La opinión de Mazda sobre el coche eléctrico queda perfectamente interpretada en el MX-30, un coche moderno y construido con materiales reciclados cuyo mayor obstáculo para las ventas es el escaso alcance que ofrece. En concreto, 200 km en ciclo mixto. 

Sin embargo, por mucho que la empresa japonesa haya anunciado una versión con autonomía extendida (a partir de un motor rotativo), los altos directivos siguen creyendo que un coche de emisiones cero debe tener una batería pequeña, capaz de garantizar la tranquilidad en los trayectos diarios habituales y poco más. 

Galería: Mazda MX-30 e-Skyactiv R-EV 2023

Cambiar el chip... en el futuro

Esta vez es el CEO de Mazda Estados Unidos, Jeffrey Guyton, quien ha declarado abiertamente que un coche eléctrico con mucha autonomía y una gran batería no tiene futuro. Una afirmación cuando menos contradictoria si se tiene en cuenta que una encuesta reciente de Green Car Reports mostraba que los conductores aspiran a comprar un modelo 'a batería' con al menos 480 km de alcance.

El problema, según Guyton, es que la gente de hoy sigue teniendo como referencia los vehículos de gasolina, que te llevan donde quieras y cuando quieras (dentro de los límites de una parada en la gasolinera). Su opinión y la de Mazda es que el coche eléctrico ha nacido para una necesidad diferente: la movilidad cotidiana.

Es decir, te lleva de casa al trabajo y viceversa, permitiéndote entre medias hacer todas las paradas necesarias para ir de compras, recoger a los niños del colegio y demás. "Y cuando los automovilistas comprendan esto", dijo Guyton, "entonces también entenderán que un coche eléctrico con una batería pequeña y una autonomía más corta será la solución ideal".

Recargas sencillas y rápidas

En resumen, los directivos de Mazda creen que a medida que el coche eléctrico se generalice, los conductores aprenderán a entender su uso real y se darán cuenta de que disponer de una autonomía exagerada será completamente innecesario.

Mientras tanto, las velocidades de carga aumentarán, las estaciones de recarga se generalizarán y programar una parada para llenar la batería de electrones será cada vez más sencillo, con lo cual esas distancias largas sin recargar carecerán de sentido.

Por si fuera poco, esto redundará en una mejor utilización de los recursos. Construir baterías más pequeñas reducirá mucho la contaminación en la producción del vehículo y permitirá electrificar más coches, lo que contribuirá a acelerar la transición y a reducir las emisiones de CO2. ¿Será realmente así? Ya veremos, pero Mazda, aun yendo a contracorriente, suele tener ideas brillantes.