Alpine vuelve a estar en el foco. Después de muchos años de letargo, en pleno 2021, la histórica marca francesa vuelve a tener modelos de calle y ahora da nombre al equipo de Fórmula 1 del Grupo Renault.
Este pasado fin de semana, durante el Gran Premio de Bahrein, Fernando Alonso y Esteban Ocon han devuelto a la marca al panorama competitivo de primer nivel, en una relación entre Renault y Alpine que se remonta a 1973.
Pero la historia de Alpine no solo está ligada a la F1, sino a muchos otros vehículos de alto rendimiento. Probablemente, el más famoso de todos sea el mítico A110 de los años 60, recordado por sus participaciones en el mundo de los rallies.
La marca, tras una serie de modelos deportivos a lo largo de las décadas, resucitó en 2017 con la reinterpretación del A110, un coupé con un motor derivado del que emplea el Mégane R.S. Cup. Sin embargo, hubo más modelos que contribuyeron a la mística de la firma gala, como el GTA Turbo que aquí te mostramos.
Uno de los últimos ejemplares del GTA Turbo, de 1992, se acaba de vender en una subasta en la página Cars & Bids, por 16.511 dólares (unos 14.000 euros al cambio actual). El GTA debutó en 1984 y las estimaciones afirman que se fabricaron unos 6.000 ejemplares en los ocho años posteriores.
La línea del modelo francés llamó la atención por un aspecto futurista para la época. El frontal está dominado por unos anchas ópticas rectangulares y un agresivo splitter del mismo color Azul Stratos que la carrocería.

En el lateral se puede ver un diseño muy inusual, caracterizado por la inscripción 'V6 Turbo', las llantas de aleación de 15 pulgadas y la luneta trasera inclinada. En la parte trasera, las dos salidas de escape y el llamativo alerón anuncian las intenciones deportivas de este coupé.
Asimismo, el interior seguía esa línea futurista iniciada en el exterior. Los asientos deportivos dibujaban una línea poco convencional, con orejas laterales muy prominentes y los reposacabezas integrados en los asientos. La instrumentación era minimalista y estaba orientada al conductor.

El volante, de finos radios forrados de piel, permitía ver con claridad la instrumentación. En el lado izquierdo del salpicadero existía hasta un cronómetro, una herramienta indispensable si se iban a dar unas cuantas vueltas al circuito preferido.

También sabemos que el coche había recorrido menos de 29.000 millas (unos 46.000 kilómetros) y llegó a Texas tras ser importado desde Japón. Una historia un tanto compleja para un Alpine clásico, que ahora está listo para volver a rodar por la carretera, para deleite de su nuevo propietario.
Fuente: Motor1.com Italia