Tal vez, si no fuera por la saga de videojuegos de Gran Turismo, el Nissan R390 GT1 habría acabado olvidado, en la lista de los supercoches más desconocidos de la historia. Sobre todo, porque tampoco fue especialmente exitoso en Le Mans...

Construido con volante a la derecha, el único ejemplar homologado por Nissan para la carretera protagonizó una rara aparición el pasado fin de semana a orillas del lago de Como, en Italia. De hecho, acudió al Concorso d'Eleganza Villa d'Este 2022 para mostrar, entre otras cosas, su enorme alerón rojo y la melodía que emite su maravilloso motor V8.

Si recuerdas, en el corazón del superdeportivo de motor central se encuentra la unidad VRH35L, desarrollada conjuntamente con Tom Walkinshaw Racing (TWR) y con un par de turbocompresores. El motor de 3,5 litros ofrecía unos 550 CV y un par de 637 Nm en 1998, cuando se presentó el R390 GT1 como coche de carretera, antes de la posterior versión de carreras.

Y como no podía ser de otro modo, la potencia se canalizaba al eje trasero, a través de una transmisión secuencial de seis velocidades, con una palanca de cambios de recorrido corto.

Nissan R390 GT1 Road 1998

El motor suena de maravilla, incluso cuando el coche está parado, y es una verdadera pena que Nissan no cumpliera su promesa de fabricarlo. Si se hubiera decidido a hacerlo, el supercoche habría acabado costando la friolera de un millón de euros.

Aunque era un automóvil bastante grande, con 4,7 metros de largo y 2,0 metros de ancho, el R390 GT1 pesaba apenas 1.100 kg. Lo que sin duda, era un punto a su favor.

En su momento, Nissan hizo algunas afirmaciones bastante impresionantes sobre su rendimiento, anunciando un 0 a 48 km/h en 1,2 segundos, un 0 a 96 km/h en 3,9 segundos y un 0 a 129 km/h en 6,0 segundos.

A toda velocidad, el R390 GT1 alcanzaba una velocidad máxima de 354 km/h, tras completar el cuarto de milla (402 metros) en 11,9 segundos. Incluso casi 35 años después, estas son unas cifras muy jugosas para lo que habría sido el Nissan definitivo.

Ian Callum fue el responsable del diseño y, por si aún no te has dado cuenta, tomó prestados los faros del 300ZX. Lo increíblemente baja que era la altura de su carrocería hace que sea bastante difícil de conducir en vías abiertas al tráfico, aunque tampoco es que el Porsche 911 GT1 Straßenversion o el Mercedes-Benz CLK GTR vayan sobrados en este sentido...