Esta noticia te va a sorprender igual que a nosotros. Debemos retrotraernos al año 1995. Se van a disputar las 24 Horas de Spa, en Bélgica, pero Peugeot ha abandonado por completo la resistencia, al no adherirse al nuevo formato de los GT1. De hecho, el Peugeot 905 se ha retirado de la competición y su motor V10 lo ha empezado a utilizar el equipo McLaren en Fórmula 1.
Sin embargo, la firma francesa estaba decidida a participar en la carrera de resistencia con un vehículo propio. De esta forma, decidió embarcarse en una operación a medio camino entre el marketing, la genialidad y la locura. Participó con un Peugeot 806.
Efectivamente, en la parrilla de salida de las 24 Horas de Spa de 1995, se pudo ver un monovolumen de siete plazas, un tipo de vehículo inusual en competición, pero con una fama creciente por la demanda de las familias numerosas. De hecho, dada la practicidad del vehículo, en los años sucesivos, los monovolúmenes grandes vivieron su particular momento de esplendor.
No obstante, como te podrás imaginar, el vehículo que disputó la prueba de resistencia belga era bastante diferente del modelo de producción. Para alcanzar un nivel competitivo a la altura de la prueba, los responsables técnicos de Peugeot tuvieron que realizar un esfuerzo considerable.

Ese año, Peugeot obtuvo muy buenos resultados en los diferentes campeonatos de rallies donde participó con los 306 Maxi, así como con el Peugeot 406, en los certámenes de 'superturismos'. El motor del 306 Maxi tenía una cilindrada de 2,0 litros y desarrollaba 280 CV de potencia a 8.700 rpm. Este motor fue el elegido para el Peugeot 806 de las 24 Horas de Spa.

Además de la mecánica, el 806 recibió varios cambios, incluyendo la suspensión y los frenos. Esta mezcla de donantes obtuvo un buen resultado. Como prueba, de los 46 vehículos inscritos en la carrera, el Peugeot 806 rozó el codiciado 'top ten' de la clasificación, obteniendo un magnífico puesto 12 en la parrilla de salida.

El coche pertenecía al equipo Kronos, que recibía el apoyo técnico directamente de Peugeot Bélgica y que luego participó oficialmente en el campeonato Procar. Los pilotos Eric Bachelart, Philippe Verelleny y Pascal Witmeur formaron el conjunto y completaron gran parte de la carrera.
La buena clasificación le dio esperanzas al 'team', aunque más tarde tuvieron que enfrentarse a algunos contratiempos referidos a la fiabilidad del vehículo. El peso, la aerodinámica y el elevado centro de gravedad provocaron problemas que, aunque no se manifestaron durante la calificación, resultaron catastróficos a lo largo de la carrera.
Después de la primera hora de carrera, el vehículo se detuvo por un problema de frenos; una vez reparado, el 806 volvió a la pista, pero el diferencial le obligó a detenerse de nuevo. Un poco más tarde, el soporte del motor falló debido a la elevada tensión en el chasis. Desafortunadamente, a pesar de toda la buena voluntad del mundo, el equipo tuvo que abandonar a mitad de la carrera porque el motor sumó varios fallos más.

Esta aventura sigue siendo una de las más interesantes y originales en la historia del automovilismo. El espíritu transgresor de la marca dio origen a este extraordinario modelo.
Estamos convencidos de que este proyecto debería ser considerado en la actualidad como un ejemplo a tener en cuenta en el mundo automovilístico, cada vez más encorsetado y poco imaginativo.