghia Focus Concept 1992
Las formas de la carrocería eran, cuando menos, poco convencionales. Curvas y superficies suaves y elaboradas caracterizaban el concept diseñado por Taru Lahti, que admitió haberse inspirado en la anatomía humana para su creación.
Un prototipo que atrajo la atención de Giorgetto Giugiaro, quien, según testigos presentes en el salón del automóvil de ese año, exclamó nada más ver el coche: "Esto no es un coche, es una obra de arte".
Aparte de su aspecto, el Ghia Focus también era sofisticado en su construcción, con una carrocería de paneles de fibra de vidrio que reducía el peso total a sólo 950 kg.
No le faltaba potencia
El interior del Ford lucía amplios asientos de cuero, mientras que el volante de madera rendía homenaje a los primeros modelos de la marca. Otro rasgo distintivo del concept era, sin duda el motor turbo, un 2 litros de cuatro cilindros, con 227 CV y 300 Nm.
Ford Ghia Focus Concept 1992, el interior
Tras el Salón de Turín, el prototipo no recibió luz verde para su producción en serie. Ahora bien, este Focus tan especial no fue desmantelado, sino que permaneció en propiedad de la marca durante unos años antes de ser vendido a un coleccionista en 2002, por alrededor de un millón de dólares.