¿Puede una herramienta de movilidad cotidiana como el telepeaje ayudar a reducir las emisiones de CO2? No es una cuestión de química, sino de física y tecnología, y la Universidad Ca' Foscari de Venecia analizó tres años de tráfico en la autopista italiana A4 para demostrarlo, obteniendo resultados sin precedentes.
Se analizaron un total de 74 kilómetros de autopista, con un transito medio diario de unos 150.000 vehículos y una cifra de ahorro total de 2.500 toneladas de CO2 en tres años. Pero vayamos paso a paso y echemos un vistazo al estudio.
Menos emisiones, más velocidad
Para ir al grano, según la investigación llevada a cabo por la Universidad de Venecia, la reducción de las emisiones nocivas de coches y camiones fue posible gracias al mantenimiento de una determinada velocidad en los carriles destinados a este pago automático, con lo que muchos vehículos evitaron detenerse y volver a arrancar en el clásico peaje de pago en efectivo o con tarjeta.
¿Pero por qué? Como resumen rápido, la física afirma que se necesita mucha energía para poner en movimiento un cuerpo u objeto que está parado, mucha más de la que se necesita para acelerar desde una velocidad X (inferior) a una velocidad Y (superior).

Este fue el principio en el que se basó el razonamiento de la Ca' Foscari que, mediante un algoritmo desarrollado por unos estudiantes de ingeniería, calculó el ahorro que supone cada vehículo que emplea el sistema telemático.
Así las cosas, para el total de 128 millones de vehículos que transitaron en tres años (de 2019 a 2021) por los 74 km de la autopista A4 examinados, podría ahorrarse el equivalente a 2.500 toneladas de CO2, excluyendo otras partículas menores.


También se reduce el ruido
También hay que tener en cuenta un segundo factor, el de los atascos que se producen en los peajes. Todo aquel que emplee un sistema de telepeaje, sabe que a veces se pueden evitar retenciones bastante importantes en las estaciones de peaje.
Precisamente en esos puntos, varios minutos de parada y arranque provocan una emisión bastante llamativa de gases nocivos procedentes de los sistemas de escape de los coches, que, además, también emiten un segundo tipo de contaminación, la acústica. Un aspecto que en zonas verdes es algo muy a tener en cuenta.
Giovanni Vaia, profesor e investigador de la Universidad Ca' Foscari de Venecia, dijo:
Este estudio demuestra cómo la sostenibilidad y el desarrollo económico de una zona surgen de las prácticas estratégicas, operativas y de gestión centradas en la reducción del impacto ambiental mediante la innovación en toda la cadena de producción de servicios, combinando dos aspectos: el ecológico y el económico.