Si el Kadett GSi fue el 'niño bonito' de Opel en la década de los 80, el Calibra mereció el mismo título honorífico en los años 90. El coupé germano supuso el relevo definitivo para el Grand Sport Injection y sirvió para que la firma alemana continuara siendo muy deseada entre los clientes jóvenes y de mediana edad. 

La historia del Calibra se remonta al salón de Frankfurt de 1989, momento en el que se presentó en sociedad. El coche se puso a la venta en 1990 y experimentó un restyling en 1994, para desaparecer definitivamente en 1997, con más de 238.000 matriculaciones a sus espaldas. 

En este artículo, nos vamos a centrar en el Calibra 'original', el anterior al facelift, cuya oferta comprendió motores de gasolina con 2,0 litros de cilindrada. El de acceso a la gama, de aspiración atmosférica, montaba una culata de ocho válvulas y desarrollaba 115 CV. Un escalón por encima, se situó una mecánica de 16 válvulas y 150 CV, que podía combinarse con un sistema de tracción total. 

En 1993, se inició la comercializó de la versión Turbo 4x4, con un propulsor también de 2,0 litros, pero animado por un turbocompresor, que alcanzaba los 204 CV. Y unos meses después, dentro de ese mismo año, apareció la mecánica 2.5 V6, con 170 CV.  

Los precios del Calibra daban comienzo en los tres millones de pesetas y acababan en los más de cuatro que costaba la opción turboalimentada. Por su parte, el V6 se quedó en los 3,9 millones, aproximadamente. 

Sin duda, el modelo enamoró a muchos, pero lo mejor es que la carrocería no solo era atractiva, sino también avanzada aerodinámicamente. Además, el formato no impedía la adopción de un gran portón trasero, gracias al cual cargar el maletero resultaba una operación muy sencilla. 

Opel Calibra 1990-1994

Las prestaciones del Calibra Turbo 4x4 resultaban explosivas: 246 km/h de velocidad máxima y 6,3 segundos para acelerar de 0 a 100, en un vehículo de 4,49 metros de longitud y algo más de 1.400 kilos. 

El sistema de tracción total, dotado de un embrague central electrohidráulico, era muy curioso, ya que, en el momento en que se tocaba el freno, el tren trasero dejaba de ser motriz, con el fin de que el ABS actuase correctamente. 

Opel Calibra 1990-1994

En este coche, el aire acondicionado y el techo solar eran opcionales, pero a cambio se disfrutaba de dirección asistida y de un equipo de sonido con seis altavoces. La caja manual de seis velocidades, así como unas llantas de aleación de 16 pulgadas, eran exclusivas del Calibra Turbo.

En lo referido al dinamismo, el Opel Calibra obtuvo buenas críticas en general, si bien el equipo de frenos, con tendencia a fatigarse, no terminó de convencer a algunos. De lo que no hay duda es del éxito de este coche, que fue el modelo soñado por muchos en la última década del siglo XX. 

Galería: Opel Kadett GSi 1984-1991